—Últimamente no sé que pasa con vos, Mal. Faltaste a la escuela, nunca hiciste eso, ni siquiera cuando estaban tus padres.—me mordí el labio y ella pone su mano en mi hombro—. Siempre fuiste responsable, toda la vida, y ahora faltás a la escuela, no entiendo qué te está pasando...
La abracé provocando que ella deje de hablar por el desconcierto.
—Prometeme, tía, prometeme que pase lo que pase vos siempre me vas a cuidar, nunca me vas a dejar sola.—acaricia mi pelo.
—Jamás te dejaría sola. ¿Pasó algo?—no dejaba de acariciarme.
Negué sin dejar de abrazarla.
—Solamente cuidá de mí, no me dejes sola.
—No, amor. Nunca te dejaría sola. Confiá en mí.
Nos separamos y ella pone sus manos en mi cara aplastando mi pelo, besa mi frente y salimos de la habitación.
—Voy a cocinar, ¿querés ayudarme?—sonreí.
—Primero quiero tomar un poco de aire y después te ayudo, ¿puedo? Necesito aire fresco.
—Sí, claro.—dice confundida.
Salí de la casa y pude respirar aire fresco y en ese instante me sentía mejor. Después cuando ya pasé diez minutos fuera, una rubia linda se aparece en la vereda, en la casa de los Vannucci. Ya la había visto, es esa chica que salió de su casa hoy. Me acerqué, por una extraña razón sintiéndome molesta.
—Hola.—dije con una sonrisa falsa.
—Hola.—en cambio la suya era auténtica y como si de verdad estuviese contenta por hablar conmigo.
—¿Vos no sos la amante de Ryan que salió de su casa hoy?—ríe.
—No, linda. No soy su amante.—levanté las cejas sin poder creerlo.
—Que raro, porque todas las noches él trae a alguien diferente.
—Pero no fue solo una noche la nuestra, hace una semana que venimos juntos, solamente que él iba a casa. Pero anoche quiso que conociera a su familia.
Mis cejas estaban por el suelo de tanto fruncirlas. Tiene que ser un chiste. O la confundió demasiado haciéndole creer que la quería de verdad, o lo hace para molestarme.
No sos el centro del mundo, mi amor.
Solamente es una teoría.
—No me lo pidió, pero seguramente en estos días lo hace y me pide que sea la novia. Solamente le cuesta ser romántico. Sobre todo después de lo que le pasó a su última novia.
¿Le contó sobre Lydia? Entonces ella tiene razón, para que le cuente algo así tiene que ir en serio.
No podía explicarlo, pero algo dentro mío se sentía con molestia, me molestaba demasiado que ella fuera tan hermosa, rubia, con cuerpo de modelo, piel perfecta, 1.60 de altura. Era perfecta, y a él parecía encantarle.
Iba a decirle algo pero en ese momento vemos llegar a Ryan todo golpeado, apenas podía moverse. Ambas nos acercamos a él pero cuando vi que ella me ganó preferí no tocarlo.
—¿Qué te pasó?—preguntamos ella y yo al unísono.
—No es la primera vez que me golpean sin razón. No sé por qué.—me quedé pensando unos segundos...
Un mensaje me llegó y al abrirlo era Diego.
«¿Llegó bien el galán mayor?»
No lo puedo creer, fue este hijo de perra que lo golpeó.
«La próxima mis hombres no van a ser piadosos»
Sus amenazas me tenían harta.
La rubia se lo llevó adentro y ninguno de los dos me registró. No me quedó más remedio que también entrar, pero a mi casa.
Fui a la cocina y Jenna me sonríe mientras echa las verduras en la olla.
—¿Todo bien?—pregunta dejando la tabla en la mesada y yo negué con frustración y preocupación.
—No, Ryan llegó todo golpeado de la calle.
—¿Pero... se metió en alguna pelea?—negué.
—Lo golpearon sin razón, quizás quisieron robarle.—mentí. Ella asiente preocupada.
—¿No lo ayudaste a curarlo?
—Tiene a la novia para eso.—ni yo reconocí el tono con el que lo dije.
—Y eso... ¿Te jode?—pregunta con cautela.
—¡Claro que no!—respondí alarmada—. Que él haga su vida, me da lo mismo.
Sonríe como si no creyera en mis palabras.
Daba lo mismo, total... ¿A mí en qué me cambia? En nada, él y yo somos como el verano y el invierno, como el agua y el aceite. Totalmente diferentes.
***
Miércoles, mitad de semana y yo ya no veía la hora de que fuera viernes.
—¿Cómo sigue esto?—pregunta Mili.
—Anoche no pasó nada, trato de cerrar la puerta con llave y parece funcionar, así me siento más protegida. A él no le conviene golpearme la puerta así que eso lo mantiene al margen.
—No voy a hacer nada que vos no quieras, pero si cambiás de parecer, podemos ir a denunciarlo.—negué.
—No quiero poner a nadie más en peligro. Ryan ya recibió dos golpes sin tener la culpa de nada. No quiero que más personas la liguen por mi culpa.
Asiente y me agarra la mano para darme calidez.
Dejamos ese tema atrás y nos pusimos a hablar del baile de invierno. Faltaba un mes y teníamos que ir viendo que vestido nos pondríamos.
Las clases pasaron y con Mili nos separamos, yo me fui a buscar a Romeo y ella a mi hermano. No me dijo nada pero está intentando conquistarlo, y aunque sea mi hermano, me pone feliz que ella quiera hacerlo ya que Nacho no se merece menos.
Cuando llegué a Romeo lo abracé por detrás tomándolo por sorpresa.
—Hola, novia secreta.
—Hola, novio secreto.—le seguí con una sonrisa. Besa mi frente y me abraza por los hombros mientras yo seguía abrazándolo del abdomen.
—¿Ya te dijeron que estás hermosa en este día?—me susurra y yo sonreí.
Él era el chico perfecto. En vez de enojarse porque le pedí que sea algo secreto se lo toma de una manera que nadie se lo tomaría. O solo quien te ama de verdad.
—Sos el primero.—sonríe y acaricia mi mejilla con el torso del dedo índice.
—Igual, no es un secreto ya que siempre te ves preciosa.
Me iba a hacer sonrojar. Me mordí el labio como si estuviese exagerando y le pegué en el hombro con gracia y suavidad.
—Te amo.—susurra y al acercarse a mis labios vuelve a decir en voz baja—. No puedo besarte, ¿no?