Té & Café

Tea 12

Estaban en la Universidad de Londres, ahí se encontraban Danielle y Elizabeth, las dos con mejor promedio en sus respectivas carreras, ciencias computacionales y medicina. Pero ese día no estaban en la mejor condición posible, las dos tenían sueño, cansancio, estrés y mucho resentimiento, una mucho más que la otra. Mientras que Elizabeth James, estaba siendo masacrada por su profesor designado para su beca, por no cumplir los requisitos de esta.

 

—Señorita James, esta tipo de conducta en medio de una de sus prácticas es inaceptable; y más si se trata de una de una estudiante de honor como usted —hablaba con un semblante duro, un hombre de mediana edad, esté vestía un traje color café y encima de este una bata de laboratorio. Se veía a los ojos de la joven, como un vejestorio insulso y perfeccionista, que como era costumbre, no entendía a las nuevas generaciones.

 

—No volverá a suceder —con un rostro inexpresivo.

 

—Eso espero —junta sus manos para alzar la mirada una vez más—, ya puede retirarse.

 

La chica de baja estatura se levanta y se retira de la oficina sin decir una palabra. Cuando salió tenía ganas de golpear a la primera persona que se le acercara, cosa que no hizo al ver a más profesores caminando por esos viejos pasillos. Por lo que simplemente se va de nuevo a su salón para prepararse para su siguiente clase.

 

En otro lado de las enormes instalaciones, en la facultad de ingeniería se estaban preparando para los usuales proyectos de final de semestre. Esta vez se trataban de diseñar un software, de cualquier índole, algunos se decidieron en el entretenimiento, un videojuego, otros en sistemas más complejos y en algunos casos como el grupo de Danielle, la educación. Ahí estaba ella, en una silla escuchando las ideas, mayormente estúpidas de sus compañeros, a los ojos de ella realizar un programa de educación en idiomas iba a ser complicado, aun más en el momento de la traducción y modificación de textos.

 

"Eso no está yendo a ningún lado" pensó masajeándose la sien por la jaqueca que tenia en ese instante.

 

—Ed, digamos que este programa funcione, ¿Cómo podríamos hacer para enseñar un idioma? —habla Charles, un chico sin mucho animo de ofender, simple, de piel pálida y cabello claro, no resaltaba mas que Danielle. A su lado estaba Edward, el líder de ese grupo particular. El nombrado solo muestra una sonrisa.

 

—Solo tenemos investigar, un idioma bastante sencillo seria el alemán, lo estudie antes de entrar en la universidad —varios de sus compañeros lo veían con escepticismo, no estaban convencidos aun—, por los momentos designaremos la parte de cada uno, y si alguno le toca algo que otro estará haciendo entonces se tomaran etapas.

 

Se escribieron varias partes del proceso en papeles, algunos inclusive llegando a tomar dos, esos no tenían trabajos a los que ir, en total eran cinco personas y de ultimo llego el turno de Danielle, tocándole la modificación de textos y códigos adyacentes. Una sonrisa ladina apareció en el rostro de Edward, cosa que Danielle ignora solo para salir de ahí con la escusa de su trabajo, no tenia paciencia en ese momento.

 

—Claro, como yo sé tanto de alemán, estúpido Edward —iba caminando con una mueca, necesitaba con urgencia una siesta, en ese momento cuando diviso a su compañera de apartamento en peor estado, solo pudo suspirar—. ¿Qué tal te fue?

 

Ambas se habían encontrado ya en el estacionamiento de la universidad, ambas con ojeras y estrés encima. Elizabeth simplemente bufo con la pregunta de su amiga, subiéndose a su pequeño auto seguida muy de cerca por Danielle.

 

—El viejo de la beca me dio un ultimátum por mi comportamiento en la práctica —mientras hablaba introducía la llave del vehículo para encenderlo—. Al parecer, estar tan concentrada mientras sacaba la sangre me hizo ver como una sociópata —riendo sin ganas sujetando con fuerza el volante.

 

—Bueno, estabas sacando sangre —comentario que hizo a Elizabeth cierta gracia—. Ya llame al jefe y le dije que estaba enferma, no quiero ir a trabajar.

 

—Yo también lo hare, si hoy casi golpeo a alguien, no quiero averiguar que le hare a un cliente —después de decir aquello saca su celular y llama a la encargada de la librería—. Buenas tardes sra. Leahy, hoy no podre ir, no solo problemas personales. Sí lo sé, gracias sra. Leahy —colgando la llamada—. Bueno, vamos a ver nuestros invitados no deseados.

 

Después de un breve viaje, las dos llegan a su edificio. Con desgano suben las escaleras hasta el tercer piso y al estar frente a frente a su puerta, un suspiro escapa de Danielle y Elizabeth abre la puerta. Al entrar se encuentran con Jaden viendo muy entretenido una de las series de Danielle. Se encontraba sin su chaqueta, solo con la camiseta del día anterior, viendo concentrado una serie policiaca coreana, donde una chica podía ver los olores. A su lado estaba una bolsa vacía de papas fritas.

 

—¿Qué haces? —Elizabeth quien estaba cansada y hambrienta es la primera en sacarlo de su burbuja, esté la ve y tan rápido como pudo se pone de pie tomando la bolsa de papas. Las dos chicas lo miran solo para notar que estaba algo ansioso.

 

—Hola, bueno, no deje nada sucio y esto lo compre con mi dinero —mostrando la ya arrugada bolita que había hecho con la bolsa—. Logan no esta porque tuvo que hacer algo de su trabajo, pero regresara pronto —mostrando una enorme sonrisa.

 

—Esta bien, esta bien. Primero estoy cansada y no les quiero ver las caras ni a ti ni a tu zanahoria amigo, ni siquiera al corazón de pollo de mi amiga, ahora si me disculpan ambos, me iré a morir un rato —el tono de su voz no era amable, lo siguiente que hizo fue dejar su chaqueta en el perchero, ir a su habitación y así cerrar con un golpe seco su puerta.




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