Tensión Textual

3. Chica nueva, jefe... ¡¿JORDAN?!

Las reuniones creativas con ella son como una danza de ideas, donde cada miembro del equipo aporta su visión única. La sala de escritura resuena con risas y debates animados mientras damos vida a personajes y tramas que despierten emociones. El aire está lleno de energía creativa y puedo sentir que estoy en el lugar adecuado para nutrir mi pasión por contar historias.

Las comodidades de la empresa se extienden a mi equipo. La sala de reuniones dedicada a la creatividad está decorada con motivos románticos, creando un ambiente inspirador. Las pausas para el café se convierten en momentos para compartir ideas y construir conexiones más allá de lo laboral.

–Espero te gusten las frases motivacionales porque en este lugar está plagado de esas–me dice con tono de que evidentemente no le va mucho la cursilería, pero sí he notado que ella es una persona con una sensibilidad exquisita.

Me pone al tanto de algunos de los proyectos en los que están en proceso de tratamiento y experimento la emoción de contribuir a una historia que podría cautivar a miles, incluso millones, de espectadores. 

Esto es tan perfecto y me siento tan orgullosa de estar aquí que jamás podría haberlo imaginado aún más ajustado a lo que siempre hubiera querido de lo que ya es. ¡Tanta creatividad y tanto potencial de poder aplicar mis conocimientos y mi inspiración!

–Esta historia es basura–me dice ella mientras checa una carpeta que me enseña–, básicamente es el típico enemigos a amantes donde la prota es una boba sumisa que llega a trabajar a una empresa donde el jefe es un insoportable empresario de las navidades así sin más que la trata mal a ella sin saber por qué, pero luego te enteras de su pasado y bla, bla. Yo lo haría más jugoso.

–Uy, me interesa, ¿a ver?

–Más candente, más pasión, ese papurri que quedó en el elenco es una bomba–. En efecto me lo enseña y algo en mí se acalora de inmediato.

–¿Ese es Guy Malek?

–Así es.

–Uffff. Sí, claro que sí–. Me abanico con las manos.

–Pero lo harán más bien apto para todo público. En fin, lo que haremos serán algunos cambios en el aporte de Javier y su marido que son dos personajes de la historia que son demasiado melosos para mi gusto, pero les daremos un toque de realidad a “Chica nueva, jefe nuevo”.

–¿Holly? El jefe te está esperando.

Ya estamos terminando este día, por lo que debería irme, pero Sarah me acaba de indicar que finalmente se ha desocupado mi atareado superior.

–Hablando de chica nueva y jefe nuevo–me dice mi compañera y cierra las carpetas–, ve, tranquila. Mucha suerte. No te enamores como todas las que le rinden fervor a ese hombre en este edificio, por favor.

Suelto una risita y me pongo de pie, lista para dar mi mejor impresión. Me miro al espejo para corroborar que en efecto estoy lo más prolija posible y avanzo a paso decidido.

Cada paso es una mezcla de nerviosismo y felicidad, la certeza de que algo emocionante está a punto de suceder. Al llegar a la puerta del despacho del jefe, respiro hondo y toco suavemente antes de entrar. Esta vez han bajado las persianas externas así que no se puede espiar mucho hacia adentro.

–¡Adelante!–escucho que me dicen desde el interior.

Una extraña sensación de déja vu se enciende en mí al considerar que se me hace ligeramente familiar esa voz. Como si le pudiese registrar bien, pero mi cabeza rápidamente intentase echar mano de algunos posibles recuerdos enterrados por ahí, en lo profundo. 

Decido abordar la situación de frente y, con un suspiro, entro al despacho de mi nuevo jefe para conocerlo. Al abrir la puerta, la sorpresa se apodera de mí como si me hubiesen dado una bofetada de lleno en la cara.

El despacho es aún más imponente desde adentro y afuera el atardecer ya muestra edificios con muchas luces recortándose entre los tonos naranja y azul del cielo inmenso neoyorkino similar al de una película en Buenos Aires delante de mí.

¿Qué…?

Cuando veo a Jordan detrás del escritorio. Mi expresión refleja mi desconcierto y él me mira con una sonrisa juguetona.

Jordan Cooper.

No hay de otra, es él.

–Holly, qué alegría verte. ¡Bienvenida al equipo!

Mi viejo compañero de la universidad…

…al que hice que expulsen en tercer año.

 




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