Te quiero conmigo

Capitulo 16

TU MOMENTOOOOOOO. APROVECHA.

Veo a Moisés que me sonríe, como si estuviera dándome su consentimiento de quitarle el pantalón y tocarlo, nunca he visto un pene, excepto la vez que vi a un compañero de la universidad tocándose en la biblioteca, que incómodo fue, y también los he visto en videos pornograficos.

PERO SIEMPRE VEÍAS VIDEOS LESBICOS ESTUPIDA

Apago la voz en mi cabeza y me concentro.

Le quito el cinturón a Moisés, desabotono el pantalón y bajo el cierre, apenas mis manos rozan su erección pero lo siento como una piedra, ya me dió miedo.

TU MAMÁ NO PARIO A UNA COBARDE.

En realidad si lo hizo.

Moisés me ayuda y los baja hasta sus rodillas y me encuentro viendo como una estúpida su miembro erecto cubierto por la tela de su boxer, Calvin Klein claramente, hasta para comprar ropa interior es perfecto.

Lo bajo y está tan duro que sale y golpea la parte baja de su abdomen, maldita sea, no soy buena con las medidas pero le cálculo que mide unos 26 centímetros, no estoy segura, las venas son sobresalientes y la punta de su polla está hinchada con una tonalidad rosada y me hace salivar al ver un poco de líquido saliendo de ella, lo tomo suavemente del falo y mi mano no logra rodearlo completamente.

ESTO TE PARTIRÁ, SUERTUDA.

Mi mano sube no muy segura de lo que hago, y él lo nota.

Pero no dice nada y coloca su mano sobre la mía guiandome y enseñándome cómo hacerlo.

Con un poco más de confianza subo y bajo mi mano masturbandolo sola, su respiración se agita más y su pecho sube y baja y con esa camisa le resaltan más los pectorales, hace gemidos pequeños, roncos y varoniles, viéndome con la mirada hambrienta y pérdida por el placer que le proporciono.

Sigo sin poder creerlo, mi yo de 15 años tampoco lo creería pero aquí estoy, masturbando al único chico del que me había enamorado en toda mi vida.

Siento una presión en mi vientre, un calor que se intensifica con los gemidos de Moisés, con sus respiraciones profundas, con todas las reacciones que está teniendo ahora solo por mi toque, mi sexo palpita y también me encuentro con la respiración agitada aunque no tanto como él.

Como es posible que solo una imagen me caliente? Solo Moisés tenía ese poder sobre mi, solo lo tengo que tener sentado conmigo encima de él y gimiendo como lo hace para excitarme, solo con esas respiraciones y sonrisas cortas que me da cuando abre sus ojos y ve mi rostro, solo eso debe hacer para ponerme como un horno.

Siento como tensa las piernas y murmura mi nombre avisando que va a correrse, mi mano sube y baja sobre su falo con más rapidez y puedo ver en la frente de Moisés pequeñas gotas de sudor, sonrío y sigo masturbandolo, después de unos segundos se corre en mi mano, su semen cae a chorros mojando mi mano, sus piernas, parte de su abdomen y el sofá.

Su cabeza se echa hacia atrás apoyándose en el respaldo del sofá y su respiración es un desastre, quito la mano de su polla y alza la mirada hacia mi y luego hacia su semen esparcido.

-Mierda.-susurro.-Lo siento, siento haber ensuciado tu sofá.-dice y niego con la cabeza.

-No te preocupes.-se guarda su miembro que todavía estaba algo erecto en sus boxers y me levanto para que pueda ponerse el pantalón de nuevo.

-Tienes servilletas.-asiento.

-En la cocina.-el se levanta y va a la cocina, regresa con ellas y limpia mi mano.

-Que desastre.-dice sonriendo y avergonzado al mismo tiempo.

-No pasa nada, tranquilo.

Termina de limpiar su semen de mi mano y limpia su abdomen y el sofá, claramente lo limpiare mejor pero será mañana.

-Moises.-se detiene y me mira.

-Si?.-camina hacia mi y tomo su mano derecha.

Me fijo en el costado justo bajo su muñeca y lo confirmo.

VALENTINA ESO NO SIGNIFICA NADA.

Tal vez, tal vez, solo sea yo inventando algo que me mantenga conectada con el, y lo acepto, acepto que es una tontería de mi parte pensarlo, pero cuando volví a ver esa cicatriz y mi corazón latio con fuerza.

Es la misma cicatriz que tengo yo, solo que yo la tengo en la mano izquierda, como si al tomarnos las manos estuvieran unidas.

Aún recuerdo la vez que la descubrí, éramos unos niños aún pero no dejaba de sentir ilusion al ver que teníamos la misma cicatriz debajo de las muñecas. Que aún con tantas diferencias teníamos algo en común.

Sólo tenía 11 y Moisés 12.

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No soy buena haciendo escrituras íntimas o eróticas, tengan paciencia conmigo por favor, es mi primer libro así que aprenderé con el tiempo.

Puede ser que no les interese pero escribí este capítulo escuchando a "Often" y "What you need" de The weekend, y también "Rodeo remix" de Lah Pat & Flo Milli.




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