Terco y Necio... Corazón

Fabiola

 

Tenía aproximadamente 14 años, cursaba el segundo año de secundaria tenía amigos y al menos yo no me consideraba de los chicos populares, era algo burlón y me juntaba con chicos que eran como yo, en pocas palabras era al menos en mi salón un bullí, era la segunda semana del inicio del año escolar, llegaron dos chicas nuevas al salón, Daniela Venencia y Fabiola Vega.

 

Con el paso de los meses fui haciéndome amigo de Daniela, ya que ella fue amiga de un amigo de la primaria, y de ahí fue que comenzamos a hablar, al hablarle a ella, Fabiola comenzó a hablarme también y nos comenzamos a hacer todos amigos, y cosas como que Fabiola me pidiera mis chamarras en invierno o se sentara cerca de mí, comenzaron a ser normales, nunca las vi desde otro punto de vista, además ella le gustaba a mi compañero Eduardo quien era más atlético que yo, más alto y por ende a mi criterio más atractivo, así que el tiempo fue pasando y Fabiola no me daba más criterios de creer que éramos buenos amigos. 

 

Y así paso un año escolar con altos y bajos, pero todo parecía estar bien, iniciamos el tercer y último año de la secundaria y un día mi amigo Gabriel, quien es de mis mejores amigos, se me acerco y me dijo:

-pepe, necesito que me hagas un paro de compas 

 -si claro Gabriel ¿cuánto dinero necesitas?-,

Él se rio y me respondió – no hermano necesito algo y no es dinero 

Lo mire algo sacado de onda – ¿a quien hay que golpear y porque?-

Volvió a reír –no, necesito que me hagas un paro con una chava 

- yo no madreo chavas- le respondí

-ya we es en serio, la cosa es la siguiente, tú sabes cuánto me gusta Katia, -

Y si, Katia era una compañera nuestra y mi amigo gabo se moría por ella desde que la conocimos, Así que le conteste a Gabriel – ok, ¿cómo te ayudo?- 

 Me miro y mientras bajaba la mirada me dijo – necesito que andes con Fabiola- 

Me reí y le dije -no, o sea que tú quieres que me le declare a Fabiola, ¿pero? ¿y eso como te ayuda?- 

A lo que algo apenado me contesto -Katia me dijo que solo andaría conmigo si conseguía que tú te le declararas a Fabiola-

-¿Solo declarármele?, o sea si ella no acepta de todas formas Katia acepta estar contigo-,

-exacto- dijo Gabriel. 

 

Sin perder tiempo me levante y me dirigí al salón y encontré a Fabiola en su butaca sentada, llegue, me arrodille y le dije de la forma más tonta posible que yo entendía que éramos amigos de un tiempo para acá, pero que necesitaba pedirle algo y que eso era que si quería andar conmigo, ella se sonrojo y acepto, la abrace y después salí del salón y le dije a gabo

-está hecho, somos pareja ve por tu chica cabron-, Gabriel se emocionó, me agradeció y se fue al salón tras Katia. 

 

No sabía en lo que me metía, porque aunque la relación duro solo 3 días debido a que yo nunca había tenido novia, no sabía que debía hacer, o como besar, no sabía nada y por eso terminamos, pero no me importo, al menos eso creí, pasaron los días y esto me comenzó a doler en mi orgullo, y decidí que debía recuperarla, mala idea pepe, mala idea. 

 

Con muchos esfuerzos logre que ella y yo regresáramos, pero en menos de una semana terminamos otra vez y así una serie de reconciliaciones y rupturas acababan de comenzar, solo sé que comencé a darme cuenta de las cosas, que ella al parecer solo estaba conmigo por mi dinero, suena mal pero así era, porque en navidad anduvimos y le di su regalo y me termino, para el 6 de enero día de reyes volvimos unos días antes y le di su regalo y unos días después me termino, volvimos en febrero y paso san Valentín y me termino, en marzo volvimos y su cumpleaños era el 10 de abril y oh sorpresa, después de su cumpleaños cortamos, yo ya no podía con esto, era demasiado doloroso estar esperanzado a que ella en algún punto me quisiera, así que la última vez que terminamos fue definitivo. 

 

Y no fue para nada fácil, tener una novia del mismo salón es la peor idea que pude haber tenido, porque diario la veía, diario veía como Eduardo le coqueteaba y como ella se sonrojaba con él, peor aún estábamos sentados muy cerca por nuestros números de lista, pero no importaba yo comenzaba a superarla, me enfoque en los deportes, en el desmadre, era mi último año y además podía irme a examen extraordinario en matemáticas, sentenciado por la maestra necesitaba un 8 para pasar matemáticas. 

Aún recuerdo las palabras de la maestra -los que necesiten un 6 o un 7 para pasar aún pueden aplicarse, los que necesiten un 8 o más los veo en el extra-. 

 

Perra, yo era el único que necesitaba un 8, pero no me rendí participe, entregue todos mis trabajos y pase mis exámenes y la última semana de clases la maestra dio calificaciones y al llegar a mi nombre hizo la situación tan de emoción, tan dramática que yo sentía que me daría un paro cardiaco en ese momento para que al final dijera: 

-José Guadalupe, que lástima que hasta el final se aplicó, si lo hubiera hecho antes la historia hubiera sido diferente, usted tiene, 8-. 




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