Te quiero conmigo

Capitulo 28

Algunas personas les gustaba la navidad por la comida, otros por pasar tiempo con la familia, otros por temas religiosos pero yo amaba la navidad por las vacaciones, amaba las tres semanas de descanso que nos daban en la escuela cada año para según "disfrutar" cuando en realidad literalmente solo dormíamos excepto en noche vieja y año nuevo claramente.

Y más ahora que necesitaba urgentemente un descanso de este problema de bonitos ojos y cabello desordenado.

Moisés se había convertido en..... Vulgarmente hablando, un dolor de culo, no había día en que no me molestara, y su patética excusa era "te ves linda enojada" estoy que lo tiro por el balcón pero debo mantener la compostura.

Nunca he sido de esas chicas que pierde el control fácilmente, mucho menos por un chico que lo único que ve divertido de hacer en la escuela es molestarme, no le importan las tareas, no le importa ayudarnos a decorar el salón, solo le importa jugar este estupido juego de hacerme la vida miserable cada vez que tiene oportunidad.

Una semana atrás

Estábamos adivinando banderas de diferentes países como un juego de la maestra para pasar el rato hasta que acabara la hora, en un momento escuchamos un ruido y nos levantamos de nuestras sillas para ver lo que había pasado, las ventanas del salón daban una vista perfecta a la calle así que podíamos ver lo que pasaba: un motorizado conducía y al parecer no vio a un perrito que dormía en la calle, le pasó por encima y por lo que supimos después solo le lastimó una patita, lo habían tranquilizado y curado unos niños que estaban cerca, gracias a Dios no pasó a mayores.

La cosa es que, si me había percatado de que Moisés estaba sentado detrás de mí, lo que no sabía era que el muy idiota con su pie iba a arrastrar la silla a donde estaba él justo antes de que me sentara después de ver lo que pasó con el perrito, solo para hacerme caer y lo que me enfurece es que si lo consiguió, no me había fijado en que la silla no estaba detrás de mí y me caí, el dolor de trasero que me dió después de la caída no fue normal, todos se rieron y yo quería decapitar las dos cabezas de Moisés, pero lo único que pasó fue un regaño de la maestra y una disculpa que claramente no creí pero debía aceptar.

Presente

La puerta quedó preciosa con unos retoques más la pancarta quedó muy bien, los cotillones quedaron muy lindos, los muchachos se encargaron de llenarlos de dulces y caramelos, los muchachos arreglaron todo muy bonito ya que, uno, eso valía puntos, dos, nuestros padres vendrían ya que siempre se hace una especie de reunión en navidad con la familia que incluya también la escuela, lo bueno? Ellos traerían la comida, platos típicos de nuestro país, mis padres trajeron unos panes de jamón al igual que otros, unos hallacas y otros ensalada de gallina, yo me estaba comiendo con los ojos la torta negra que la maestra había traído, la verdad siempre era mi favorita de la cena.

Mis padres me felicitaron al igual que varios papas al enterarse que yo había sido la responsable de toda la decoración, obviamente quise hacerme la modesta y decir "esto fue tarea de todos, todos merecen crédito" amo mentir piadosamente.

Veía a los varones, entre ellos el bastardo de Moisés robando la comida, metiendo cantidades en pequeñas bolsas para ellos en vez de disfrutar de la comida todos juntos en la mesa.

Caminé hasta donde estaba Moisés y lo mire seriamente.

-Que crees que haces?

Alza los hombros.-Comiendo, que no ves?

-No puedes esperar a estar todos en la mesa?

-Oye, tengo hambre ok? No es para tanto, trajeron mucha comida, no se darán cuenta.

-Es enserio? No puedes mantener la boca cerrada?

Él sonrie.-Lo mismo digo de ti, linda.-me ve de arriba a abajo.

-De que hablas?.-se acerca hasta quedar justo frente a mi y por primera vez creo que me siento intimidada por su altura.

-Viendo la grasita extra que tienes me hace pensar que la que no puede tener la boca cerrada eres tú.

Nosé porque sentí que mi pecho se hundió, nunca me había importado lo que pensaran de mi cuerpo pero sus palabras me dolieron un poco.

Empiezo a caminar lejos de él hasta llegar al baño.

Sentí mis ojos humedecerse.

No, no iba a llorar por lo que me dijo, aunque no pensé que era evidente.

De repente veo mi reflejo en el baño, si bien la navidad me engordó un poco no pensé que se notaría, pero si se puede ver que mi camisa se ajusta mucho, mis piernas están algo llenas y ya casi no se me ve nada de cintura, sigo pensando que no es para tanto pero si, estaba comiendo mucho y ya se notaba en mi físico.

De todas maneras él no debió decir eso, yo no lo insulto por parecerse a un poste de luz, de verdad era necesario que me dijera eso?

Después de unos minutos salgo del baño para ir a comer con todos, apenas doy uno que otro mordisco a los platillos, mi papá me dice que coma más pero simplemente no tengo ánimos de comer, me dice que tome un pedazo de torta negra pero tampoco tengo hambre de eso, así que se le ocurre llevar un poco a la casa por si acaso me da ánimo de comer allá.

Moisés notó lo que pasaba, él me miraba como si se estuviera disculpando, como si se hubiera arrepentido de haberme dicho eso, disimuladamente me da un poco de su comida, pero yo la rechazo, no quiero ni siquiera verlo.

Una cosa es jugar, veía más como un juego el que me molestara así antes, me jalaba el pelo, ponía su pie para que me tropezara, escondía mis cosas en su bolso, lo normal, pero esto sí, debo admitir que me afectó.




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