Teoria de la Generación Espontánea

Capítulo V


Le sostuvo la mirada a la mujer pelirroja que acababa de entrar.

Se veía lamentable, incluso más que él.

Llevaba zapatos de tacón, una falda gris, una camisa manga larga blanca casi completamente mojada y arrugada. En un brazo cargaba un abrigo que se veía más oscuro en algunas áreas por la humedad.

Sasha supuso que antes de salir de donde sea que estuviera, la chica se había hecho en un moño socado como peinado. Pero de eso ya no quedaba nada, su cabello estaba mojado, con pequeños mechones pegándose a su frente.

Detrás de la chica había un pequeño rastro de agua.

—Entonces eres tú la de las ideas estúpidas. —Comentó él con burla, aún sin estar seguro que hacía ella ahí. De cualquier forma, ella no se veía como una amenaza.

Los ojos castaños de la chica se abrieron, como si no creyera que él realmente había dicho eso.

—Oh, dame eso ahora mismo o Ethan tendrá que ll... —no pudo concluir la frase, Sasha dedujo que por la misma furia que la chica tenía en ese momento. En cambió en cuestión de segundos ella estaba frente a él, arrebatándole la portátil.

Sasha grito cuando ella tomo la computadora de una de las esquinas de la pantalla y se la llevó en el aire. Internamente, claro.

Su mente no tardó en conectar a esa chica con la voz que había escuchado de fondo en su llamada con Ethan. No es que recordará específicamente la voz, pero el hecho de que ella estuviera ahí en ese momento era motivo suficiente para suponer que eran la misma.

—¿Qué se supone que estas haciendo? —cuestionó, pero ella no le estaba prestando atención. Sasha se acomodó en el mueble de manera que podía seguirla con la mirada, pues la pelirroja lo había rodeado y se dirigía a la cocina con la portátil en mano.

La chica se detuvo y se sentó sobre sus talones para quedar a la altura de una mesita donde estaba una impresora que él no había notado antes.

Dado que la chica no había contestado su pregunta anterior, Sasha no hizo ni un solo comentario mientras ella conectaba la portátil con la impresora. Mucho menos tuvo intención de ayudarla cuando la maquina se empeñaba en no querer funcionar.

Parecía que ella iba a destrozar la impresora cuando esta comenzó a tirar hojas.

Ella suspiro y volvió a ponerse de pie.

—Así que tú eres Sasha.

—¿Y yo debería saber tu nombre?

—Anne —entonces pareció recordar algo. —. ¿Te dijo Ethan en cuanto volvería?

A Sasha no le paso desapercibido el tono de molestia en que menciono el nombre de su amigo.

—No lo he visto. —respondió, sin apartar la mirada de la chica.

Anne, que había comenzado a doblar las hojas ya impresas en tres partes cual trifolio, volteó a verlo inmediatamente.

—¿Qué miras? ¿Y cómo es que estabas aquí fisgoneando?

Él ignoro el hecho de ser llamado fisgón y contestó con otra pregunta.

—¿Cómo es que estas tú aquí?

Y así. Habría agregado, haciendo referencia a su mojado aspecto y notable desesperación, pero estaba seguro que de haberlo hecho, las posibilidades de que no respondiera su pregunta y ambos comenzarán a discutir eran innumerables.

—Tengo la llave.

—No lo había notado —comentó con hastío. —. ¿Por qué?

Y es que él en realidad tenía curiosidad por conocer la respuesta. Había sabido de las novias de Ethan, tres o cuatro en todo el tiempo que lo conocía, y ninguna había superado los cinco meses por lo que no se creía que esta chica ahora viviera con él. Y en el fondo también sentía que aquel no era el lugar de la inglesa.

—No tengo tiempo para esto —cuando la última página fue impresa, Anne tomo todas las que aún no estaban dobladas y las junto con las que si, guardándolas en una mochila ocre que cargaba. —. Tengo que ir a algo importante.

Anne desconecto la portátil e igual comenzó a meterla en la mochila hasta que Sasha la interrumpió.

—Si recuerdas la lluvia ¿Verdad?

Sasha disfrutó de la duda en su rostro, y la frustración final que pudo ver cuando ella se dio cuenta que él tenía razón; la laptop se arruinaría si de cualquier forma entraba agua. Fue de lo más gratificante.

—Deberías disimular más que quieres seguir fisgoneando.

Anne dejo la computadora sobre el desayunador y cruzó la sala sin dirigirle una mirada más a él.

Sasha se rio internamente. Cuestionándose si realmente ella iba a ir a ese "algo importante" con su aspecto actual.

Cuando la vio desaparecer de su vista, espero a escuchar la puerta cerrándose para poder dirigirse a la computadora y seguir leyendo.

Por que él si quería ver que contenían los otros documentos con títulos que ahora entendía eran historias.

Escuchó la puerta abrirse, pero nunca cerrarse.

Lo que si pudo escuchar perfectamente fue a una tercera persona.

—¿¡Qué se supone que te paso!? Das asco, Anne.

Y reconoció perfectamente la voz de Ethan. 



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En el texto hay: tristeza, juventud, amor

Editado: 21.07.2020

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