Tergiversado

Fiesta.

Estoy feliz ¡Más qué feliz! La tormenta ya está lejos, yendo a entorpecer la rutina de otras personas, y no me alegraba por esto último, pero me tranquiliza ya no tener qué llevar un paraguas a todas partes. Odio cargar con ese objeto.

Y qué decir de los bonitos días soleados, ¡Son espectaculares!

Sí, ya sé qué dije que normalmente me gustan los días lluviosos, pero tres días, ¡TRES DÍAS! eso era demasiado. Además de ya no tener un clima frío y húmedo, también es viernes y por supuesto, también estoy feliz por ello.

Los últimos días han sido tranquilos y rutinarios. Ir a la escuela, regresar a la casa, hacer las compras, comer, dormir y mensajearme con Daniel... Gracias a que esa desastrosa tormenta está cada vez más lejos de nosotros él pudo volver a usar Internet. Me dijo qué junto a su tío habían hecho un aparato que recibía la señal de Internet que usaban, su tío fabricaba cosas y él le ayudaba. Ahora que lo pienso, creo que es ilegal estar fabricando ese tipo de aparatos sin algún permiso especial, pero vamos, esos dos viven alejados de la civilización, en algo deben de invertir el tiempo. Así qué, en las últimas dos noches hemos estado escribiéndonos antes de dormir, hablando sobre cualquier tema por horas. Mamá cree que es con Carrie con quién me desvelo, y mejor que siga creyendo eso, pues no sé cómo tomaría que le esté prestando tanta atención a un chico. Conociéndola sé que no le agradaría mucho la idea, por lo que decidí guardarme el secreto al menos por ahora.

Me había levantado muy temprano, el buen humor me provoca hacer cosas inimaginables. Por eso tenía tiempo de sobra para hacer toda mi rutina matutina y llegar a casa de Carrie caminando a paso calmado. Cómo sé que ella es un costal de pereza, no iré tan temprano a su casa (temprano para ella), pues una persona normal estaría desayunando en el momento en que mi amiga decide levantarse. Así es Carrie y así debo amarla.

Termino mi desayuno y subo a mi habitación. De repente sentí la necesidad de confirmar qué luzco bien, así que subo a darme una chequeada al espejo y me aplico más bálsamo de labios. Hoy no quería llevar el pelo lacio, así que lo dividí en cuatro secciones y los enrosqué en uno de mis dedos llevándolo hasta la coronilla de mi cabeza y sujetándolo con una pinza para cabello. Repetí el proceso con cada sección y fui a bañarme. Fue después de estar vestida que solté el cabello y vi que el resultado era bueno.

¡Gracias ideas en cinco minutos!

Compruebo que huelo bien y abandono la habitación. Paso por la cocina a buscar mi mochila y salgo de la casa. Me aseguro de cerrar bien la puerta y guardo la llave en uno de los quinientos compartimentos de mi mochila.

¿Quién necesita tantos compartimentos?

Muevo mis pies sobre el caminito que llega desde la puerta de mi casa hasta la acera. Giro hacia la derecha y camino despreocupada siendo consciente que el tiempo está a mi favor. Voy tan distraída que no noté la persona saliendo de su casa y por lo tanto me sobresalté al escuchar que me hablaba.

--Disculpa, no quise asustarte. --se disculpa el castaño acercándose a donde yo permanecía parada.

--No te preocupes, yo hiba distraída. --Ethan Horan era mi vecino. Él y su familia han vivido desde siempre en la casa que está a la derecha de la mía, pero nunca fuimos amigos, él es dos años mayor que yo y no tiene hermanas, sino un hermano mayor al que he visto como mucho, tres veces en toda mi vida.

--¿Y qué tal te va? --pregunta el chico con interés.

--Pues, supongo qué bien --digo, sin estar segura de qué contestar.

--¿Supones? --él tiene el ceño fruncido y una pequeña sonrisa en los labios.

Río nerviosa.

--Estas últimas semanas han sido un poco complicadas. --respondo, recordando todo lo que ha ocurrido en tan poco tiempo.

--Puedo entender a qué te refieres. --dice mi vecino, quizás pensando en sus propios problemas.

Yo asiento.

--Pero no dejes que te vuelvan loca, --me aconseja él, refiriéndose a las "complicaciones" que le mencioné--. Saldrás de la escuela e irás a la Universidad, y entonces extrañaras los problemas de la adolescencia.

Creo que Ethan imaginó que los problemas que tengo son de índole amoroso o los típicos dramas juveniles, pero no. No es un drama adolescente que te enteres de que en cualquier momento alguien podría estar observandote desde un lugar en las sombras y que desconozcas los datos más relevantes sobre la muerte de tu padre. No eso no es un drama. Pero Ethan no sabe nada de eso por qué cómo dije, no somos amigos.

--Llevas razón en eso. -- respondo sin embargo.

Él me mira y pasa una mano por su nuca, señal de qué está nervioso.

--Hoy es mi cumpleaños número diecinueve, daré una fiesta por si quieres venir. --dice aún con una mano en su nuca.

La invitación me toma de sorpresa.

--Gracias. --digo con un hilo de voz.

--Puedes invitar algunos de tus amigos, no se pedirá invitación.

--Estupendo. --digo con voz cantarina--. Gracias otra vez y feliz cumpleaños.

--Gracias, Carlye. --dice él con una bonita sonrisa--. Ya no te hago demorar más, qué tengas un lindo día.

--Gracias -- respondo sonriente--. Igual para ti.

Ethan regresa a su casa y yo emprendo camino hasta casa de mi amiga, pensando en lo que acababa de ocurrir. Es raro cómo alguien que ha pasado toda la vida ignorandote, un día decide hablarte como si eso fuera lo más normal del mundo. Pero bueno, dicen que para todo hay una primera vez y está es la primera vez que Ethan se atreve a dirigirme la palabra. Tampoco es que me moleste que me haya hablado, pero sí me intriga saber por qué nunca lo había hecho.

Cuando llego al frente de la casa de Carrie veo que su madre ya está en el auto y me acerco a saludarla. Parece estar pensando muy distraída, así que trato de hacerme notar para no pegarle un susto al hablarle.

--Hola, Sara. --saludo con una sonrisita en mis labios.

--Hola, Carley. --responde ella mirándome y devolviéndome una dulce sonrisa, pero que no alcanza a iluminar sus ojos.

La madre de mi amiga parece cansada y su aspecto me hace pensar que no tuvo una buena noche.

--Iré por Carrie. --le informo, recibiendo un asentimiento de cabeza por su parte.

Entró a la casa y llamo a mi amiga al pie de la escalera.

--¿Ya estás aquí? --me pregunta, cómo si no fuera obvio--. Justo hiba a llamarte.

Miro la hora en mi reloj de muñeca y se me desorbitan los ojos al ver lo tarde que es. La charla con mi vecino me tomó más tiempo del que había previsto.

--¡Carrie! ¡¿Podrías darte prisa?! --vocifero.

-- Ya estoy aquí --dice ella apareciendo ante mi vista--. ¡Santos peinados! --me mira con sorpresa una vez termina de bajar los peldaños--. ¿Qué dios de los cabellos posó su mano sobre ti?

Reí a carcajadas por su extraño comentario.

--Estás muy dramática últimamente. --paso una mano por mi pelo y sigo riendo.

--Leer tanta literatura juvenil tiene sus desventajas. --responde ella. Cierra la puerta y caminamos hasta el auto dónde su madre nos espera.

Bajamos del auto siendo las ocho en punto. Pero no estábamos preocupadas ya que el maestro de literatura no era el más puntual. De hecho era el más impuntual. Pero eso nos convenía.

--Oye, ¿qué le ocurre a tu mamá? --no pude evitar preguntarle a Carrie mientras caminamos.

--¿Por qué preguntas?

La miro con los ojos achinados. ¿En serio no se daba cuenta?

--No, por nada, está actuando de manera habitual y No parecía haber pasado la noche en vilo. --respondo sarcástica.

Ella hace una mueca.

--Sí está rara, ¿verdad? -- responde, al parecer ya cayó en cuentas--. Nisiquiera me puso un cohete como todas las mañanas para que me apresurara.

--Exacto. Debes hablar con ella y preguntarle si todo está bien o si hay algo que le preocupe.

--Hablaré con ella al volver a casa. --dice decidida.

Yo asiento.

--Oye, ¿quieres ir a una fiesta esta noche? --pregunto, cambiando de tema.

Carrie me mira con el ceño fruncido.

--Escuché que me invitaste a una fiesta. -- dice ella con diversión e incredulidad.

--Sí. Eso fue lo que hice. -- respondo con seguridad.

Ella me mira y explota en carcajadas como si le hubiera contado el mejor de los chistes. No digo nada y le permito reír todo lo que quiera. Llegamos al salón de literatura y Carrie todavía estaba riéndose. Entramos y como suponíamos el maestro no había llegado.

Llegamos a nuestros lugares y Daniel ya ocupaba el suyo, justo al lado mío. Carrie ocupaba el lugar detrás de mí y así se aseguraba de fastidiarme durante toda la clase.

Acomodo mi mochila sobre el taburete y tomo asiento. Dirijo la vista al chico a mi lado y agradezco que estoy sentada, por que podría haberme caído con esa mirada azul tan intensa sobre mí.

--Hola. -- le digo con una sonrisa.

--Hola, Carley. --responde sin apartar la vista de mí. Mi nombre suena hermoso en sus labios y en su voz.

Estos pensamientos, ¿de dónde salen? Yo no pienso así.

Carrie aún reía un poco más calmada, pero igual la miraban con curiosidad algunos de nuestros compañeros.

--¿Qué es tan gracioso? --preguntó Daniel mirándola.

--Hola, chico misterio. --se calma--. Lo siento. --toma aire--. Es que Carlye me dijo algo que me causó mucha gracia, por eso estoy riendo así. --le explicó, luchando por no estallar en risas otra vez.

Daniel me mira interesado.

--¿Me cuentas ese chiste a mí también?

Yo suelto un suspiro.

--No es un chiste, solo la invité a una fiesta.

Y a reír otra vez.

Él se mantiene en silencio.

--¿Quieres venir con nosotras? -- Ethan había dicho amigos y Daniel sin duda es mi amigo, así que por qué no invitarlo.

Carrie detuvo su risa y me miró.

--¿Lo de la fiesta es en serio? --interroga mirándome.

--Claro que lo es. --afirmo.

Pretendía explicarle a Carrie que mi vecino me había invitado a su fiesta de cumpleaños, no obstante, el maestro llegó y no pude continuar.

--Más tarde te explico.



○●○●●○●●○●


Una vez terminada la clase de literatura Daniel, Carrie y yo salimos juntos del aula; el tenía historia y nosotras biología, por lo que debiamos separarnos en el pasillo.

--Entonces, --comenzó a decir Daniel con su calmado tono de voz--. ¿Nos vemos en el almuerzo?

--Por supuesto, nos vemos en el almuerzo. --respondí sonriente.

Él se marchó y yo lo perseguí con la mirada.

--Estás riendo como boba. --Carrie me hace volver a la realidad con su comentario.

--No estoy riendo como boba. -- respondo, siendo conciente de que sí reía como boba.

--Sí lo haces, Jacobs. --insiste ella y me llama por mi apellido, sinónimo de que no se rendirá.

Hecho a andar y Carrie me sigue.

--Admitelo.

--No.

--¡A Carley le gusta Da...!

Me abalanzo sobre ella, poniendo mis manos sobre su boca para evitar que termine con lo que pretendía decir.

--¡¿Estás loca?!

Ella se zafa de mi agarre y ríe descaradamente.

--No, no estoy loca. --refuta Carrie--. A ver, ¿qué tiene de malo qué te guste Daniel? --no dijo esto muy fuerte, pero algunos chicos que pasaban por nuestro lado la escucharon y volteraon a verme--. No tiene nada de malo. --afirma--. Nada de malo. --mueve sus cejas mirándome con picardía.

--¿Cómo estás tan segura? --le pregunto.

--Solo lo sé. --afirma, cómo si esa fuera una buena respuesta--. Pero debemos olvidarnos de tu gran amor por un momento, aún no me dices qué onda con la fiesta.

¿Gran amor? Nisiquiera salimos.

Llegamos al laboratorio y buscamos unas batas en el armario, luego nos dirigimos a una mesa.

Debo admitir que la fiesta se había esfumado de mi mente. Así que aprovecho que mi amiga me lo ha recordado para contarle lo que ocurrió con mi vecino.

-- No me vas a creer, pero cuándo me dirigía a tu ca...

--Carrie Michelles, --Me interrumpe una voz femenina, miramos al lugar de dónde proviene y nos encontramos con la asistente de rectoría-- debes acompañarme a la oficina del rector.

Carrie rueda los ojos y se pone de pie sin mayores inconvenientes y en pocos segundos ambas han desaparecido de mi vista.


--Genial --digo sin humor, creyendo que mi amiga tardaría mucho en volver y que tendría que pasar todo el rato sin su fastidiosa pero necesaria compañía.

La maestra llegó y de inmediato dió inicio a la clase. Habían pasado alrededor de quince minutos, nos preparabamos para utilizar los microscopios después de haber recibido algunas indicaciones por parte de la Señorita Wallace cuando la puerta del aula fue abierta. Carrie se adentro al lugar sin ofrecer explicación alguna a la maestra, quien solo le observó unos segundos y espero a que tomara asiento para seguir con lo que hacía. Todos observaron con extrañeza a Carrie hasta que se sentó a mí lado y luego a la maestra. Todos, incluyéndome. Y es que la maestra Wallace no permitía que nadie entrara a su clase con quince minutos de retraso y mucho menos taleraría que lo hicieran "como Pedro por su casa", sin nisiquiera ofrecer alguno disculpa.

Mi amiga sonrió con suficiencia y se acercó a mi oido después de haberse acomodado en su silla.

--Encontramos a la maestra en el pasillo y la secretaria del rector le informó que él quería hablar conmigo y que llegaría más tarde a la clase. --explicó mi pelinegra amiga.

Ahora todo tiene sentido.


...




--... entonces me pidió que regresara a clases. --terminó Carrie de contarnos a Daniel y a mí lo que había ocurrido cuándo estuvo en la rectoría.


--Ya me había parecido extraño que no te habían llamado junto a los otros dos. --comento, dejando sobre la mesa la botella con zumo de naranjas.

Estábamos almorzando mientras platicabamos sobre asuntos de nuestro interés, o al menos, del interés de Carrie y mío por que en lo que a Daniel concierne solo prestaba atención sin hacer ningún comentario al respecto. Después de su regreso al salón de clases no me había podido dar detalles sobre lo que había hablado con el rector, así que eso y la historia de la fiesta lo conversamos en el almuerzo, quedando todavía pendiente el último de los asuntos, pero claro que saber sobre el destino que le esperaba a mí amiga era primordial; para su buena suerte no recibió ninguna sanción en vista de que ella no había provocado ni participado del bochorno del martes pasado entre su ex y la novia del susodicho. Dianne fue quien empezó, no Carrie.

--Créeme, a mí también me sorprendió --afirmó-- pero no me puedo quejar, salí bien librada después de todo.

Le respondo con un asentimiento de cabeza.

--Solo espero que mi madre se lo tome a la ligera y no tener problemas con ella por eso. --dijo pensativa.

Como era de esperarse e independientemente de que a Carrie no se le aplicó ningún castigo, el rector le informó que debía comunicarle a su madre sobre lo sucedido.

--Estoy segura que ella sabrá entender. --le tranquilizo.

Ella soltó un bufido.

--Espero tengas razón.

Transcurrieron unos minutos en silencio en los que terminamos con nuestras porciones de comida.

--¡Carlye! --gritó Carrie de imprevisto, haciéndome sobresaltar--. ¿Podrías ya contarme todo ese royo de la supuesta fiesta?

--Estoy en frente de ti, no hace falta gritar --le reprocho--. Y no es una "supuesta fiesta", --le corrijo--. Es una fiesta real.

--Sí, sí. --responde ella restándole importancia a mis palabras--. ¿Desde cuándo tú vas a fiestas? --pregunta mirándome con los ojos achinados.

--Bueno, ¿recuerdas a Ethan, el hijo de mis vecinos?

--¿El castaño sexy que es como tres años mayor que nosotras? --responde ella a modo de pregunta--. Claro que lo recuerdo, ¿qué pasa con él?

Daniel comienza a prestar más atención, y lo sé por que alterna miradas entre Carrie y yo con marcado interés en sus hermosos luceros azules.

--Es dos años mayor que nosotras, y hoy está de cumpleaños --digo viéndolos mirarme con interés--. Así qué cuándo pasé frente a su casa mientras caminaba a la tuya, me invitó a su fiesta.

--Así que tú vecino que no te había dirigido la palabra en toda su vida decidió hoy conversar contigo y no solo eso, si no que también te invitó a su fiesta de cumpleaños... --rascó su barbilla y agregó--: definitivamente necesito ondular mi cabello.

Pretendía responderle a mi amiga, pero la voz de Daniel hizo que dirigiera mi atención a él.

--¿Crees que a tu amigo le agrade que invites a más personas? --lo observé, intentando descifrar su expresión, pero fue en vano.

--Me dijo que podía invitar a mis amigos, por eso los estoy invitando. --respondí sonriente.

Su rostro de tornó más suave y me alegré por ello.

Seguimos charlando y riendo en lo que quedó de tiempo libre hasta que tuvimos que volver a las aulas. Al salir para irnos a casa encontramos a Daniel recargado de una pared esperándonos para ir juntos hasta la salida y entonces allí, antes de despedirnos fue cuando me dijo que no estaba seguro de poder asistir a la fiesta de mi vecino. La noticia me decepcionó un poco, no sé por qué; igual le dije que le enviaría la dirección por si decidía ir. Y así lo hice tan pronto estuve dentro del auto de mamá camino a casa.


☆☆☆☆☆☆


--No olvides llamar a Sara para que le de permiso a Carrie de asistir conmigo a la fiesta, mamá. --era la cuarta vez que se lo decía y no recibía respuesta de su parte.

Dejó el minucioso escrutinio a unos papeles que tenía entre sus manos y me miró.

--¿Sabes qué? La llamaré ahora. --afirmó poniéndose de pie y yendo a buscar el teléfono--. Debe estar camino a casa, pero ya estás fastidiando bastante. Nisiquiera sabía que eran amigas de Ethan. --dijo todo esto con el auricular sobre su oreja.

Yo solté una risita de triunfo desde el cómodo sillon y me mantuve en silencio viendo a mi madre aguardar por una respuesta al otro lado de la línea.

Aún no sabía qué usaría para la fiesta, había decido que esperaría a mi amiga para que me ayudara a escoger. Sabía que su madre no se negaría si era mi madre quien se lo pedía, así que podría decir que ya es seguro que iremos a esa fiesta, nuestra primera fiesta en nuestros diecisiete años de vida.

-- Hola, Sara... Sí, soy yo. Te llamo para pedirte en nombre de las chicas que dejes venir a Carrie a la fiesta de cumpleaños del hijo de mis vecinos... Sí, son personas decentes. --pasó un momento de silencio en el que estoy segura la madre de mi amiga puso mil objeciones para no darle permiso--. No te preocupes, se puede quedar a dormir aquí. Oye, ¿sucede algo? --cuestionó mi madre a su amiga y después de algunos segundos volteó a mirarme--. Está bien, comprendo. Trae a Carrie y hablamos... Adiós.

--¿Sucede algo con la señora Sara?

--No cariño, todo está en orden.



**TRES HORAS MÁS TARDE**


Carrie y yo salimos de mi casa rumbo a donde ya se celebraba la fiesta. Nos despedimos de nuestras madres quienes no opusieron mayor resistencia a nuestras salida, al contrario parecían desesperadas por que nos fuéramos. En fin, Carrie me había aconsejado usar un vestido negro el cual no era largo pero tampoco era revelador. Llegaba hasta encima de mis rodillas, ceñido, pero no demasiado y con mangas largas. Carrie vestía un bonito vestido rosado, unos centímetros más corto que el mío, igual de ceñido y con las mangas más cortas. Nos maquillamos de forma ligera y dejamos nuestro cabello suelto. Tuve que mostrarle cómo me había hecho las ondas y así, después de aplicar fijador, ambas obtuvimos muy buen resultado.

--Seguí tu consejo --me informa estando ya más cerca de la casa de mis vecinos--. Le pregunté a mi madre si hay algo que la esté preocupando últimamente.

--¿Te dijo lo que le ocurre entonces? --pregunto con interés.

--Dijo que ha estado muy cargada de trabajo. -- por el tono en que lo dice sé que no la convenció esa respuesta--. No le creí, pero antes de que pudiera seguir insistiendo con el tema me reprochó que el director la haya llamado para hablarle sobre mí.

--Entonces no se lo tomó tan mal si te dejó venir a la fiesta.

--Aún tenemos la conversación pendiente. --dijo soltando un bufido--. Quiere que le cuente todo lo que pasó con Michael, desde que terminamos hasta lo que ocurrió en la cafetería del Instituto.

La compadezco.

Habían muchos autos aparcados en toda la calle, podía imaginar como estaba el interior de la casa.
No tardaron en abrirnos la puerta en cuanto toqué el timbre, y lejos de lo que yo creía la casa no estaba abarrotada de personas. Inmediatamente, el sonido de la música se coló en nuestro entorno proveniente de la parte trasera de la casa.

--¡Hola chicas!

--Hola Señora Horan.

--Pasen, por favor. --abre la puerta ampliamente y la cierra una vez hemos entrado--. ¡Están muy hermosas y crecidas! --sonreimos ampliamente por el cumplido.

--Gracias. --respondemos al unísono.

-- Me alegré cuando Ethan me dijo que te había invitado, --dijo, está vez mirándome fijamente--. Creyó que tal vez Mila no te permitiría venir. Sigue creyendo que todavía te sobre proteje como cuando eras una niña pequeña y querías quedarte a jugar con él un rato más. Estabas muy pequeñita, con unos dos años, quizás. --agregó al notar mi ceño fruncido.

--De hecho, todavía me trata como a una niña de dos años. --replico de buen humor.

--Pronto irás a la Universidad, ¿no? --asiento--. Pues deja que te cuide el tiempo que le queda --dice sonriendo--. Sí yo hubiera tenido una niña sería igual de refunfuñona. --afirma--. Bueno, las llevaré con Ethan, es probable que no conozcan a nadie más aquí. --caminamos detrás de ella--. La moyoria son sus compañeros de la Universidad y viejas amigos de preparatoria.

El lugar está repleto de personas. La iluminación es escasa y no hay decoración llamativa. Observamos por todas partes y no vemos a Ethan.

--¿Buscan a alguien? --Aparece junto a nosotras llegando de no sé dónde--. ¡Hola! --Nos saluda alegre.

--Ella es mi mejor amiga, Carrie. --el le ofrece su mano y Carrie la recibe.

--Sí, la recuerdo.

--¿Me recuerdas? --interroga ingenua.

--Claro. Te he visto venir con tu madre a casa de la señora Mila desde que eras una niña pequeña.

--Cierto. --responde Carrie y todos reímos--. Por cierto, ¡Feliz cumpleaños!

--¡Muchas gracias!

--¿Hijo, a qué hora llegará tu amigo de la capital? --inquiere su madre con el ceño fruncido.

--Él no vendrá. Acabo de hablarle.

--¿Por qué? ¿Pasó algo malo?

Él suspira.

--Pasó lo que siempre. Sus padres se inventan cualquier cosa para no dejarlo venir a está ciudad. --explicó.

--Qué extraño. --comenta su madre mirándo al chico--. Bueno, chicas las dejó en buenas manos. --Nos dedicó una sonrisa a Carrie y a mí y se marchó al interior de la casa.

--¿Quieren algo de tomar o algún bocadillo?

Respondemos afirmativamente y él nos indica que lo sigamos hasta el centro del patio y así lo hacemos. Culebreamos entre el gentío hasta llegar a una mesa.

--La idea es que cada quien se sirva lo que quiera comer y así nadie está de aquí para allá durante toda la noche con bandejas en las manos. --nos explica. Y a mi parecer es una buena idea.

Tomamos un vaso de refresco cada una y le hacemos saber que no queremos nada más por el momento.

--Vamos por aquí. --nos indica.

--Hay muchas personas aquí. --comenta Carrie--. ¿De verdad conoces a toda esta gente?

--Siendo sincero, no conozco bien ni a la mitad. -- responde el castaño--. La única que no trajo una docena de amigos fue Carlye, los demás se tomaron muy en serio lo de la invitación libre.

Los tres reímos.

--Invité dos amigos. Los únicos dos que tengo en realidad.

Llegamos hasta un grupo de chicos y chicas que estaban sentados en un juego de muebles de exterior, charlando y riendo.

--¡Oye, anfitrión! --le habló un chico a Ethan--. ¿Qué rayos pasa con la música?

Ethan saca su móvil de uno sus bolsillos, deslizó un dedo sobre la pantalla un par de veces y la música que sonaba de forma aceptable subió casi estrepitosamente, ganándose unos pulgares arriba por parte del mismo chico.

Entramos a la media luna que formaban los muebles y todos se acomodaron haciendo espacio para nosotros.

--Amigos, ellas son Carrie y Carlye --Nos presentó Ethan, nombrando primero a Carrie que estaba justo a su lado y luego a mí que me encontraba al lado de mi amiga.

--¡Hola chicas! --Nos saludaron todos muy sonrientes.

--Carrie y Carlye --repitió el chico de la música, y supuse que era el más simpático del grupo--. ¿Son hermanas?

--No. --respondímos sonriendo, recordando todas las ocasiones en que nos han hecho la misma pregunta.

--¿Primas, tal vez?

--Solo son mejores amigas, Josh. --respondió Ethan por nosotras.

--¡Genial! --respondió el chico que ahora sé, su nombre es Josh--. ¿Lleno sus vasos? --nos preguntó levantando una botella de vidrio oscuro.

--Ellas no están tomando alcohol. --le reprochó Ethan y todas las miradas cayeron sobre nosotras--. Aún no son mayores.

--¿Estan en la preparatoria entonces? --indagó una chica pelirroja.

--Sí. Ya estamos en último año. --Carrie fue quien habló, con la seguridad que la caracteriza.

--¿En serio estarás cuidando dos bebés en tu fiesta de cumpleaños, Horan?

--Josh, no empieces. --reclamó otra chica de piel morena y con un hermoso afro.

--Asustarás a las chicas, baboso. --dijo otro chico.

El tal Josh solo reí y nos miraba buscando no sé qué en nuestras caras.

--Chicas --habló Josh--. No tiene nada de malo qué no tomen alcohol si no quieren hacerlo. --afirmó mirándonos un poco más serio--. Solo bromeaba con ustedes, ¿de acuerdo?

Carrie y yo reímos y asentimos, ya menos tensas.

--Y yo que pensé que eras el idiota del grupo --comentó Carrie--. Pero por lo que acabas de decir hasta creo que me agradas.

Josh fingió una cara de ofendido al tiempo que la risa de todos se hacía presente.

--Bueno, creo que merecía eso. --reconoció.

Los amigos de Ethan son divertidos y amigables y a pesar de ser universitarios no nos hicieron sentir inferiores o incómodas, claro, excepto Joshy su bromita, pero no lo hizo en mal plan.

--Carlye --me habló Ethan inclinándose hacia mí--. Hace rato dijiste que invitaste tus dos únicos amigos.

--Sí. Es cierto que solo tengo dos.

-¿Y dónde está tu otra amiga o amigo?

--Es un amigo y no pudo venir. --respondo desanimada.

--Qué mal. --dijo comprensivo.

--Disculpa, ¿podrías enderezarte? --se quejó Carrie con Ethan--. No me está circulando la sangre en esa pierna por tu culpa.

--¿Siempre eres tan directa?

--Sí. Siempre lo soy...

El sonido de un nuevo mensaje en mi móvil
me obliga a quitar la atención de la divertida discusión entre esos dos.

Daniel: Hola.

Yo: Hola.

Daniel: ¿Qué tal la fiesta?

Yo: Creo que está bien 😅. Es la primera a la que vengo, no tengo de dónde comparar.

Daniel: 😂😅 tienes razón.

Yo: ¿Y tú , qué tal tu noche?

Daniel: Yo estoy bien, y la noche hermosa.

Yo: Vaya, interesante respuesta.

Daniel: 🌚🌕

Yo: ¿estás viendo la luna?

Daniel: así es. ¿Podrías mirarla tú también? Así cuándo yo la mire veré tu rostro en ella.

¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío!

Este chico no podría ser más dulce.

Yo: La estoy viendo ahora.


--¿Qué pasa? --Carrie me observa con los ojos achinados y con su sonrisita malévola--. No me digas, ya sé. Esa cara de mensa solo la provoca el chico misterioso, ¿estás hablando con él?

--Sí. --respondo pensando que Daniel está tardando más de la normal en responder.

--¿Vendrá?

--No lo creo. ¿Dónde está Ethan?

--Fue a la tienda, se acabaron los bocadillos. --me informó haciendo una mueca. Me parece que no le agradó que Ethan se fuera.

--Pobre, es su cumpleaños y siento que no está disfrutando como debería.

Carrie asiente y no dice nada.

--Carlye, ¿podrías venir un momento?

Me pongo de pie y voy al interior de la casa junto a la señora Horan. Caminamos hasta la puerta principal y ella la abre.

--Este apuesto chico dice qué es tu amigo. --Daniel estaba parado en la entrada y tan pronto me vió sonrió.

--Sí, sí. Lo es. --nunca había hablado tan deprisa.

--Pues, adelante. --le invitó sonriente--. Se nos terminaron los bocadillos --comenta la señora Horan--, pero acabo de llevar algunos refrescos a la mesa; le dije a Ethan que debía comprar muchas bolsas de papas, nachos y de todo eso que comen ustedes, pero como no me escuchó, tuvo que salir ahora para la tienda.

--Eso no suena muy bien. --dice Daniel tímidamente.

--Aprenderá a escucharme. --afirmó la señora Horan sonriente--. Chicos, vayan a la fiesta o los tendré aquí conversando toda la noche y no fue a eso que vinieron.

Reímos cuando la señora Horan nos empujó al exterior.

--Es una persona muy agradable. --dijo Daniel aún sonriendo.

-- Sí. Muy amable y conversadora. --afirmé.


Vi a Carrie muy entretenida y riendo en el grupo de amigos de Ethan y me alegré de verla tan feliz . Pronto Michael solo será un borroso recuerdo.

--¿En qué estás pensando?

Llegamos hasta la pared de arbustos que divide el patio de los Horan de mi propio patio. Los Horan tienen bancos, muebles y luces en su patio trasero, en el nuestro hay un huerto y nada más. Mamá le paga a alguien para que corte el césped eventualmente pero no solemos pasar tiempo allí.
Nos sentamos en un banco de madera.

--Veía a Carrie --respondo--. Me alegra verla felíz.

--Eres una gran amiga. --dice él mirándome.

--Ella también lo es. --afirmo.

Desde donde estábamos se podía ver perfectamente la luna llena gracias a la poca luz del lugar.

--¿Te he dicho que luces hermosa? --dice de repente.

--De hecho, no lo habias hecho. --respondo y trato de ocultar mi nerviosismo.

--Luces hermosa, Carlye.

--Tú no estás mal, tampoco. --me reprocho internamente por no haber dicho algo mejor que eso--. ¿Ya notaste lo bien que se puede ver la luna desde aquí?

--Sí. Lo noté desde que llegamos. --él mira hacia el firmamento y luego de unos segundos baja su mirada sobre mí--. Pero, por ahora prefiero mirarte a ti.

No sé si se deba a la canción Something Just Like This que suena en los altavoces, no sé si deba a la bella y magnífica luna, que puedo jurar, hoy brilla con más empeño o si todo lo que siento lo provoca solo el chico frente a mi.

¿Podría él tener tanto poder para hacer mover todo mi mundo?

¿Esto que siento remover mi estómago y dar vueltas mi cabeza seguirá creciendo?

No tengo las respuestas.





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En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 26.10.2020

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