Té & Café

EXTRA

Al ritmo del corazón

 

Para el escoses Henry Bain, no era raro despertar en ese tipo de lugares, sombríos y deprimentes moteles, bares o algún callejón. Había decidido su camino al culminar la secundaria, optando por trabajar y no concluir la preparatoria, tan pronto pudo se fue de su ciudad natal Glasgow en escocia y acabando en varios lugares de Reino Unido, terminando en un bar de Londres.

 

En esos tres años de viajes había sobrevivido por su habilidad con la batería y los tambores, ganando un par de libras en algunos negocios, sin tener un ingreso fijo solo se mantenía como un nómada sin rumbo, pensando que terminaría en algún otro lugar de Europa; su problema era su poco o nulo talento para los instrumentos de cuerdas.

 

Verano 1997. Ahí estaba él, en un bar rustico cerca del río Tamesis, esa era la segunda vez que iba y las pocas personas que había no podían quitar sus ojos de ese rubio pálido de ojos fríos y su impresionante metro noventa de estatura. No tuvo que buscar mucho, el dueño al lado de la barra le estaba haciendo señas para que se acercara, a su lado estaba un joven adulto unos quince centímetros más bajo que él, de cabello castaño largo hasta los hombros y perforaciones.

 

—Los presento, Henry esté es Rick, él es el líder de la banda donde serás suplente por los momentos, como te comente ellos no tienen baterista —el dueño, un hombre de mediana edad con la cabeza gris ni espero que el rubio se acercara para presentarlos, causando cierta irritación por parte de Henry—, espero ver una buena presentación —alejándose de la mirada penetrante del joven.

 

Henry iba a hablar cuando Rick le da un par de partituras, haciendo imposible darle la palabra.

 

—Espero que no seas solo un vagabundo en busca de dinero, necesitamos hacer esto bien, ya eres el tercero que lo intenta —dándole una mirada de molestia, forzándose a sonreír, sin amabilidad, irritado y estresado se aleja con los otros miembros, los cuales se preparaban en el diminuto escenario.

 

Quería hablar, pero en esa situación, en la que con una mano sostenía las partituras y en la otra sus baquetas, no tuvo mucho que comentar. Soltó un pequeño suspiro, se sentó en la barra para poder leer con más detenimiento las partituras, seguir el ritmo con sus baquetas, aun teniendo una expresión inmutable en el rostro; mas de un cliente pensó que se trataba de alguien mucho mayor.

 

Después de aprenderse las primeras líneas se dirige a la batería, pasando por el lado de los miembros, dejando ver lo alto que era. Al comprobar el estado de la misma se prepara para empezar a tocar en volumen bajo, subiendo de vez en cuando el estruendo llamando la atención. Rick no le había quitado los ojos encima en ningún momento.

 

—No tocas mal rubio, soy Gordon el bajista —extendiendo su mano sobre los platillos hacia Henry, el cual solo lo mira un poco confundido—, ya sé que es raro que un asiático se llame Gordon, no eres el primero, solo no me llames chino, soy de familia tailandesa.

 

Con esa aclaratoria acepta el saludo solo para irse de nuevo con Rick, esté solo le dice un “Estaremos en diez” haciendo que Henry se apresurase en aprender lo que quedaba de canción. La presentación comenzó con la guitarra de Rick, seguido por Henry y a su vez por la segunda guitarra y el bajista. No fue un total desastre, errores que no le importo en lo mas mínimo al publico del bar, ni al dueño de este.

 

—Tengo que darle las gracias al viejo, nos consiguió al fin alguien bueno —mientras se reía y golpeaba su mano abierta en la ancha espalda de Henry—, ¿Qué tal? ¿Quieres unirte a la banda? Podemos darte un lugar donde quedarte, estamos pensando en sacar un pequeño álbum a finales de otoño. Tu respuesta —sonriéndole mientras se colocaba un cigarrillo sin encender en la punta de los labios.

 

Era sin duda una propuesta tentadora, y no tuvo que pensarlo mucho para aceptar con un apretón de manos la propuesta.

 

—Bienvenido a Bloodpot.

 

Otoño de 1997. Junta con una pequeña distribuidora musical pudieron realizar un single que se vendía decentemente por esa zona.

 

Seguían tocando en el mismo bar, mientras la tocada seguía su ritmo natural, con más o menos ánimos del público, en ese momento Henry la notó pasando por la puerta. Cabello largo y un vestido floral con botas, fue lo primero que noto al verla entrar. Se había sentado a unos metros del escenario, en un trance en el que no dejaba de ver su rostro siguió el ritmo de sus compañeros.

 

Sin duda quería saber quien era, al terminar la canción se propuso ir con ella, pero al ver como Rick se dirigía hacia ella sintió como su corazón se contraía y tímidamente se dio por vencido, sino fuera porque oye los gritos del líder de la banda y de la chica de vestido floral no hubiera intervenido, causando en el proceso asombro por parte de la chica.

 

—¡Que alto! ¿No me digas que es él? —Rick quien seguía con una mueca amarga asiente, mientras que la chica le sonreía a un Henry que aun sin demostrarlo, estaba nervioso—, al fin este inútil encontró a alguien bueno, lo que mas impacta es tu tamaño compañero, soy June Firth, amiga de este punk —con una sonrisa le extiende su mano y al ver la lenta reacción del rubio ella toma la suya estrechándola.

 

Lo que no le termino de encajar fue su corazón corriendo a mil por hora o la necesidad de seguir viéndola, a ella y a sus ojos color avellana.

 

—Como no los había podido ver por mi trabajo, les invito un trago también para festejar la salida del single —mientras que Gordon y Tim, el segundo guitarrista, se ponían a celebrar y a pedir sus tragos, Henry sale de su burbuja.

 

—No puedo beber —en ese momento los que festejaban, Richard y June lo observaron—, tengo 19 años.




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