Teenage Dirtbag (terminada)

Capitulo 16.— Parte II ✔️

(Soundtrack: The Lumineers — White Lie)

 

Lluvia.— Recaída, regalo, regreso.

 


La recaída de Daniel fue de una semana, días largos en los que se dedicaba a seguir vivo, honestamente no pensaba en mi él mismo, solo en Ed, en lo que pensaría de él, dormía poco, apenas si podía pasar la comida de su boca a la garganta. Sus ojeras eran visibles manchas negras alrededor como si fuera un mapache. Caminaba por las mañanas y noches sintiendo el frío intenso, vapor salía de su boca recordándole que aún sentía, el dolor aún estaba intacto.

 

Una noche mientras cenaban comenzaron los reclamos hacia su persona; en esos momentos Daniel quería huir, llorar, gritar, pero no podía hacerlo, no se movía o reaccionaba, algo en el le pedía salir, pero no lo permitió; enterró sus dedos en lo más profundo de su brazo izquierdo, dejando así unas marcas rojas; incluso las uñas pequeñas, provocaron que sangrara un poco, al día siguiente las marcas estaban moradas con toques de color negro y los rasguños comenzaban a cicatrizar. Ahora sabía lo que Ed temía de él, comprendía su preocupación...

 

 

30 de Agosto, 13:34 p.m.

 

Cuando Ed llegó Daniel se sintió un poco aliviado, la semana de la tormenta había terminado dando paso al sol...

 

Ed camino sonriente hacia Daniel— Hola, Daniel —le abrazo, algo sorpresivo— regresé... ¿Daniel? —intento mirarle pero yo él lo evitaba- ¿Estás bien?... ¿qué te hicieron? Luces algo pálido

—Estoy bien —dijo aún evitandolo y jugando con su manos

—Mírame —exigió— Daniel, mírame —levanto su cabeza quedando cara a cara— tus ojos están hinchados y con ojeras ¿dormiste? —no respondió— ¿Qué sucedió?

—Fue una semana larga... cuando te fuiste, al día siguiente me invitaron a comer... una amiga, tuve un poco de pánico, pero todo tranquilo; llegando a mi casa me dijeron que mi sobrina se quedaría a dormir, eso implica que dormiría conmigo... no pude dormir bien. La mañana siguiente no desayuné, apenas comí, pues comence a tener estrés e irritación. Así paso toda una semana... tuve una recaída —Ed me miró— me lastime... —subió el suéter que llevaba puesto y le mostró su muñeca izquierda— estas son las marcas —Ed tomó la muñeca de Daniel y las vió detenidamente— tuve pánico e hiperventile todos los días... tenías razón —lo abrazo repentinamente

—Perdón... no te volveré a dejar, lo prometo —correspondió a su abrazo que era cálido y reconfortante, ahora se sentía bien, era suave el tacto—. No me iré, no te voy a abandonar Daniel

—Todo estará bien, ya no hay tormenta. —se separaron— voy a estar bien...

—¿Por qué no duermes? -preguntó

—No debo de dormir

—Todos debemos de hacerlo —negó con su cabeza—¿Por qué no? ¿Acaso te lo prohíben? —no respondió y bajo la mirada— Te lo prohíben... —asentió

—Ellos me decían que yo no me cansaba, así que no duermo. Si me encuentran durmiendo me dan un golpe o me tiran agua... prefiero no hacerlo

—Pero ellos ahora no están... duerme... yo te cuidó

—¿Y si llegan? No quiero... enserio no es necesario

—Vas a dormir... ven —se acostó en el césped— duerme conmigo —titubeante Daniel se acosté a su lado— tienes que relajarte... respira...


Pco a poco Daniel fue cerrando los ojos; Ed le dio su suéter como sábana y se quede dormido. Todo lo malo desapareció... solo estaba él tumbado en el césped, escuchado a Ed cantar...

Al despertar pude notar que el sol de estaba ocultando; el cielo tenía toques rojizos, amarillentos, rosados e incluso morados... El ocaso perfecto.


—¿Ed? -preguntó al despertar, no hubo respuesta— ¿Ed, en donde estás?

—Daniel, lo siento pensé que seguirías durmiendo. Preparaba algo para comer ¿vamos?... —le extendió su mano y la tomó


Llegaron a su casa y un olor a sopa llegó a él, olía bien; la mesa que había en la cocina contaba con dos platos hondos; en el centro de la mesa estaba un plato de fruta picada.

—Toma asiento... —dijo mientras revisaba la comida— Soy un fanático de las sopas, espero que te guste esta...

—¿Cómo fue tu semana?, no pregunté

—Normal, comida, comida y más comida —rió— son personas que aman la comida, gentiles, amables, humildes, bueno cosas que yo no soy

—Tú eres todo eso... eres como ellos

—Gracias, creo... —sirvió la sopa y se sentó— aunque eso me parece cierto, aunque diferimos en algunas ocasiones... También me dieron dinero —se levantó rápido de su silla—tengo que darte algo —Se fue de la mesa, llendo a su habitación. Y regreso con sus manos detrás de él—. Tu regalo... —le extendió una caja envuelta en papel verde— tómalo

—¿Qué es? -preguntó

—Algo que te encantaba de niño, pero que dejaste de comprar por tu edad... —rompió la envoltura y abrió la caja

—¿Un libro de colorear?

—¿Te gusta? Son dos, y una caja de colores... la chica que me atendió me miró raro, al parecer tenías razón...

—No debiste hacerlo...

—Es un regalo, no hay problema...

 

​​​​El cielo ahora estaba nublado, dando paso a una lluvia ligera... Daniel se despidió de Ed y fue a su casa, al llegar vi los libros y recordó ese día...

Traumas de la niñez...

—Entiendo... bueno debe de haber algo que rescatar de ellos...

—¿Cómo que cosas?

—No lo sé... ¿tu regalo preferido?

—Amm... ¡Uh! Libros de colorear, los amo son increíbles

—¿Estas consiente de la edad que tienes?

—Sí. Pero es algo que disfruto hacer y sí es infantil se que soy "mayor" pero eso no implica que deje de hacerlo

—Lo siento... no quería que sonará de esa manera

—No. Se que no era tu intención... no te preocupes. Es solo que aveces las personas se centran en ello y eso me molesta. Me hace sentir mal...

—Soy un idiota —susurró



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En el texto hay: adolescencia, amistad, relatos breves

Editado: 01.10.2020

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