Chaeyoung llevaba la delantera mientras nuestra taiwanesa nos escoltaba desde atrás, la espesa vegetación nos rodeaba, el bosque era oscuro y tenebroso a pesar que no debía ser más de las tres. Quise preguntarle como sabía el camino correcto pero una mirada por parte de Sana, me hizo entender que no era el momento.
Empezó a caminar con más prisa, tuvimos que seguirla casi trotando para no perderla de vista. Una rama enorme se cayó justo en nuestro camino, un poco paralizadas, la chica que nos escoltaba desde atrás nos hizo rodearla. Momo tomó mi mano con el miedo en sus ojos — ¡Corran! — gritó la más pequeña señalando lo lejos a la cabaña.
En mi cabeza empecé a tener visiones de sombras acercándose, miré a mi alrededor, pero no había nadie. Solo el sonido de nuestros pasos, salimos de los espesos arboles para encontrarnos con el área un poco más despejada de la cabaña. Tragué saliva al ver la niñita del espejo por una de las ventanas, al parecer, no era la única que le había visto porque Jihyo estaba pálida — Debemos entrar.
Jihyo tomó mi mano con fuerza — esa niña… — susurró temblando.
La más alta del grupo entró, esperándonos junto a la puerta. Las chicas empezaron a pasar con lentitud cuando vi una sombra acercándose corriendo detrás de la cabaña. No sabía cómo, pero la había visto, las empuja a todas dentro con fuerza haciéndolas caer una encima de otra — ¡Chae, ven! — grité al verla a unos metros de la puerta, volteó a verme con una sonrisa. Negó para después chasquear los dedos y la puerta se cerrará justo al frente de mis ojos, sentí que algo me lanzaba hacía atrás en ese mismo momento. Caí a los pies de mis amigas, viendo a la tenebrosa niña que ahora hacía una reverencia ante mi — Soy Kim, fiel sirviente de las señoritas. Las protegeré.
La niña voló hacía Jihyo, mirándola con los ojos entrecerrados — creo que te he visto antes.
Mi amiga sonrío, como si nada ¡Mierda! Como si no fuera una niña tenebrosa con casi el mismo aspecto que la chica del aro — no lo creo.
La niña asintió — síganme.
Escuchamos unos gritos, seguido de la voz de Chaeyoung, las voces parecían distorsionadas — ¿Por qué no puedo escucharla bien? Estoy cerca.
La niña empezó a caminar con rapidez por la casa, me acerqué a Tzuyu — ¿Qué pasará con ella?
Sus ojos negros destellaron con algo de tristeza — solo prepararé, es lo único que puedo decirte.
Kim nos hizo bajar por unas oscuras escaleras hacía un sótano, Momo prendió la linterna, espantando a las sombras que nos rodeaban. Nos dieron la orden de solo mirar al frente, así lo hicimos. Nos paramos junto a la única puerta que había en la habitación, Dahyun la iba abrir cuando Tzuyu la tomó con fuerza — ¡Ni se te ocurra volver a hacer eso! Esa puerta no se puede abrir al menos que pases como lo vamos a hacer ¿entiendes? Es muy peligroso.
La chica de piel clara, palideció. Pareciendo aún más blanca, retrocedió sin decir ni una palabra. La niña se acercó, poniendo ambas manos sobre la puerta. Una gran luz blanca se reflejó en la puerta ¿Nos iban a matar? ¿No era esa la fulana voz? Se empezaron a escuchar pasos cuando Kim nos empujó a todas.
La fuerte luz nos segó, solo pude sentir el fuerte golpe en mi cabeza al caerme al suelo.
Me enderecé, abriendo poco a poco mis ojos con temor, pero una calma inmediata me invadió. Una hermosa sala blanca, radiante contrastaba con la cabaña que habíamos recorrido hace poco, las rosas rosas rodeaban la habitación sin saber donde comenzaba o terminaba. Las sillas y el sofá blanco con detalles dorados — Hay una foto de Jihyo.
Nos acercamos hasta encima de la chimenea, era cierto. Una foto de Jihyo con un hermoso vestido elegante de color rojo, su cabello rubio pero largo — Momo, tu también — todas vimos la foto que estaba en la otra esquina de la chimenea ¡Por todos los santos! Momo con un vestido azul estilo princesa dándole un beso a Jihyo quien estaba vestido blanco, parecía una foto de matrimonio.