★(Sasha)★
A veces conseguir un poco de paciencia cuesta más que el dinero. De eso me estoy dando cuenta justo ahora.
—Oye, yo no sabía que James tenía problemas contigo— me dice aquél hombre quitándome la poquita paciencia que me queda.
Me giro hacia él quien lleva unos cuantos minutos insistiendo a que le hable, pero lo que más me enoja es que se está riendo. Una sonrisa para joder.
El mal parido no deja de seguirme, que parásito.
—¿Qué quieres? —le pregunto.
—¿Qué tal si salimos a tomar aire? —me propone y es que está loco.
Apenas lo conozco.
—¿A tomar aire? ¿Te das cuenta de que vine al club y no a TOMAR AIRE? —le respondo algo exagerado.
—No...
—Además ni te conozco— digo y le sonrío a un chico que no deja de mirarme con unos ojos hermosos.
—Bien... soy Adam y soy nuevo por aquí, creo que lo sabes— con que Adam.
Amigo, eres bien pésimo conquistando chicas, pero lo que no entiendo es por qué diosito me mandó a este gillipollas. ¿Por qué o para qué lo enviaste? Dame una respuesta Jesucristo.
—Bien Adam, aremos algo, si logras tomarte ocho de esos, hago lo que tú quieras, pero si no... me dejas de molestar para siempre— le digo señalando los tragos.
—¿Tequila? —pregunta.
—Si— afirmo.
A ver si no te mueres por idiota.
Bastante seguro se recuesta de la barra y le pide los ocho vasos de Tequila al bartender gillipollas que ha estado escuchando toda la conversación, porque es un chismoso.
Cuanta gente chismosa hay en este mundo por Dios.
—Prometo dejarte en paz si no lo hago y si lo hago saldrás conmigo mañana a las 8:30 y saldremos de aquí ahora— aclara las cosas.
Se hace muchas ilusiones.
—Si, bien hazlo que no tengo toda la noche.
—Tranquila que yo no los sirvo— dice mientras sonríe.
Hasta se cree gracioso.
—Te lo tragas todos, sin detenerte ni un minuto— le arderá todo el jodido galillo.
No podrá, yo a penas me tomo dos y es por horas después de tanta cerveza.
—¿Qué te gusta comer? —me pregunta dejando un poco atrás esa estúpida sonrisa.
—¿Para qué? —pregunto.
—Pues, para saber que haré mañana— me responde haciéndome reír.
Que ilusionado está, pobrecito.
—Ni has empezado y por cierto, las pagas tú.
—No traigo dinero, James anda con él, así que... pagarás tú.
Y míralo, coqueteando y sin dinero. Es tonto la verdad.
—Solo empieza de una vez— le apuro porque ya estoy más que harta de él.
—Vale, ahí va.
Él acomoda bien su brazo en la barra, toma el primer trago y se lo chupa de un solo, así como hace con los demás sin ningún jodido problema. Estaba muy feliz cuando iba por el segundo pero ahora que se los terminó todos, mi cara está bien echa caca.
¿Como es posible? Eso arde joder.
—¿No vas a pagar? —se pone de espaldas a la barra y mira su reloj de mano— Ya puedes pagar.
—¿Quién demonios eres?
—Ya te lo dije— dice.
Saco el dinero de mi cartera y le pago al Rick, el hombre que nos atendió, él no está nada sorprendido, más bien se ríe de la situación o tal vez de mi por haber perdido.
Es un chismoso.
—Esto no es cierto, Rick, le cambiaste la bebida ¿cierto? —pregunto.
Él niega y se va a atender a otra persona.
—Rayos... —susurro con fastidio.
He perdido, ¡he perdido!
Ahora tendré que soportarlo, eso que mañana tenía que ir de compras con Tom y ya no podré, espera ¿quién dijo que no podré? Soy una mujer libre, no tengo por qué ir con ese idiota.
—Hey, Tequila ¿me prestas 500? —dice James mientras me mira de reojo.
Ya se me olvidaba que eran amigos.
—Estos te los sacaré de las costillas— le responde Adam mientras le pasa los jodidos 500 pesos.
¡El muy cabezota, tenía dinero y me hizo pagar! ¡Y James le llamó tequila! Es un maldito tramposo.
Ni siquiera puedo imaginar mi cara, se me van a salir los ojos.
—Págame mi dinero— le ordeno.
James se va sin decir nada más y se pierde entre la multitud.
—Vamos pequeña, daremos un paseo.
Me está ignorando.
—Antes págame mi dinero.
Al decirle eso, pensé que lo tomaría fácil, pero después de pensárselo unos segundos, me mira y se mete las manos en los bolsillos antes de decir esas palabras súper serio.
—No te daré nada.
Me robó.
—Entonces no iré contigo—le digo y me giro para irme a cualquier otro lugar en donde él claramente no esté.
Ah pero como la suerte hoy no me tocó, él me devuelve y así como me devuelve me sube a su hombro para luego empezar a esquivar a personas.
—No, no, no ¿qué haces? ¡Déjame! —le intento dar un codazo en la espalda, pero no puedo, ¿qué me va a hacer? — ¡Tom! ¡Tom! —ni siquiera lo puedo ver— ¡Ayúdenme por Dios! ¡Éste hombre me quiere matar!
Él sale y pasa por donde están los de seguridad, pero ellos no hacen nada aunque les pido ayuda.
Los voy a denunciar si salgo de esta, lo juro.
—¿A dónde me llevas? ¡Déjame!
—Gané la apuesta, vendrás conmigo— dice muy decidido.
Adam o Tequila, como sea que le digan, decide bajarme y al hacerlo lo noqueo pateando sus pequeñas bolas lo que hace que se arrodille y caiga de lado mientras se las agarra.
—No te metas conmigo mal parido.
Le paso por el lado, pero no logro caminar mucho porque él me toma del pie izquierdo y me hace caer. De pura suerte pude aterrizar con mis manos.
—Cumple, perdedora.
Dice aun agarrando mi pie. Me va a ver todo el hijo de puta.
—Déjame en paz, que no te debo nada— me volteo un poco y le puyo la mano con el tacón.
Me suelta y yo intento pararme de inmediato, pero él toma de mi brazo y me hace caer otra vez. Se pone de pie y luego me pasa la mano para levantarme la cual acepto y al pararme tomo impulso y le pego un cabezazo en la nariz haciendo que le sangre y se toque mientras siente el dolor.