Té & Café

Tea 22

Ese lunes temprano Ethan tenía que abordar el tren hacia Lacock, el pueblo natal de ambos hermanos y Elizabeth, quien hubiese pensado que los tres se quedarían dormidos. Las chicas estuvieron durante el viaje a la estación maldiciendo, con la ropa del día tomada a las rápidas sin ver que habían agarrado. En el camino pudieron conversar un poco, aunque Elizabeth seguía con los ojos puestos en el camino.

 

—Oye Eliza —hablo el menor en el auto, la nombrada solo produce un gruñido como respuesta—, ¿No es raro que sean conocidas de esos dos?

 

—Las personas conocen a gente nueva todos los días, no es tan raro.

 

—Pero son ustedes, esos dos se ven como chicos sacados de libros para pubertas hormonales, bien parecidos y talentosos, bueno uno es más idiota, pero eso no le quita que este bueno —aun estando medio dormida Danielle suelta una risilla.

 

—Eth no saques tu lado bisexual así, pero si Jaden esta mas bueno que el pan, pero esta mas imbécil que la verga —con ese comentario Danielle se carcajeo.

 

—¿Y Logan? —Danielle había dado con la mejor pregunta, y su hermano tenia ganas de besarla en la mejilla, cuando quería era una genio.

 

—Logan es Logan, es un enorme oso de peluche inofensivo, es un buen amigo —los hermanos Bennet se habían quedado con la boca abierta, primera vez que escuchan a esa chica hablar de un chico de esa manera.

 

—Ok. Me volví un ocho —Había advirtió Danielle seguida de una respuesta afirmativa de su hermano. Ethan por muy poco logro tomar el tren entre bostezos y con lagañas en los ojos, mientras que era despedido por dos chicas en piyamas cubiertas con sus abrigos.

 

Ambas al llegar a la universidad se dispusieron a ponerse solo pantalones en el auto, en los baños se pondrían las blusas, sin contar los zapatos, las combinaciones de colores fueron una pesadilla, teniendo Danielle una camisa de cuadros roja encima de un sweater azul marino y un pantalón gris, para Elizabeth la combinación de una blusa manga larga violeta y pantalones ceñidos azul marino la hacían ver especialmente desproporcionada y las zapatillas mostaza le daban sin duda el toque final. Si ellas no tuvieran tallas de diferencia se hubieran intercambiado las prendas, pero no lo eran y solo les quedaba aceptar su destino.

 

—Genial, como si ya no necesitara que estos idiotas tuvieran algo para burlarse —vocifero Elizabeth, no tenia ganas de enojarse, pero el dolor de cabeza era inevitable—, nos vemos.

 

—A mi me toca reunión con mi grupo de proyecto, estupendo —se abrocho la camisa a cuadros rojos y negros, llevando su abrigo a su lado y su mochila en la espalda. Camino al ritmo de Teddy Picker de Artic Monkeys, mientras que oía a lo lejos las risillas de estudiantes de diversas facultades. Al llegar al salón donde sus otros compañeros ya la estaban esperando, una sonrisa divertida apareció en sus rostros, mientras que unos se rieron.

 

—¿Qué mierda tienes puesto Danielle? —uno de los que se rio, Edward, el líder del equipo de proyecto, un chico de cabello castaño en donde lo que mas resaltaban eran sus ojos verdes brillante y unas pecas se los resaltaba aun mas—, tampoco es que sea de mi interés.

 

—Hola Ed. —el sonido en seco del abrigo de esta impactando con el asiento dio lugar a un silencio incomodo, donde el sonido de algo siendo colocado en la mesa—. Aquí tienen mi parte, no sé que tan bien el código se una.

 

Edward tomo el USB y lo introdujo en la computadora, el código se veía bien pero un error surgió al tratar de modificarlo, cosa que hizo suspirar a Danielle—. Si quieres podemos ayudarte, no hay problema es normal ayudar a una compañera.

 

Pero la sonrisa cínica que tenia en el rostro solo le advirtió que se estaba burlando de ella, y con un ceño fruncido Danielle toma de vuelta el USB.

 

—No te preocupes, yo veré la manera de hacer que funcione, mándame el código base del programa —antes de que pudiese decir algo continuo—, todo el código, no una sola parte.

 

Los demás miembros estaban viendo como a Edward se le salió una risilla, como si hubiese sido descubierto, cosa que en vez de molestarlos, solo les dio aun más risa. Danielle estaba cansada, ella solo quería terminar ese proyecto para poder mandarlos al diablo a todos, en general no soportaba a sus compañeros de facultad en lo más mínimo. Deseando que el día sea mejor, continúa en esa aula escuchando las estupideces de los chicos frente a ella. La respuesta sencilla por la que no sentía ansiedad con esos chicos, era porque los conocía a ellos y a su infinita estupidez desde hacia tres años; ya le era indiferente.

 

💻💻💻

                                              

Sin duda era alguien distraído, sin la más mínima noción para estar concentrado en algo, pero había pasado el día completamente en las nubes. Jaden estaba esperando que su buen amigo con nombre de whisky despertase para que le dijera de una buena vez que había hecho ese sábado, no sabia porque el domingo no contesto el celular, por lo que imagino que estaría por el quinto infierno. Para los demás empleados en la tienda no era sorpresa que Jaden estuviese torpe, pero no llego a tanto hasta que una guitarra de casi cinco mil libras casi se le resbalara de las manos, alertando mas que nada al jefe.

 

—¡Jaden! —para todos fue una sorpresa que la primera en hablar fuera Danielle, esta le quito la guitarra que casi se le cayo hace escasos segundos—, las guitarras son delicadas y mas estas, concéntrate, estas demasiado distraído y esta afectando el trabajo de todos —las palabras de una no muy paciente Danielle se hicieron oír, y Jaden solo presto atención—, saca lo que tengas en tu cabeza y ponte a trabajar —regresándole la guitarra y dirigiéndose al almacén.




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