Te SueÑo Y No Estas

CAPÍTULO 12

He pedido unos días en la estación, no estoy de ánimo para el trabajo y sobre todo para soportar las miradas de esos dos, que por lo que noto están decepcionados o bien quieren partirme la cara. Serán ambas cosas si continuo más tiempo juntos donde llegara el momento en que lo hagan, así que para resguardar mi integridad física me mantendré alejado de esos dos.

No obstante, estoy cada vez más confundido, tengo a esa mujer en mi cabeza a cada momento, pero también eh comenzado a sentir algo por Lisbeth. Confieso que no puedo sacar de mi mente el sabor y suavidad de sus labios, tengo muy presente el contacto con los míos, como sus pequeños brazos se enredaban alrededor de mi cuello y ese brillo en sus ojos.

No obstante, me pregunto porque pienso más en el beso con ella, que la noche que pase con Mónica, con ella también fue algo especial la forma en que nos besamos, la forma en que nos entregamos en esa habitación de hotel. No entiendo porque no siento nada relevante con ella, pero si con Lisbeth incluso si lo que siento fuera culpa debería pensar en las dos, pero solo pienso en ese beso con Lisbeth. La verdad no sé qué hacer.

Últimamente eh dejado de soñar con ella, talvez sea por esta confusión de sentimientos, desarrollándose dentro de mí. Por una parte, me siento bien, no tengo tan obsesión ha disminuido, y por el otro siento estrés pues deseo verla otra vez. No sé la palabra para definir esta situación. Talvez sea idiota, sonso. Bueno en realidad no lo sé, pero no es el momento para definir mis estados emocionales, no sé la palabra clave, pero de seguro alguien si la sabría.

Camino por la ciudad últimamente se ha compartido, en mi mejor pasatiempo me ayuda a liberar mi mente y no pensar tanto, pero todavía siento esa impotencia en mi cuerpo, que va ardiendo como las brasas del fuego aumentando mi enojo y una sensación de necesidad de liberarme y la encuentro. Estoy frente a un bar, siento que necesito unas copas y esa necesidad es la que me impulsa abrir la puerta del lugar.

Tiene un ambiente sombrío pequeños rayos de luz atraviesan las ventanas, la luz eléctrica es anaranjada en algunas partes, por ejemplo, en la esquina del fondo donde veo a un grupo de tipos con gran cantidad de cervezas en la mesa. Solo uno de ellos ya está recostado sobre la mesa los otros siguen. Al otro extremo hay una mesa de billar solo ahí la luz es más clara hay cuatro tipos solo dos juegan.

Me acerco a la barra, tomando asiento frente a mí hay una gran estantería llena de alcohol de diferentes. No acostumbro venir a estos lugares, raras veces lo hago por voluntad propia y en otras, inducido por alguien. Acomodo mis antebrazos sobre la barra en eso se acerca el cantinero con la típica expresión que los caracteriza, pienso que no les gusta este trabajo, pero lo hacen por la necesidad de sobrevivir. Yo hago lo que me gusta, pero sino también estaría en la misma situación.

–Buenas tardes. ¿Qué le sirvo? –dice con la voz dura con antebrazo derecho sobre la barra.

–Un whisky con hielo –pido.

El cantinero toma una botella, coloca el hielo necesario y lo cubre con el whisky y me lo sirve –disfrútalo –dice apartándose tomando un vaso de cristal limpiándolo.

Tomo mi vaso y empiezo a moverlo suavemente mientras miro como las pequeñas elevaciones del whisky caen bañando el hielo. Resoplo y tomo mi vaso con mi mano en forma pinza y lo llevo hacia mi boca, llevándolo hacia mi boca bebiendo solo un sorbo sintiendo el ardor en mi garganta. No estoy acostumbrado a beber, por lo que cierro los ojos intentando contener este ardor. Bajo el vaso y repaso mis labios con mi lengua. Vuelvo a resoplar.

–Sino puedes tomar un whisky no lo pidas –dice el cantinero a unos metros de mí.

–No pedí su opinión –respondo volviendo a tomar un poco y lo devuelvo.

–Así te emborracharas más rápido. Sino estas acostumbrado, debes tomarlo de golpe –continua.

–Das consejos a todos tus clientes –respondo.

–Solo a los que no saben beber un trago.

–Algún otro sabio consejo –pregunto.

–Si. Bébetelo antes que el hielo se derrita ahí arruine un buen whisky –responde.

–Pues si eso ocurre solo sirve otro y ya –suelto a la defensiva.

El cantinero se queda en silencio y vuelve a lo suyo y yo apoyo mi frente en mis nudillos, repasando la parte superior del vaso a la vez que veo como poco a poco el líquido del vaso va subiendo. Lo sujeto y lo alzo bebiéndolo de un solo sorbo tiene un sabor diferente es más agua que alcohol.

–Hey, cantinero sírveme otro –digo llamando al cantinero.

Este llega y me observa seriamente –si vas a tardar los mismo que el primer vaso, prefiero no servirte.

–Solo sírveme –retengo su mirada.

Toma la botella y vuelve a llenar mi vaso –¡que desperdicio!

–Acompañe un trago –invito.

El regresa a mirarme –no bebo con novatos –dice molesto.

–Lo hare a tu ritmo y veremos qué tan novato soy –reto de forma burlona, para que acepte la invitación.

–Si no lo haces. Te sacare de mi bar –dice con seguridad.

Esbozo una risita. No sabe con quién se mete, cuando estoy molesto, me recorre mucha más energía como si mi cuerpo desplegara más adrenalina en todo mi cuerpo. Además, que cuando estoy borracho siento aun mi conciencia, puedo sentirme mareado, pero sigo consiente es lo que me he dado cuenta en las tres ocasiones que me emborrachado, puedo mantenerme más tiempo esta vez.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.