Té & Café

Coffee 17

Jueves, 6 de octubre

 

Habían pasado varios días desde la ultima vez que habían hablado, pero Logan aun seguía con sus pensamientos hechos un lio. Tenia un conflicto, y lo seguiría teniendo no importara cuanto caminara en círculos en su sala de estar, siendo observado por Lui quien estaba recostado en el sofá. Fue después de ver a Jaden la noche del sábado que solo en su departamento no pudo dejar de pensar en el tema, siendo inclusive peor el domingo, por estar sin hacer nada se propuso a volver a ver la saga completa de Star Wars, objetivo que cumplió con honores. Al inicio de la semana se convenció a dejar el tema de lado, enfocarse en sus estudios y trabajo, pero tan pronto su amigo le hablo de Danielle, inevitablemente el rostro de esa chica de largo cabello rizado se le apareció en el pensamiento.

 

—¿Principal por qué me gusta? —se detuvo y observo a Lui por un minuto hasta que este le maulló—. No, no es porque me parece la chica más interesante que he conocido en un tiempo. Aunque si nos ponemos a pensar no conozco muchas personas —un segundo maullido de Lui lo hizo sobresaltar—. Genial, ahora me volví el loco de los gatos.

 

Se tiro de lleno al sofá, espantando al minino, tiro su cabeza hacia atrás, respiro lo mas profundo que pudo, pero la melodía de Ride de Twenty One Pilots lo sobresalto e hizo correr su corazón. Insulto a Jaden lo mas fuerte que pudo, ese era su tono personal, abrió el mensaje para así poder insultarlo como se debía, pero ahí estaba con una sonrisa divertida en su rostro. Termino de insultarlo, se acomodo la camisa abotonada que traía puesta, le respondió y tomando sus cosas se fue a trabajar; no sin antes hacer una visita rápida.

 

—Deséame suerte Lui —y como si el atigrado felino sabia lo que su amo le decía, este le maúlla, con eso Logan cierra la puerta y va rumbo a Hay's Galleria.

 

💊💊💊

 

Exámenes, proyectos, final del semestre y la proximidad de las vacaciones se le junto al mismo tiempo a Jaden, provocando estrés y con ello una fiebre alta. Era irónico, porque esa semana Danielle le había preguntado si podía ir a su casa justamente ese día, provocando que el estrés aumentara un poco más. Sentía como su cuerpo se debilitaba en su cama, solo tenia sueño, su apetito no volvía y en sus adentros sabia que no quería bajar donde sus padres. Su puerta se abrió lentamente, dejando ver a una señora de cuarenta y nueve años, de cabello castaño oscuro con algunas canas y ojos de un color ámbar intenso.

 

—Hijo, iré al mercado que al parecer hay ofertas en hortalizas de temporada. Te deje la comida en la cocina, cuando quieras bajas a comer —su voz sonaba apenada por dejar a su hijo en esa condición, pero no había nada en la despensa y tenia que aprovechar—. Tienes que avisar a tu trabajo que no iras hoy, regresare lo más pronto que pueda.

 

—Está bien mamá —tan pronto su voz salió su madre le lanza un beso y cierra la puerta, Jaden como puede toma su celular y le manda un mensaje de texto al sr Growney y a Danielle para que está no viniera, al final solo se cubre con las sabanas y vuelve a caer dormido.

 

Jill, la madre de Jaden, al buscar su cartera y monedero, reviso para su mala suerte que se le hacia tarde, acto que ocasiono que no cerrara con llave la entrada de su casa. En todo caso su hijo estaba ahí, algo drogado por las pastillas pero estaba lucido, y estando en un barrio tranquilo de Battersea no le preocupo demasiado. Se monto en su auto y fue directo al supermercado.

 

unos minutos después...

 

Danielle estaba confundida, demasiado, leyendo el mensaje que le había mandado Jaden con una mirada de curiosidad vio la casa de ladrillo rojo y paredes blancas—. ¿Me mandas el mensaje cuando ya estoy aquí? —observo los alrededores, el resto de casas parecidas, el jardín con flores, y de nuevo la casa con una placa al lado del buzón con el grabado Evans. No sabia que hacer. No perdió el tiempo y toco el timbre, pero nadie salió, lo mismo hizo con la puerta, el resultado fue el mismo. Por mera curiosidad probo el abrir la puerta y al notar la falta de seguro en esta se asusto—. No debería de entrar sin permiso.

                

Aun diciendo eso estaba haciendo frío. Se disculparía luego, aunque le diera demasiada vergüenza después. Abrió lentamente la puerta, como si de una película de terror se tratase, pudo notar una sala hogareña con muebles viejos y paredes opacas, fotografías y pinturas en las paredes, una incluso de su compañero y amigo. Sonrió para si misma al confirmar que era la casa correcta, pero el sentimiento de nerviosismo no se iba, y pronto uno de preocupación invadió su cuerpo, si Jaden estaba enfermo, ¿Quién lo estaba cuidando si la casa estaba sola?

 

Camino hasta la cocina, donde en la mesa se encontraba un plato de avena con canela delicadamente colocado debajo de un domo de tela, olía muy bien, justo al lado había una nota y al tomarla una sonrisa surco sus labios. Con esa sonrisa empezó a masajear su cuello, estaba aun nerviosa, pero al menos tenía que ver al enfermo.

 

Subió con la bandeja en de comida al segundo piso, tuvo que adivinar cual habitación era de Jaden, pero no le fue difícil hallar la puerta con algunos logos de bandas, algunos que no conocía. Toco de nuevo la puerta, acercando su oído para escuchar mejor, sin éxito, la posibilidad de que estuviera en el quinto sueño surjio, aun así entro con cautela y con la bandeja temblando en sus manos. Pero ahí estaba Jaden, él estaba tapado hasta el cuello por la sabana, se veía sumamente tranquilo, inclusive su cabello estaba despeinado. Dejo la bandeja en el escritorio al lado de la cama, observando la pared llenas de fotografías.




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