Te quiero conmigo

Capitulo 25

Los muchachos se han visto muy generosos en cuanto a materiales, aunque los trabajos aumentaron y no pude adelantar nada, tenía todo listo para empezar, aunque con el animo y las energías que tenía, no quería empezar hasta que mínimo fuera noviembre.

Pasaron dos semanas desde que me dijeron que sería la encargada de ambientar el salón para la navidad, y por si fuera poco, también tenía que hacer cotillones para los espermatozoides que se hacen llamar mis compañeros.

Que linda vida tengo vale.

Encima los interrogatorios parece que van a comerme viva, al menos soy buena memorizando los temas, porque si fuera como mis compañeros ya estaría sepultada en el patio de mi casa y mis padres bebiendo sobre mi tumba.

Me encontraba en mi sala viendo unas ideas de dibujos para ver cómo comenzar a decorar el salón.

Pensaba en tal vez unos renos, o en un Santa Claus o María, José y el niño Jesús.

Eran ideas variadas pero quería algo uniforme, así que me decidí en hacer un Santa con unos regalos a los lados, necesitaba mucha pintura roja pero obviamente los muchachos me la compraran.

Es lo único que me gusta de hacer las cosas sola, solamente debo poner la creatividad pero no tengo que comprar materiales.

Al día siguiente comenté en el salón que necesitaba pintura roja para la decoración de la puerta, un compañero se ofreció a dar dinero para todas las pinturas que yo necesite, acepté el dinero y cuando salimos, de una vez compré la pintura en una tienda.

Me encontraba en mi habitación y debía conseguir láminas, las cartulinas eran muy gruesas y no alcanzaría para la puerta, debían ser láminas.

Le pido a mi papá que las compre y lo hace, me pongo manos a la obra y empiezo a cortar y pegar una a una.

Una hora después

Soy una máster, definitivamente.

Al día siguiente llevo la gran lámina Frankestein a la escuela enrrollada, la maestra me ayuda a medirlo y compararlo con el tamaño de la puerta y corto los pedazos restantes quedando el tamaño perfecto.

Como anoche dibujé unos pequeños ejemplares del Santa que quería podía dibujarlo ahí mismo, entonces junté unas ocho mesas y empecé a dibujar.

Las chicas se me acercan y Sara me pregunta.

-Vale, te podemos ayudar en algo?

Yo niego.

-Estoy bien, puedo hacerlo sola.

Pero ellas insisten.

-Anda, no queremos dejarte todo el trabajo sola.

-Bueno, podrían comprarme un jugo, eso sí me ayudaría.

Ellas ríen y salen a comprarme un jugo, aunque se tardan un poco más de lo debido.

Sigo dibujando hasta que siento un ligero apretón en mi cintura y grito.

-AHHHHH.-me volteo para golpear a quién me asustó así y veo que es Moisés sonriéndome.

Pongo mi mano en mi pecho para calmarme y el ríe.

-Te asusté?-pregunta con falsa inocencia y le doy una mirada asesina.-Parece que sí.

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jajajajajajaj que malo eres con mi niña.

Escuchen "mi vecinita" de don Omar.




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