21 de septiembre 2020
La habitación está llena de gente y me siento desconectada de aquel lugar, nunca había estado de esta forma o más bien no debería estar aquí de esta forma. Uno de los camareros me ofrece una copa de vino la cual acepto bebiendo todo el líquido en ella y devolviéndola a la charola, sé que trata de no hacer una mueca ante mi acto, pero se le hace imposible, tomo otra copa al instante y se va hacia otra multitud de personas luego de que le regalo una sonrisa nerviosa.
Me muevo hacia la pista de baile mientras bebo lo que creo es mi cuarta copa, la música está muy alta y silencia cualquier conversación existente a mi alrededor mientras bailo, pero lo único que no hace es silenciar mis demonios y tristezas, tomo de golpe lo que queda en la copa haciéndome tambalear, pero mantengo la compostura. ¿Que estoy haciendo? Yo no soy así, yo tengo control en mi misma ¿qué sucede?, Es ahí donde los recuerdos amargos me atormentan y maldigo haber tomado esas copas.
Vi una vez más el contenido del sobre que horas antes habían dejado en el correo del apartamento, un montón de fotos de mi prometido besándose con su ex y una nota, nublaron mi mente y me hicieron quedar en shoock al punto de no saber qué hacer. Mis sollozos podrían escucharse por toda la casa y realmente siento que no puedo parar desde que lo he visto todo, dejando una bomba de tiempo en la casa. Estoy lavando unos platos, pero estoy harta y de la rabia golpeó uno contra el mesón partiéndolo en pedacitos, no tardo mucho tiempo en darme cuenta que comienzo a sangrar, pero no reaccionó ante lo que pasa, estoy fuera de sí.
—Elisabeth ¿qué haces? —oigo a alguien gritar y me hace volver a la realidad
Me he cortado las manos con los pedazos de vidrio que han quedado de aquel plato roto y aunque ya veo lo que sucede sigo sin poder emitir alguna palabra, Sebastián está a mi lado e intenta ayudarme, pero no lo dejo.
—Yo...yo... estoy bien —digo separándome de el rápidamente
—No estás bien, te has cortado ¿Cómo pasó esto? —dice mirando todo el desastre en la cocina
—Estoy bien —Intento pasar a su lado no sin antes tomar el sobre amarillo del mesón, pero me detiene
—No, no lo estás déjame ayudarte
—Iré a limpiarme, estoy bien
—¿Por qué te alejas de mí? —dice siguiéndome el paso hasta el baño
—estoy bien —Repito como si fuese lo único que mi boca sabe decir y abro el agua del lavamanos
—déjame ayudarte joder no puedes curarte sola —dice intentando de nuevo tomar mis manos, pero no lo dejo
—Que no quiero que me toques ¿no lo entiendes? No quiero ni verte ahora mismo así que aléjate de mí por dios —grito y mis ojos ya no pueden retener más las lágrimas
—¿Ahora qué es lo que hice según tú?
—¿Según yo? Pues según yo y alguien más te has besado con tu ex y no tuviste siquiera la decencia de enfrentarme con la verdad ¿Es según lo que yo pienso o es verdad? —Suelto y puedo jurar que nunca había estado tan callado y quieto en su vida— eso pensé
Tomo el botiquín de primeros auxilios, paso por su lado tirándole el sobre con las fotos y antes de que pueda decir o hacer algo me encierro en la habitación dejándome caer en el suelo.
—Pris yo puedo explicarlo no es lo que crees —dice golpeando levemente la puerta
—Vete por favor vete
—No yo...
—Vete Necesito que te vayas y me dejes sola —le gritó con todas las fuerzas que tengo
—Por favor no hagas esto
—Te dije que necesito que te vayas te lo pido —digo y puedo sentir que sigue al otro lado de la puerta, pero parece cansarse luego de un rato y lo escucho irse
—pris —escucho que dicen de algún lugar haciéndome salir de mis recuerdos tormentosos y cuando me detengo a buscar de dónde proviene me encuentro con Martina, quien es una de mis compañeras de banda, viniendo hacia mí a abrazarme— dios al fin estás aquí te he extrañado tanto
—y yo te he extrañado a ti —digo aún entre sus brazos
—¿Estás bien? ¿Has tomado agua? ¿Cómo estuvo el viaje? ¿Dormiste bien estos días? —pregunta rápidamente mi compañera de banda mientras se separa de mi
—la hemos cuidado bien tranquila —habla por primera vez Harriet dándome cuenta que me ha encontrado.
Realmente soy la peor amiga en estos momentos Harriet ha venido desde Londres conmigo hasta acá solo para asegurarse que este bien y yo la dejé a la deriva en medio de una fiesta con un montón de desconocidos.
—Hola hash discúlpame que maleducada
—Hola Martina tanto tiempo sin verte
—a tus preguntas si, si, estuvo normal y si —le contesto por fin a Martina
—entonces no tengo de que preocuparme
—¿Dónde están las demás?
—Mar aún no llega creo y pilar estaba por ahí, pero la he perdido de vista
—la buscaré para saludarla
—está bien hablamos luego —dice y comienzo a buscar a pilar entre la gente, no sin antes pedirle a Harriet que me siga
El lugar está lleno de gente famosa que realmente no conozco más allá de verlos en la televisión o de lejos en algunos premios, sigo buscando entre la gente a mi compañera de banda, pero no la consigo por ningún lado.
—no sé dónde está —digo resignada
—deberíamos ir por otro trago ya aparecerá
Caminamos a través de la multitud hasta llegar al bar del lugar y no puedo evitar bailar un poco ante la música que suena. Harriet pide nuestros tragos y seguido de su pedido le hablo al camarero para que nos traiga dos shots de tequila.
—creo que hoy quieres terminar muy mal
—de alguna forma hay que soportar toda esta mierda
—eres realmente un caso
El chico al otro lado de la barra nos trae nuestros tragos, a lo que nosotras sin pensarlo nos llevamos los shots a la boca y enseguida arrugamos la cara ante el ardor en nuestras gargantas, reímos por un momento, pero luego seguimos viendo como la gente pasa frente a nosotras sin realmente saber quién es la mitad de ellas.