Tergiversado

Belleza de Dios griego

    --Es increíblemente hermoso, juro qué nunca había visto un chico tan hermoso de pies a cabeza --la chica suspira emocionada al decir aquello, yo observo la escena, divertida--. Su aire de misterio lo hace aún mas irresistible...

   

   --¡Yo lo vi primero! --grita una segunda chica, provocando una mortal mirada de parte de la primera--. Ademas para tú mala suerte, tenemos biología juntos --dice con aire triunfal, sintiéndose ganadora de un gran premio.

 

  --No se hagan ilusiones con él --habla la abeja reina, quién hasta entonces, se había dedicado a escuchar a sus dos súbditos con una expresión burlezca--. Tiene el nombre "Vanessa Preston" sobre su frente  --dice con su habitual arrogancia y con el mentón alzado--.      Es solo cuestión de tiempo para que caiga a mis pies el precioso Dan...

 

 --Hola preciosa --una voz masculina interrumpe mi entrometimiento y no pude escuchar el nombre de la divinidad griega por la qué discuten Kimberly, Shantal y Vanessa; lo que sí sé es qué no es un chico que conozco, tiene que ser nuevo si ninguna de ellas a sido su novia. Ellas no pierden tiempo...

 

  --Hola  --respondo, sin interés en hablar con éste. Liam George. Hace unos años se podía decir que era la personificación de la belleza, pero sin duda esos años ya pasaron. Ahora, su físico está tan mal como su nivel intelectual y académico, porque estoy casi convencida qué en lugar de cerebro tiene una nuez. Es increíble que este chico sea el mismo que se robaba los suspiros de todas en ésta escuela y vergonzosamente, debo incluirme. El abuso de alcohol y drogas, sumado a las malas noches ya empezaron a pasarle factura.

 

 --¿Sabes?  --dice, buscando conversación entre ambos y tomando haciendo junto a mi en la mesa. Quisiera decirle que no me interesa lo qué sea que quiera decirme, pero me ganan los buenos modales y lo dejo continuar--. Llevo varios días observandote y debo confesar qué estoy realmente sorprendido -en su cara se dibuja una sonrisita, qué tal vez a otra le resulte coqueta pero a mi me parece tan ridícula, qué se me hace muy difícil contener una carcajada--. Te has convertido en toda una belleza         --sigue con esa ridícula sonrisa, que al parecer es su sonrisa seductora--. No es que antes no lo fueras pero, ¡cómo has crecido muñeca!

 

  Él sigue con su intento de seducción y yo solo lo observo, preguntándome si de verdad es así de baboso o ésta fingiendo.

 

  --¿Y?  --respondo, esperando qué mi respuesta le haga entender qué no me interesa su repentino interés en mí.

 

  --Tú, yo en una fiesta qué habrá ésta noche --suelta sin más. Seguro piensa el muy idiota que a sido romántico, ¡qué zopenco!--. ¿Te gusta la idea?  --se atreve a preguntar, como si la respuesta en mi expresión facial no fuera obvia.

 

   --No, no me gusta para nada --respondo con toda naturalidad.

 

   Entonces su cara de estúpido, pasa a ser cara de sorprendido tras escuchar esas palabras. ¿En serio esperaba otra respuesta?

 

  --¿Acabas de rechazarme? --su cara es todo un poema, ya no pude contener más las ganas explosivas de reír.

 

   Mi risa no parece agradarle y eso me causa más risa, quiero controlarme pero es ver su cara y estallar otra vez. Algunas miradas curiosas de quienes están en la cafetería se posan sobre mí y decido respirar profundo y hacerme de compostura.

 

   --Sí, así fue  --respondo cortante a su anterior pregunta.

 

   Rie de mala gana y pasa su lengua por el interior de sus mejillas.

 

 --Ya entiendo -dice el aludido con cara de haber descubierto algo, y yo me comienzo a enfadar por su insistencia--. Eres una chica difícil y eso me gusta...

 

¡¿Dios, que hice para merecer esto?!

 

  Paso una mano por mi rostro, al tiempo que repito profundo. Mantengo los ojos cerrados por unos segundos y vuelvo a mirarlo. 

 

--Aparentemente no estoy siendo suficientemente clara  --trato de estar calmada, pero la paciencia comienza a desaparecer--.  Lo que te estoy diciendo es que no quiero salir contigo -y me aseguro de hacer énfasis en cada palabra.

 

  --¿Acaso tienes novio?  --sigue y sigue--. Es eso, tienes novio y por eso no aceptas salir con migo.

 

  --¿No tienes nada más qué hacer?  --digo tratando de librarme de él. No quiero profundizar el tema de si tengo o no novio, por que se pondrá  más intenso si descubre que no tengo y qué de hecho, nunca he tenido. Pero el muy tarado no sé rinde.

 

--Ahora que recuerdo, nunca he escuchado nada sobre ti --me mira con curiosidad mientras yo trato de parecer despreocupada, aunque no lo estoy.

 

  Lo había descubierto. Ahora sabiendo eso, sería más difícil safarme a ese zopenco. Trato de disimular mi incomodidad y me pongo a leer la etiqueta del jugo que bebía, pensando que sí  ignoraba por completo al chico qué  está frente a mi, terminaría por rendirse y marcharse. No fue así.



#10651 en Thriller
#6081 en Misterio
#38213 en Novela romántica

En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 26.10.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.