Capítulo 15.— Parte II ✔️

(Soundtrack: Harry Styles — Golden)

Lluvia.— Perdón, cumpleaños y Angie

Los seres humanos cometen errores prácticamente en eso se basa nuestra vida... bueno al menos la de Daniel.
Pero pedir perdón, eso realmente era difícil y lo sabia.

Recuerda cuando era un niño y llegaba a equivocarse el "perdón" no era una palabra utilizada en su casa decían que el decir lo siento no iba a resolver nada, al contrario decidían castigarlo y siendo él eso pasaba a menudo. Las personas a su alrededor que lo veían sonreír decían "oh... no pasa nada" aún cuando le habían dicho que el perdón no servía, decidió averiguar por si mismo y notó que eran mentiras, el pedir perdón, el reconocer que estas equivocado, ver tus errores y lamentar haberlos hecho se volvió parte de su rutina, pero no con ellos, le dijeron que para ellos no tenia sentido, entonces no se lamentó de lo que cometía, no pedía perdón por ser él.
Conforme paso el tiempo se convertió en alguien frío aquel que estaba en una hoguera... pero conoció a personas que cambiaron esa mentalidad cerrada y cambió.

28 de Agosto...16:24p.m.

Desde hace cinco años sabía que los amigos eran importantes, Angie era la primera persona a la que le compraba un regalo después de tantos años, también se escapaba de su casa para poder visitarla, lejos de lo que pudiera ocurrir, lejos de las reprimendas que pudieran derivarse, queria estar con ella, ella no era un "problema", no lo es... la manera en que vino a su vida fue rara y la recuerda perfectamente...

Fue hace cinco años, el primer día de clases de la secundaria ella dijo "Hola"  y Daniel la miró de una manera extraña fue algo como "aléjate". A pesar de lo ocurrido, con el tiempo se acercaron, íban caminando en las mañanas a la escuela, aveces se detenían en alguna tienda a comprar... hubo tantas cosas que cambiaron cuando la conoció y por eso le agradecía.

Cuando conoces personas especiales debes de agradecer tenerlas contigo, Daniel estaba tan agradecido de tenerla a su lado, de poder verla, de ver su sonrisa, de escucharla reír, de mirar sus ojos que aveces brillaban, a veces de esos ojos hermosos caín lágrimas que Daniel odiaba, se odiaba por no hacer lo suficiente, se odiaba por aveces tener que irse antes de tiempo. Daniel le repetía una y otra vez lo mucho que la amaba, que la protegería y sacaría del dolor, era en lo único que había acertado y es que amaba tenerla a su lado, no porque supiera escuchar problemas —porque Daniel no decía nada de lo que sufría frente a ella— prefería verla inmensamente feliz, antes que verla destruida, pero aprendió que no se puede todo, así que cuando Angie lo necesitaba él corría a ella, porque quería estar incluso en su dolor, no solo en las risas.

Las veces en que visitaba a Angie eran contadas, pero en su cumpleaños podía ir sin problemas. Regalar cosas tampoco estaba en su vocabulario, pero al conocerla eso cambio quería que tuviera todo, no quería que nada le sucediera, se preocupaba demacíado por ella, era como alguien a quien tenía que dar protección. Quieria que nadie la dañará, porque él ha sufrido y lo han lastimado, y nadie estuvo ahí para ayudarle, él solo tuve que seguir adelante, quería estar ahí con ella, es su familia.
Al ayudarla no buscaba sentirse mejor consigo mismo o recibir "la persona del año", o que piensen acerca de su "buen corazón" no quería eso, solo su felicidad.

El regreso a casa después de una "salida social" apesta, su mente se desgastaba estando con varias personas por esa razón evitaba lugares concurridos —otra cosa que no entendía su familia—. Llegando al patio de su casa pudó notar a Ed tocar su puerta desesperado...

16:00 p.m.

—¿Ed? ¿Qué sucede?... —miró a donde estaba Daniel y corrió hacia el tirandolo al césped

—¡¿Donde demonios estabas?! —gritó

—¡Ed, tranquilo!

—¡Cierra la boca! Llevo tocando tu puerta desde la mañana. Pensé que paso algo malo, estaba histérico. Creí que habías muerto...

—Lo siento, olvide avisarte que hoy no estaría... perdón. —le miró desconfiado— en recompensa te comprare un jugo...

—No soy un perro al que puedes recompensar por haber esperado en el auto...

Ed seguía molesto por lo sucedido, incluso estaba lejos de él algo que no pasaba a menudo pues parecía un pulpo que se pegaba a Daniel. Estában sumidos en un silencio no incómodo pero si frustrante, se mirában de reojo el uno al otro y pretendían que no lo hacían.

—No eres ningún perro Ed —susurró pareció no escuchar y gritó— ¡No eres un perro!

—Grandioso ya llegaste a la demencia... —soltó sarcástico

—Intento pedir perdón pero lo estas complicando... —suspire— siento no haberte avisado, perdón

—Te perdono... —dijo simple y sonrió. El cambio de humor repentino sorprendió a Daniel— ¿A donde fuiste?

—Al cumpleaños de Angie

—¿Estas bien? ¿como te sientes?

—Bien, algo cansado... pero me divertí

—¿Pense que odiabas los cumpleaños?

​​​​​​—No los odio... bueno solo los míos

—¿Por qué?

—Traumas de la niñez...

—Entiendo... bueno debe de haber algo que rescatar de ellos...

—¿Cómo que cosas?

—No lo sé... ¿tu regalo preferido?

—Amm... ¡Uh! Libros de colorear, los amo son increíbles

—¿Estas consiente de la edad que tienes?

—Sí. Pero es algo que disfruto hacer y sí es infantil se que soy "mayor" pero eso no implica que deje de hacerlo

—Lo siento... no quería que sonará de esa manera

—No. Se que no era tu intención... no te preocupes. Es solo que aveces las personas se centran en ello y eso me molesta. Me hace sentir mal...

—Soy un idiota —susurró

—Eso ya lo sé... —se rieron y quedaron en silencio

—Tengo una idea! -gritó Ed y Daniel lo miró mal— Lo siento se que te molesta eso... como sea. Te comprare un libro de colorear y pinturas. Haci podrás ser feliz el día de tu cumpleaños. Te daré una pizca de felicidad... pero responde una pregunta —asentí— ¿Por qué te gustan?