I

I

“Nadie dijo que sería para siempre”

A la edad de 18 años, mientras usaba un sencillo vestido negro estaba frente a mi mejor amigo y … el chico que consideraba el amor de mi vida.

—¿Esto te parece bien? —le dije molesta a Lucas.

—No entiendo lo que quieres decir, Lena. —Él opto por no mirarme al hablar.

La música ruidosa de la fiesta ocultaba nuestra discusión en un rincón del salón. Estaba enfadada y decepcionada con Lucas, mi novio. Porque él no me había invitado a bailar y tampoco se acercó para hablarme.

Yo entendía que éramos jóvenes e inexpertos, después de todo, estábamos atravesando el primer amor juntos. Pero, definitivamente yo era mucho más egoísta que él. Necesitaba que todo el mundo notará que llevábamos saliendo y sutilmente no dejar que nadie me robe ese momento.

A mis ojos, cuando lo vi entrar al salón con el traje negro y arreglado se veía tan perfecto, que temí no verme bien a su lado.

—No has hablado conmigo, Lucas —le reclamé—. ¿Por qué no lo haces?

Él no reaccionó rápidamente, también había molestia en su mirada, algo que antes nunca vi. Se cruzó de brazo sin mirarme y dijo:

—Te vi bailando con Franco, creí que te divertías con él —contestó molesto—. No quería interrumpirte.

Claro que, en ese momento, los celos que me expresó no llegaron a mí. Mi principal molestia es que estuve esperando que él me invité a bailar y por eso acepté a Franco.

—¡Pues yo también te vi! —le reclamé.

—Te refieres a Brenda, ¿verdad?

No podía sacar a esa chica de mi mente. Su figura curvilínea con un vestido de infarto que se acercó a hablar con él y sus amigos. Recuerdo ver como accedió a la charla con una sonrisa y eso me enfurecía más.

Aunque fui yo la que hablo de que confiaba en él, estaba siendo consumida por mis celos.

Nos quedamos un momento en silencio. Pero nuestro espíritu combativo salió a flote. Él comenzó a reprocharme por acceder a bailar con Franco tan rápidamente y, yo porque él hizo lo mismo con Brenda aunque fuera por un segundo. Esa chica no era ni su amiga y obviamente sólo quería sumar a Lucas a su colección.

<<Estoy harta…¡Harta! ¿Por qué tengo que pasar por tantas dudas? Esto… no es lo que yo quería>> pensé furiosa.

—¡Ya es suficiente! —exclamé sin mirarlo.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó con un tono confuso y molesto—. Aunque haya bailado con ella, eso no significa nada. Estamos saliendo, Lena.

—¡Nunca me viste de esa forma! —exclamé con pesar—. Nada cambio entre nosotros, sólo soy tu mejor amiga hace cuatro años… sólo soy la niña de la que siempre te burlaste para acercarte… eso no va a cambiar nunca entre nosotros.

—Estás terminando conmigo. —Él tomo su cabeza y negó.

—Lo estoy haciendo. No quiero más esto. ­—Lo vi seria, llevé mi mano a mi corazón—. A veces actúas como un niño cobarde… hemos tenido suficiente ya.

Aunque quise ocultar las lágrimas en mis ojos no pude.

—Nadie dijo que sería para siempre —susurró Lucas, tan imperceptible que por poco no lo oí. Se tapó parte de su rostro con una mano y continúo—. El tiempo lo arruinó todo, Lena. Aunque siempre estuviste insistiendo con estar conmigo, nunca pude entender… ¿Por qué te esforzabas tanto conmigo?

—Por supuesto, yo te amo. ¿Cómo no iba a hacerlo? —Le miré a los ojos, una fugaz sonrisa paso por sus labios, y un sabor amargo por los míos—. Yo…

—Yo también lo hacía.

<<Hacía… es en verbo pasado>> pensé. Sus palabras hicieron que mis lágrimas comenzarán a deslizarse por mis mejillas.

—Lo siento, no…

Sequé mis mejillas y le interrumpí.

—A veces eres un completo idiota, ¿lo sabías?

No pude ver su reacción final ya que corrí por el pasillo yéndome entre sollozos. Me fui deseando olvidar mi primer amor y todo sentimiento que provocaba en mí.

Aunque es más que claro, que ninguno de los dos, sería capaz de cambiar el destino que una vez nos unió y que, después de unos años, lo volvería a hacer.