Tergiversado

Pidiendo respuestas

Todo el día estuve completamente ausente. No tengo idea de lo que hablaron los maestros en las clases que hasta ahora he tenido. Pero mi falta de concentración en estos momentos es algo que cualquiera en mi situación tendría. 


Inevitablemente me he formulado incontables hipótesis a cerca de lo qué escuché decir a la señora Sara cuando hablaba con mamá por teléfono. He tenido que controlar mi inquietud para no alertar a mi madre, de haverle hecho saber lo que sé estoy segura qué habría inventado algo para tranquilizarme; no le quiero dar  tiempo a que acomode las cosas y termine contándome una historia que aparentemente es real, pero con muchas omisiones.  


Afortunadamente solo queda una clase, después podré irme y por fin enfrentar a mi madre y así calmar el torbellino que se sitúa en mi cabeza.


---Carlye, el menso de Liam te está escaneando con la mirada --- comenta Carrie mientras caminamos al salón de literatura. Si, ahora también estamos juntas en esta---. Mirar así a las personas debe estar catalogado como acoso. 


Ni siquiera me preocupo en mirar hacia donde se encuentra Liam, de todas las cosas que no me importan él es la última  


---Algo así como <<acoso visual>> ---bromeo. 


---Exacto. ---responde Carrie, como si lo que acabo  de decir es lo más lógico del mundo. 


Llegamos al aula y solo se encuentran en ella, al fondo y ocupando un mismo pupitre una chica y un chico que no se inmutan al ya no contrarse solos y continúan intercambiando gérmenes, bacterias y mucha saliva. 


---¡Qué insolentes!  ---escupe mi amiga con desagrado. 


Yo me limito a reír discretamente a  causa de la expresión facial de mi amiga. 


Después de unos minutos la llegada de más alumnos se hace presente, entre ellos Daniel, quien se dirigió hasta nosotras sonriendo amablemente. 


---¡Qué tal, chicas! ---saludó el alto peli negro, en un pupitre detrás de mi. 
---¡Hola Daniel! ---respondimos ambas, pero a diferencia de la forma en que yo saludé, Carrie lo hizo con tono pícaro y mirándome de forma sugerente. ¡Esta niña no tiene componte! 


Le hago una mueca de desaprobación a mi amiga  y ella responde con una risa burlona, todo esto bajo la curiosa mirada del recién llegado. 


---¿Ustedes tienen algún código secreto para comunicarse?  ---pregunta Daniel alternando miradas en una y la otra. 


---A veces… ---contestamos al unísono. 


---Ya veo ---dice él sonriendo.  


Entonces mis ojos se clavan en los de Daniel y los suyos en los míos; permanecemos así, sin que ninguno decida apartar la mirada del otro. Transcurren largos segundos hasta que soy la primera en rendirme y poner mi vista en el piso al tiempo que voy girando mi  cuerpo para quedar de espaldas a él.  


¡¿Qué me está pasando?! 


---¡Buenas tardes, alumnos!  ---saluda el maestro con su ritmico y peculiar tono de voz, entrando al aula con largas zancadas---. Hoy se nos une una nueva camarada a nuestra asamblea. Creo que todos aquí la conocen pero tiene la oportunidad, si quiere, de ponerse de pies y decir algunas  cosas sobre usted a sus compañeros. En mi opinión, no estaría de más  ---termina el maestro y mira a Carrie por encima de sus gafas, incitando a que se pare. 


Mientras ella lo mira con cara de <<¿en verdad espera qué lo haga?>>. 


Este hombre olvidó quién es Carrie o tiene mucha esperanza en los jóvenes. 


---Creo qué no es necesario, profesor ---reponde mi amiga desde la comodidad de su pupitre. 


El hombre abserva la adolescente y asiente resignado. 


(…) 


La clase de literatura con Carrie presente fue mejor de lo que esperaba. Con eso de qué se la pasa lanzando indirectas siempre qué Daniel esta cerca, temí perder la cara de la vergüenza si mi  atolondrada mejor amiga hablaba de más.  


---Y bueno, ¿a qué hora dijo tu mamá que llegaría a la ciudad? ---Carrie camina mientras sus ojos están metidos en la pantalla de su móvil y sus dedos se mueven sobre esta a velocidad incalculable.

 

---Debe haber llegado hace horas ---digo, recordando que me dijo qué saldría temprano en la mañana. No me dijo qué haría pero estoy segura que pasó a su consultorio y probablemente también a la estación de policías...---. Supongo que de allí vendrá a buscarnos. ---Daniel y yo caminamos juntos, y por alguna extraña razón muy cerca uno del otro. Mentiría si digo que no disfruto de su compañía, y mucho. Él tiene algo que no sé cómo definirlo pero qué me hace sentir tan cómoda; este sentimiento es nuevo y peculiar para mí, peculiar en el buen sentido de la palabra. Creo.



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En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 26.10.2020

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