Te SueÑo Y No Estas

CAPITULO 3

Solo he dormido un par de horas, desde que llegue de aquel incendio son las siete de la mañana estoy con mi uniforme normal del cuartel un pantalón azul oscuro, y una camiseta con cuello del mismo color. Las botas son de color negro, bajo hasta la cocina a prepararme algo de comer por suerte nos dejan prepararnos nuestros propios alimentos, rápido me hago unos huevos revueltos, unas tostadas con queso con una taza de café. Comiendo a gusto siento un fuerte golpe contra mi espalda.

–David –escucho la voz de Billy y por su precipitado saludo, casi me atraganto con mi tostada. Toso un poco y lo miro de mala forma –ya tranquilo –dice alejándose hasta la cocina abre la alacena pan integral, solo come saludable este precipitado –¿Qué tal dormiste? –pregunta.

Gruño. Estoy molesto por la sencilla razón, de que no puede volver a soñar el mismo sueño con aquella mujer por más que trate de visualizarlo, de proyectar ese último momento en que casi nos besamos. No pude hacer, ni siquiera volví a soñar algo diferente con ella ahora solo debo, esperar a que se presente otra oportunidad de volver a soñar con ella. En cualquiera de estas noches por venir, pero que tipo de sueño tendré lo único que sé, es que volverá a bailar para mí. Lo que cambia son los escenarios en qué escenario volverla a bailar para mí. Deseo, estoy deseando que la noche llegue y volver a verla en mis sueños, quedarme hechizado con cada movimiento que ella hace cada curva que su cuerpo hace, al mover su cintura el coordinar de sus brazos de sus piernas todo de ella me es adictiva para mí. Ella es un sueño del cual no quiero despertar jamás.

–Un poco cansado –digo en respuesta levantando mi taza de café.

–Todos estamos así –dice sentándose en la mesa dando un mordisco a su tostada. –Como sea termina rápido, para que me ayudes a darle mantenimiento al camión.

–Hay otros por ahí. ¿Por qué justamente yo? –digo molesto siempre soy yo quien le ayuda con las revisiones de los vehículos.

–Deja de quejarte, solo tu entiendes de lo que hablo en ese asunto –se levanta dando el ultimo mordisco a su tostada, dirigiéndose hasta la lava vajillas limpiando sus platos –te espero afuera, apresúrate.

Gruño, sino no fuera porque es dos años más antiguo que yo, no lo obedecería. Pero es mi trabajo y debo hacerlo, termino de comer dejando todo en su lugar salgo hasta el patio donde están los vehículos. Veo a un pelotón formados en el parte de la mañana, paso de largo y voy hasta el camión. Billy me da las instrucciones para el mantenimiento del camión, y las realizo a pie de la letra, limpiar la manguera revisar el motor del agua. Mientras Billy le da el mantenimiento mecánico al camión. Terminamos después de un rato, Billy sale algo manchado con aceite quemado en el rostro y manos.

–Bien terminamos este. Nos faltan tres más –me señala las dos ambulancias y su carro.

–No voy a limpiar tu carro –digo de manera seca.

–Tranquilo, de mi bebé me encargo yo. Ocúpate de esa ambulancia.

Comienzo con el mantenimiento, revisando el estado de las llantas, el nivel de aceite creo que le estoy haciendo un ABC. Termino finalmente estoy manchado de aceite y grasa, el trabajo de mecánico es muy grasoso pruebo que todo está en orden, encendiendo la ambulancia y si lo está, miro todo el tablero y todos los sistemas están en perfectas condiciones. Enciendo un rato la radio, paso entre las estaciones hasta que encuentra una que me agrada, bueno porque la canción que están pasando es de mi agrado. Cierro mis ojos recreando en mi cabeza el sueño de anoche, el baile de aquella mujer como sus brazos rodeaban mi cuello de manera suave, produciendo descargas eléctricas en todo mi cuerpo. Su aliento mezclándose con el mío, como sus labios rojos carnosos se abrían lentamente listos para besarme, de tanto pensarlo siento que me volví a conectar con aquel sueño. Nuevamente vuelvo a sentir sus finos y delicados brazos sobre mi cuello, siento de nuevo la poca distancia que separa nuestros labios, estoy tan cerca de besarla.

–Hey despierta –escucho a Billy.

Será idiota a pesar de que me habla con fuerza, también me empuja –eres una patada en el trasero –le digo de manera seria.

–Deja de soñar. El capitán te llama, ve de inmediato –me dice.

Resoplando bajo de la ambulancia, voy caminando hasta la oficina del capitán que se encuentra en la segunda planta subo las escaleras, caminando hasta el final del pasillo donde está su oficina. Toco la puerta y escucho la voz del capitán del otro lado, que me da permiso para ingresar. Entrando me encuentro con una pareja, que me miran atentos.

–Buenos días –saludo a la pareja –me mando a llamar capitán.

–Sí, tomo asiento –obedezco –te presento, ellos son los padres de la chica que salvaste del incendio de ayer en la noche.

Miro a la pareja un instante y vuelvo mi vista hacia el capitán –si es por agradecimiento, no lo necesito. Solo cumplía con mi deber, ahora si me disculpan –intento levantarme cuando el capitán me detiene.

–Espera. Ellos tienen algo que decirte escúchalos. –noto un tono serio en la voz del capitán.

–Está bien. Los escucho –digo de manera suave.

–No voy a omitir la primera parte –habla el señor con su ronca –primero que nada, le agradezco a usted y a la institución por salvar a mi hija –no se a cuál de las tres que encontré se refiere.




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