Tengo 20 años y no puedo decirte mi nombre (terminado 2024)

13 Años

Si pudiera darme un spoiler a mis 13 años sería, ¡Ey, bienvenida al mundo del drama y rupturas amistosas! Y quien diría que una vez que entras en esta parte, y si no aprendiste lo que debías, pues digamos que la vida diría algo como esto y claro que empezaría muy filosófico.

“El ser humano es aquel que no erra dos veces, si es lo suficientemente inteligente y con tan buena neuroplasticidad, que sabe cuándo y cómo afrontar una situación similar, pero… eres lo suficientemente tarado/tarada que ni siquiera con las cosas directas y, por poco, predicciones del futuro te das cuenta, pues te van a seguir pasando cosas terribles por confiar en personas que ¡claramente tenían malas intenciones desde un inicio, todo el mundo te lo dijo, te lo dijeron ellos directamente y la sinapsis que normalmente tarda milisegundos, se dio en un siglo después!”

Lo siento, me alteré, tal vez la vida no diga eso pero definitivamente yo sí.

Entonces la introducción y conclusión de este capítulo es:

Perdonen, aléjense, sigan su vida y dejen las cosas claras siempre y a tiempo.

Rupturas NO amorosas

Esta no es mi historia y aquí me tienen otra vez dentro de algo que no me conviene.

Pero solo puedo decir una cosa, creo que las rupturas de amistad duelen más que una ruptura amorosa, más si te hacen una carta y después tienes que convivir con la persona durante los próximos 4 años…

Conocer dos veces a las personas

“Había una vez una niña, que esperaba con ansias el bastón de caramelo de dos de sus amigas más cercanas, lo increíble era que no recibió ninguno. A la niña le dolió un poquito, pero aprendió a perdonar”

Conocer dos veces a una persona… a tu amiga desde los 7 años por ejemplo, como dije perdonar es bueno. Te mantiene tranquila, y aprendes que las personas no son malas… solo que contigo simplemente no era o viendo el lado rosa (visualicen un rosa del Pantone Carnation Pink), contigo sí era y volviste a conocer a tu amiga que te lastimó una vez, sin darse cuenta, porque eran solo unas niñas que no sabían absolutamente nada de la vida y tal vez a esta edad, ya que ambas tenemos 20, años probablemente no hayamos aprendido mucho.

Ahora ese par de amigas se apoyan o al menos lo intentan, porque el peso del mundo es muy grande solo para dos personas, que en algunos países ni siquiera son mayores de edad aún, y de paso están en diferentes continentes.

Y claro que mis trece años se tienen que dividir en una parte más o no tengo idea de cómo llamarlo, pero es un extra aquí.

Resulta que después del “quiebre” pues quedamos tres. Dicen que los grupos de tres no sirven y por el momento, para mí, más que una hipótesis es una teoría, pero si alguien que está leyendo esto si le funciona, tú sigue ahí no tienes por qué ser parte del cliché.

Tenía a mi amiga “V” y “M”, supongo que en otra clase. Pero también estaban dos más y de mi clase…

En fin, ¿Cuál es el punto de esto?

En mi super colegio femenino claro que debía haber animadoras o como lo llamaban, bastoneras, básicamente eran chicas que bailaban una coreografía con uniformes lindos y tenían un bastón con un pompón encima, los uniformes de verdad eran hermosos hasta que los cambiaron y ya no me gustaron, pero ese es un tema aparte.

Resulta que aquí su escritora favorita también quería ser bastonera (si pudiera poner aquí una carita feliz lo haría) y no podías ir con la entrenadora y decirle:

—¡Ey!, ¿sabe qué? Fíjese que quiero ser bastonera—

—Ay claro. Mucho gusto y ¡Bienvenida al equipo! — Entonces salen serpentinas y todo el equipo sale con un pastel con tu nombre y todas te abrazan.

Y después participar en campeonatos y por fin ser la capitana del equipo de porristas, que emoción.

La verdad hubiera sido bonito, pero las cosas no son tan sencillas, como escuché a un profesor de una escuela a la que fui a vacunar a los 19 años.

“¿Duele la vacuna? Mm… sí, pero duele más la vida”

Para entrar al equipo había audiciones y, ya que las chicas se graduaban, quedaban cupos libres. Me acuerdo bien de esa tarde, el uniforme no era el de deportes, era el de falda y no es que “favorecía” mucho que digamos, el día muy probablemente pasó de lo más normal y en la tarde eran las famosísimas audiciones, lo más común y corriente es que en la tarde uno debe ir a comer ¿verdad?

—¿Van a almorzar? —

—¡No! Luego nos vemos hinchadas—

Probablemente lo dijeron normal, pero yo lo escuché como si fuera un drama de Shakespeare saben, como cuando Romeo encontró a Julieta “muerta” y el genio se suicidó. ¿Era así como iba? (Lo siento Shakespear)

Pero no es el tema, el punto es que yo estaba con las dos chicas, actualmente una sigue siendo amiga mía (la del bastón de caramelo) y de la otra la verdad no sé nada.

Ellas se maquillaban muy poco, yo en ese momento no me ponía nada, luego aprendí, pero para ese momento yo era la representación viva del

“No makeup no makeup look”

Suena gracioso, pero no lo era tanto, y también tengo fotos de ese día.

¿Pero qué pasa? Tenías trece años no podías estar tan fea o no presentable, la verdad es que no me veía mal, pero ahora sé que tengo el cabello con churos o algo así y cuando los “estilizo” método curly, pues están mínimo presentables.

Pero en 2017 obviamente no había nada de eso (según yo) y para mi todo era Tumblr summer vibes, DIY, y todas esas cosas que, según mi mente malévola de 13 años, iba a hacer para la clave del éxito.

Pues también resulta que mi época de colas de caballo apretadas con una trenza y encima una diadema, que casualmente combinaba el color de todas las pinzas y vinchas ya pasó y ahora, en toda mi adolescencia, el peinado era una trenza a un lado… Lindo ¿verdad?

Como decía, se estaban arreglando y yo lo único que hice, porque no sabía hacer nada más, fue soltar esa trenza e intentar hacer que por lo menos mi cabello de león electrocutado se vea medianamente decente, y ahora viendo una foto, detallemos la imagen mental un poco más.




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