Keran
Suspiré pesadamente mientras atendía el móvil. Una llamada que estaba eludiendo desde hacía por lo menos un mes.
— Xander.
— Me alegra que no me hagas ir a buscarte, Keran.
— No quiero ir a tu maldita reunión de consorcio, no me interesa.
— Esto es importante.
— Estoy al tanto de los sucesos, no quiero involucrarme, mis negocios y mi gente podrían verse afectados.
— Estando juntos nos protegeremos mejor.
— Yo no soy como ustedes que tienen una fortaleza oculta, mi gente está dispersa y se halla mayormente en las ciudades.
— Es el motivo por el cual te necesito y nos necesitas, Keran. Sabes que debes elegir un bando.
— Bástete saber que llegado el momento no seré tu enemigo. Pero mientras pueda evitar involucrarme lo haré.
— Expones a tu gente a ser reclutada por nuestros enemigos.
— No lo harán, he tomado medidas.
— Bien, de todas formas harías bien en venir y estar informado de los sucesos más recientes.
— ¿Ya ha tomado alguien el puesto de Lachlan?
— ¿Te estás ofreciendo?
— Ni aunque estuviera loco.
— Entonces no es algo de tu interés.
— Es una zona en la que me muevo bastante más seguido que en esta.
— He pensado en ti y también en Hayhan, pero él está desaparecido desde hace tiempo.
— Quizá esté muerto, nunca superó la muerte de Danai.
— O en el letargo.
— Para el caso es lo mismo.
— Supongo.
— Otra opción es Ayax.
— Tan inaccesible como Hayhan.
— Pero al menos sabes que vive.
— Te veré el domingo.
— Me exasperas.
Cerré la llamada.
La situación mundial se había vuelto caótica, aunque ya los ataques eran menos y las fronteras estaban abiertas, la amenaza continuaba. Lo sucedido con las empleadas de Carpathians era una prueba de ello. Xander tenía razón, yo no podría mantenerme al margen por mucho tiempo más. Aunque no quisiera tomar un puesto de poder, como me lo permitiría mi antigüedad, mis negocios hacían que tuviera mucha gente por la cual hacerme responsable.
No sé por qué esto trasladó mis pensamientos a la chica americana, ella me provocaba sentimientos a los que no estaba acostumbrado, llevaba tanto tiempo evitando comprometerme, toda una eternidad. Pero ahora… ¿Qué me pasaba con ella? ¿Era solo su dulce aroma o había algo más? Era bonita, olía bien, sus ojos de mirada prístina me atraían, toda ella me atraía, debía admitir que la deseaba.
Me puse de pie y comencé a moverme en torno a mi escritorio. Pero ella era humana, además mi empleada. Debía mantener la distancia.
***
Casandra
Me preparaba para terminar mi turno cuando Arami me mandó a llamar. Toqué suavemente antes de entrar.
— Casandra.
— Sandy.
— Sandy, estás aquí hacer varios meses y tu desempeño ha sido impecable.
Arami era, según había oído, un "hombre lobo", algo que yo tenía prohibido reproducir, por lo que aunque oía cosas, nunca conversaba sobre ellas con mis compañeros ni mucho menos las contaba a nadie de fuera. Su cabello era abundante y castaño, tenía un corte clásico que destacaba la forma de hoja de sus ojos grises, debía tener unos treinta y cinco años.
— Gracias, espero poder hacerlo mejor.
— Normalmente, esperaría a que hayas cumplido un año, pero hemos tenido una baja en el sector VIP. Quisiera saber si estarías dispuesta a suplirla.
— Claro, yo... estaré feliz de hacerlo.
— Marina se cayó por las escaleras y se ha fracturado el tobillo, por lo que no regresará en algún tiempo.
— No hay problema para mí... — Él levantó una mano deteniendo mi discurso.
— Si aceptas, empezarás mañana. Tienes que saber que allí verás cosas raras, ya sabes, ¿no? Vampiros alimentándose, o personas en situaciones íntimas...
— Sí, lo sé.
— El sueldo por estar allí es mayor y tendrás que firmar un contrato de confidencialidad — asentí con la cabeza. — Tú hueles muy bien, es posible que tengas propuestas, puedes aceptarlas si quieres, pero yo no te aconsejo hacerlo, aunque al día de hoy somos bastante civilizados, debes saber que seguimos siendo depredadores. Y los vampiros, suelen obsesionarse a veces, por lo que sugeriría que mantengas distancia con ellos, sonríe de manera formal y sirve bebidas.
La referencia que hizo sobre mi aroma me dejó algo perpleja, pero traté de disimular.
— Así lo haré.
— Bien, creo que no me he olvidado de nada. Mañana, al llegar, ven aquí y te daré para firmar el contrato del que te hablé y renovaremos las condiciones de tu salario.
— Muchas gracias.
— Ve, que el autobús te espera.
Salí de la oficina y me apresuré al autobús, Myriam estaba sentada con Dewi, gracias a él tenía este trabajo y luego de incorporarme solo lo había visto una vez, pues él hacía un horario diferente al nuestro.
— Sandy, ya me contó Myri que estás en la zona VIP, ¡felicidades! — Me saludo mientras yo me ubicaba en un asiento detrás de ellos.
— Gracias, Dewi, si no fuera por ti todavía estaría en casa de mis padres.
— No hice nada, solo te di la información.
— Fue muy atinado.
— Ahora que ya sabes todo, podrías algún día venir con nosotros a la aldea.
— ¿Yo
— Sí, Arami no tendrá problema.
— Sería genial — acepté sin saber a que me enfrentaría en su aldea.
— Podemos organizar un día de descanso.
— Bueno, lo hablaremos llegado el momento — dije con miedo a comprometerme.
— He visto tu blog, probaré tu última receta…
El tema cambió para mi fortuna y seguimos hablando de trivialidades hasta finalizar el recorrido.