Tergiversado

Confesiones y Reencuentros

Mi corazón latía desbocado. Temí que de tanto martillar acabara abriéndome un hueco en el pecho. Estar tan cerca de él, bajo el hermoso cielo nocturno es la más hermosa de las experiencias que he vivido hasta este momento. Y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo para no hablar hasta que la canción de Coldplay & The Chainsmokers no terminara, los dos estuvimos en silencio escuchando la hermosa letra. Para cuando la canción terminó nos encontrábamos tan cerca que casi podíamos rozar nuestras narices.

-- ¿Por qué me miras así? --pregunté divertida.

--¿No lo sabes? --respondió él alzando una ceja.

--Nop. No tengo idea.

--¿Quieres saberlo?

--Ajá. --dije mirándolo a sus hermosos ojos.

--Porque me gustas. -- respondió seguro, haciéndo que temblara en mi lugar.

<¿Ahora qué responderás a eso, Carley?> se burló mi consciencia.

-- ¿Qué te asegura que eso es cierto? -- le reté, convencida de que no sabría qué responder.

Pero me llevé una gran sorpresa cuando inició a dar detalles sobre lo que según él, sentía por mi.

--Bueno, --apretó sus labios- -. Me gusta verte, acercarme a ti y hablarte; eso ocurrió desde que te conocí --habló sin apartar sus ojos de los míos--. Después descubrí que me encanta tu sonrisa --sonreí y el también lo hizo--. Y hoy sentí celos cuando hablabas del chico que te invitó a esta fiesta --¿en serio sintió celos? Abrí mis ojos ampliamente, eso no me lo esperaba--. Y como si todo eso no fuera suficiente, justo en este momento muero por besarte.

No me aparté cuando él terminó con el diminuto espacio que había entre sus labios y los míos, haciéndo solo que se rozaran tímidamente, no lo detuve cuando tomó entre los suyos mi labio inferior,al contrario, lejos de impedirle continuar me animé a probar el sabor de su boca, pero tuve que hacerlo cuando una voz conocida gritó mi nombre acercándose a nosotros.

Tan pronto estuvo lo suficientemente cerca pude distinguir en su rostro miedo y confusión.

--Unos chicos dicen que vieron a un hombre intentando entrar a tu casa. --Me informa Carrie.

Mi corazón da un vuelvo, pero no como los que sentía hace rato con Daniel, no. Si no uno de los malos.

--¿Qué chicos? ¿Qué vieron exactamente? --dije viendola a la cara, mi amiga titubeó y no esperé más. Me puse de pie para ir a casa lo más pronto que los tacones altos que llevaba me lo permitieran. Carrie y Daniel iban junto a mí.

Salimos hasta la calle donde habían algunos chicos que abandonando la fiesta salieron hasta el frente. Camino en dirección a mi casa y veo en la puerta a mi madre vestida con una de sus habituales pijamas y a su lado la señora Sara. También estaban un chico y una chica que no reconozco y la señora Horan con ellos.

--Mamá, ¿qué sucedió? --indago preocupada al llegar hasta ella.

Mi madre luce preocupada y su rostro refleja la angustia de su corazón. Todos a mi alrededor parecen preocupados y eso me hace desesperar.

--¿Alguien podría decirme qué sucede? --cuestiono alzando un poco la voz.

--Carley, escucha -- dice mamá atrayéndome hacia ella-- al parecer un ladrón intentó abrir una ventana, pero gracias a Dios fue descubierto por estos chicos.

--Ese sujeto tenía un arma --afirmó repentinamente la chica, evidentemente afectada.

--Marly, no estás segura de eso, no afirmes algo de lo que no estás segura. --reprochó el chico que la acompañaba.

La aludida rodó los ojos.

Por la tensión que había entre ambos supuse que eran novios, pero que por alguna razón estaban peleados. Quizás salieron de la fiesta para conversar en un lugar menos ruidoso cuando vieron al supuesto ladrón.

--Chicos, la policía está por llegar, deben estar seguros de lo que vieron y de qué les dirán a los oficiales. -- habló la señora Horan con expresión seria.

El chico suspiró con aparente cansancio y la chica empezó a hablar.

-- No estamos seguros de si tenía o no un arma pero, --dijo la chica mirando de forma acusatoria al chico-- sí lo vimos actuar de forma extraña cuando intentamos acercarnos a él, como si buscara algo dentro de su abrigo.

--¿Pudieron ver su cara? -- interrogo mirando a la chica llamada Marly.

--No. Siempre estuvo de espalda. --respondió ella mirándome, pero no de la misma manera en que miró al chico un momento atrás, ahora su mirada era más suave--. Cuándo nos sentimos amenazados regresamos a la fiesta y fue entonces cuando él aprovechó para salir corriendo.

Asentí a lo que me dijo y no dije nada más.

Se escuchó una sirena y supimos que la policía estaba muy cerca. Miré a mi madre y noté que observaba a Daniel con escrutinio, él permanecía con Carrie un poco alejados de donde me encontraba.

¿Qué estará pasando por la cabeza de mi mamá mientras ve al pelinegro?

Los oficiales llegaron hasta el frente de la casa, uno vestía el uniforme, mientras que el otro llevaba ropa de oficina.

--Buenas noches. Recibimos una llamada desde esta dirección. -- habló el que no llevaba uniforme.

--Sí --respondió mamá saliendo al frente; habían bastantes personas reunidas y el oficial no se había acercado lo suficiente a dónde estaba mi madre--. ¿Richard? --dijo mirando al hombre con el ceño fruncido, estaba entre confundida e intrigada.

--Mila, ¿vives aquí? --respondió él en igual estado.

--Sí, yo... --respondió mamá algo nerviosa--. Yo fui quién llamó.

Carrie y Daniel se acercaron a mí y la mayoría de las demás personas se marcharon, excepto Marly y su amigo, a ellos debían tomarles su declaración. Tampoco estaba Sara, la madre de Carrie.

--El oficial Carson le tomará las declaraciones a los chicos que estuvieron en la escena --informó el policía llamado Richard con una expresión indescifrable para mí, tanto él como mi madre parecían incómodos de estar cerca, por una razón que desconozco--. Yo --titubeó--. ¿Crees que podamos hablar?

Me pareció fuera de lugar que le pidiera a mi madre hablar, ¿de qué tendría que hablar con ella cuando las declaraciones sobre el caso se las tomarían a otras personas? Eso no lo comprendía. Además, no conocía a este hombre, nunca lo había visto. No me agradaba el ambiente de incertidumbre y preguntas sin respuesta que se respiraba a mi alrededor.

--Mamá --hablé sin esperar que mi voz haría al policía voltear a verme.

Me observó con sorpresa y con los ojos llenos de lágrimas. Pero no pasó mucho tiempo para que sus ojos se posaran sobre Carrie que permanecía junto a mí. La miró con desconcierto y con los ojos muy abiertos, y aún con los ojos brillantes por el cúmulo de lágrimas en ellos empezó a caminar en dirección a mí amiga.

--Richard, lo mejor será que te marches ahora. --dijo mamá casi suplicante y a la vez con decisión en su voz.

Pero el hombre ignoró por completo lo que le habían dicho y siguió hasta detenerse muy cerca de mi amiga.

--Eres Carrie, ¿cierto? --preguntó casi en un susurro.

--Sí --respondió ella confundida y con los ojos achinados--. ¿Usted es el policía que fue a mi casa anoche?

Él asintió mirándola, parecía dudar de si debía hablar o no, pero decidió abrir la boca y dar una explicación a todo aquello que no parecía tener pies ni cabeza.

--Yo... Soy... --al hombre le tembló la voz y no pude evitar sentir empatía por lo vulnerable que parecía--. Carrie, yo soy...

-- ¡Alejate de mi hija! --gritó fuera de si la señora Sara apareciendo en el umbral de la puerta. Me asusté de verla tan descompuesta y enojada. Al parecer todos conocían a Richard menos yo.

--Debo decírselo --dijo suplicante el policía mirando a la mujer--. Ella merece saberlo, no puedes impedir que lo sepa.

--¡Puedo impedir lo que se me pegue la gana! --refutó acercándose al hombre--. ¡Ella es mi hija y no quiero que te le acerques nunca! --la señora Sara se abalanzó contra el hombre, quien no hizo intento por impedir los puños de ella--. ¡¿Me escuchaste?! ¡NUNCA!

--Sara, ven, por favor no hagas esto --intento persuadirla mi madre junto a la señora Horan para que entrara a la casa.

--¡No lo haré hasta que este hombre no se largue de aquí!

El oficial que se había alejado a tomar las declaraciones a los chicos, caminó deprisa hasta nosotros con preocupación.

--Detective, ¿se encuentra bien? --indagó llegando hasta el hombre que lucía derrotado.

--Sí. --se secó la cara con el dorso de su mano--. ¿Tienes las declaraciones? --preguntó intentando recomponerse y obviando lo que acababa de ocurrir.

--Sí, detective.

--Entonces creo que ya deberían marcharse --dijo mi madre con amabilidad--. Si necesitan algo de mí podemos hablarlo mañana, Richard.

Los oficiales asintieron y cuando estaban por irse a la patrulla la señora Horan los detuvo y hablo brevemente con ellos. Entonces los dos chicos a los que les habían tomado declaraciones fueron con ellos hasta el auto. Se despidieron sin mayores inconvenientes, dejando tras ellos una insostenible carga de tensión.

--Creo que debería irme -- habló Daniel cerca de mi oído.

Me giré hasta poder mirarlo a la cara, lucía incómodo y cansando. Y pensé que de esa misma forma debía estar luciendo yo.

--Está bien, ¿cómo llegarás hasta tu casa? --pregunté preocupada.

--No te preocupes --dijo él como si pudiera leer mis pensamientos--. Mi tío me trajo, tenía cosas que hacer en la ciudad y nos encontraremos cerca de aquí.

Respiré aliviada al saber que no regresaría solo.

--¿Estarás bien? --quiso saber él, sus orbes azules me derritieron al verlas tan intensas y hermosas.

--Lo estaré. --afirmé.

Por un momento creí que me besaría en la mejilla cuando me miraba fijamente y nuestras miradas se conectaron, pero no, él solo me dedicó una hermosa sonrisa y se marchó. Entonces regresé a la realidad. Cerca de la puerta permanecían mamá y la señora Horan consolando a la señora Sara, quien no estaba precisamente llorando pero sí lucía furiosa e indignada, verla en ese estado me desconcertó y me dolió. La señora Sara es para mí un símbolo de fuerza femenina y de mujer decida y luchadora, pero esta noche a demostrado ser tan vulnerable como una rosa, qué aún teniendo espinas para defenderse, también posee unos delicados e indefensos pétalos. Es evidente que sobre ella ha caído una torrencial lluvia, que casi provoca que sus pétalos caigan al suelo.

Carrie permanece de pie en el mismo lugar, su vista está clavada en un algún punto de la nada, su ceño fruncido y sus ojos brillantes. Tal vez ella está pensando lo mismo que yo. Tal vez mi amiga a comenzado a atar cabos en su cabeza para encontrar así una explicación a todo lo que a ocurrido, o al menos, a lo que ocurrió con su madre y aquel oficial de policía. Yo también he sacado mis propias conclusiones después de todo lo que he escuchado, pero no es conveniente que sea yo quien rompa el hielo, no seria prudente mi intervención en un asunto que solo les concierne a madre e hija.

Rompo la pequeña distancia que me divide de Carrie, no pretendo decir nada, más que estar ahí, a su lado, siendo su soporte o lo que ella quiera que sea. No tengo idea de que ocurrirá en los próximos minutos cuando mi amiga deje salir por su boca todas la interrogantes que tiene acumulados en la cabeza.

Me acerco a su oído para susurrarle: --Respira, ya se aclarará.

Ella asiente moviendo la cabeza un par de veces y cierra sus ojos manteniéndolos así por unos segundos.

--Creo que ya fue suficiente lloriqueo -- habló la señora Sara limpiándose el rostro --. Me iré a casa, Mila.

--¿Estás segura? --intervino mamá mirando a su amiga con preocupación--. Sabes que pueden quedarse aquí sin ningún problema.

--No, no --contradijo la terca madre de Carrie--. Ya molestamos bastante por aquí, será mejor que vayamos a casa y descansamos. Gracias, a ambas --añadió, refiriéndose al apoyo moral que le brindaron tanto mamá como la señora Horan.

--Siempre estaré disponible --aseguró esta última con una sonrisa tierna en los labios.

Carrie y yo observamos todo a escasos metros, podía escuchar la apresurada respiración de mi amiga y verla luchar consigo misma para no empezar a gritar como maniática.

--Yo insisto --dijo mimadre con seriedad--. Quédense a pasar la noche aquí, hay suficiente espacio, y mañana temprano, sí quieren, pueden regresar a su casa.

--Mila, de verdad te lo agradezco pero, prefiero que Carrie y yo vayamos a nuestra casa --refutó Sara.

Mamá asintió disconforme, pero respetando su decisión.

Increíblemente, la tensión aumento cuando la señora Sara caminó hacia donde estábamos Carrie y yo e intentó llevársela por un brazo. Instintivamente me alejé un poco de ellas, antes de que Carrie moviera bruscamente sus brazos en el aire, provocando que su madre la soltara.

La señora Sara la miró con ojos muy abiertos, ojos que estaban cargados de mucho dolor, y que a la vez destellaban con rabia por lo que su hija había hecho.

--Nos iremos ahora, Carrie. --demandó su madre en un tono que no permitía discusión.

Pero Carrie se atrevió a retar a su madre, aún después de ver su inescrutable expresión.

--No, mamá. --se negó Carrie con seguridad en su hablar--. Quiero que me expliques qué sucedió entre tú y ese policía, y quiero que me lo expliques ahora.

Sara, qué había empezado su marcha hasta donde había aparcado su auto cuando llegaron en la tarde, se detuvo en seco y volteó a ver a su hija.

--Dije que nos iremos y tú haces lo que yo diga. --sentenció sin embargo, ignorando lo que había dicho su hija.

--¡No iré a ningún lugar hasta que no me digas quién es es hombre!

Mamá se acercó a Carrie para intentar convencerla de irse con su madre.

--Carrie, ve con tu madre, por favor --le suplicó-- ella te explicará todo cuando lleguen a la casa.

--¡No lo hará! --gritó Carrie en respuesta--. Sé que no me lo dirá.

--Sí lo hará, pero tienes que calmarte e ir con ella. --siguió mamá, poniendo en práctica su profesión.

Carrie aspiró hondo y soltó el aire de golpe, aparentemente sediendo a irse. Caminó unos pasos al frente y le preguntó a su madre:

--¿Prometes decirme todo cuándo estemos en la casa?

Miró a su madre fijamente a los ojos y cuando esta no le sostuvo más la mirada Carrie encontró la respuesta que buscaba.

--Te irás sola a casa. --afirmó y huyó al interior de mi casa.

--¡Carrie! --gritó su madre intentado ir tras ella, pero mi madre se interpuso en su camino.

--Sara, ¿a qué irás? --La interrogo mamá mirándola a los ojos--. ¿Le explicarás a tu hija lo que sucede? ¿Le dirás lo que quiere saber?

--¡Tengo que hablar con ella! --respondió la aludida con lágrimas en los ojos.

--A menos que lo que quieres decirle sea lo que ella quiere escuchar, no creo que quiera verte --Sara sollozó y contuvo el llanto al darse cuenta que el momento que tanto temió ver llegar ya estaba ahí bofeteándola con fuerza--. No lo prolongues más --mamá miró a su gran amiga con dulzura antes de hacerse a un lado para que fuera tras su hija.

Sentí una fría brisa rozar mis mejillas, por primera vez desde que había salido de la fiesta pude sentir que podía respirar con facilidad. De repente el aire ya no era denso y lo podía sentir bailar sobre mis piernas y mi cara. El ambiente tenso se alivió cuando madre e hija se marcharon.

Mamá parecía meditar en algo y la señora Horan tenía una postura de cansancio con los brazos alrededor de la de su cuerpo. La llegada de un auto las hizo salir de sus cavilaciones y dirigir la vista en su dirección.

Ethan bajó del auto acompañado de un chico que se quedó en la acera, aparentemente haciendo una llamada. Su madre caminó hasta él y le acarició el rostro.

--Lamento que tu fiesta haya salido tan mal -- dijo la madre abrazando su hijo.

Él suspiró pesadamente al tiempo que forzó una sonrisa.

--Al menos están todos bien --respondió él mirando a mi madre y a mí--. Escuché lo que ocurrió.

--Sí, gracias a Dios, todos estamos bien --confirmó mamá, yo me limité a asentir.

La señora Horan se separó de Ethan y lo miró un instante antes de frincir el ceño.

--Tardaron mucho en el supermercado --habló, mirándolo interrogante.

--Sí... bueno --se pasó una mano por el cabello desordenándolo un poco--. Nos detuvimos un momento cuando veníamos.

La mujer miró al chico como si esperara que él le explicara algo más.

--¿Sucedió algo malo? -- preguntó interesada.

Él negó con la cabeza.

--No sé si llamarlo así, pero sí es bastante extraño. --afirmó pensativo--. Vamos a casa y te contaré --añadió, y pasó un brazo por los hombros de su madre.

--Está bien --accedió ella y miró a mamá--. Espero que todo eso salga de la mejor manera. --refiriéndose supongo a lo que ocurrió con Carrie y la señora Sara--. Estaré ahí --señaló en dirección a su casa-- por si necesitas cualquier cosa.

Mamá sonrió.

--Lo sé --afirmó--. Sé que estarás ahí --y se acercó para abrazarla. Ethan se hizo a un lado para permitirles su momento emotivo.

--Lamento que tu primera fiesta haya terminado siendo un desastre --me habló el castaño acercándose a mí.

--Y yo lamento que no hayas podido disfrutar de tu fiesta --lo miré con pena--. Yo no fui la mejor de las invitadas, nisiquiera te llevé un obsequio.

--No esperaba que lo hicieras --dijo él con una amplia y brillante sonrisa.

--Pero soy una pésima invitada de todos modos. --refuté sonriendo un poco.

Seguimos riendo por unos segundos, hasta que Ethan volteó a mirar al chico con el que había llegado, cuando este dió un silbido mientras pretendía subirse a un taxi, que no me enteré que había llegado, y el castaño agitó una mano a manera de despedida.

--Oye, ¿dónde está tu refunfuñona amiga? --preguntó de imprevisto.

Me sorprendió su pregunta, pero traté de no hacérselo notar.

--Ella... --dudé qué responder para no hablar demasiado, no es que no confíe en Ethan, de hecho, estoy segura de que es un gran chico pero, no quiero decirle nada que Carrie no quiera que él sepa--. Está adentro con su madre.

Él pareció estar conforme con la respuesta, y lo agradecí.

--Bebé, vámonos --escuché decir a la señora Horan y tuve que morderme la lengua para no estallar en carcajadas ¡Había llamado bebé a Ethan!

El avergonzado chico pasó una mano por su cara y rezó algo que no alcancé a escuchar.

--Mamá, ¿qué te he dicho sobre eso?

Ella bufó restando importancia a la reprimenda de su hijo.

--No pasa nada, hijo, aquí solo están Carley y Mila.

A él no pareció convencerle lo dicho por su madre, pero aún así fue hasta ella y pasó otra vez, un brazo por encima de sus hombros.

--Buenas noches. --se despidieron.

--Buenas noches. --respondimos al unísono.

Ambos caminaron hasta su casa, perdiéndose de mi campo de visión. Reí cuando ví a Ethan volver por su auto el cual había dejado en frente de mi casa.

Mamá entró a la casa y yo la seguí. La encontré sobre un mueble mirando el techo. Parecía exhausta. Caminé hasta allá y me dejé caer en los cojines. Hasta ese momento no había sentido lo adolorido que se encontraban mis pies.

--Deberías ir a descansar -- me incliné para quitarme los zapatos.

--Sí --respondió ella sin dejar de mirar el techo--. Ya lo haré.

Me recosté a su lado, imité su postura y observé el techo permitiéndole a mi mente divagar por todos los sucesos que ocurrieron en solo un día. Y todavía no acababa.

Cuando me levanté esta mañana no se me ocurrió que este sería el día más extremo de toda mi existencia. Aunque no terminó de la mejor manera para algunas personas, y realmente me siento mal por Carrie y su mamá, se que a ambas les costará recuperarse de esta prueba que la vida les presenta. Ojalá puedan comprenderse y tenerse paciencia, ojalá puedan perdonarse, los tres...


Pero ese beso.

¡Dios! ¡Qué sensación!

El tiempo se detuvo. Juro que se detuvo cuando Daniel me besó.

¡Dios! Y es que fue más rápido que una estrella fugaz, pero lo que provocó en mí, es y siempre será infinito y eterno. Mis ojos se cerraron por inercia al recordar el momento justo en que nuestros labios se encontraron y una corriente eléctrica me recorrió desde la cabeza hasta la punta de mis pies. Fue sublime lo que sentí y sé que me sentiré exactamente igual cada vez que lo recuerde.

Abrí los ojos con una sonrisita de felicidad en los labios. Sonrisa que sólo duró hasta que noté lo extraño que me miraba mi mamá. Achicó los ojos antes de preguntar:

--¿En qué piensa la señorita? --me muerdo el interior de una mejilla y finjo tranquilidad--. ¿O debería decir en quién? --soltó burlándose de lo roja que me puse--. ¿Es en ese nuevo amigo que tienes?

Morí.

Tragué seco cuando escuché lo que dijo, lo último que quería era a mi mamá inmiscuida en mis asuntos amorosos. Me avergüenza que lo sepa.

--Estoy pensando en todo lo que ocurrió, mamá.

--Aaah, ya veo --respondió ella mirándome, no muy convencida de lo que le había dicho--. ¿Y por qué no me presentaste a tu amigo? --siguió por el mismo rumbo que yo quería evitar--. Se han vuelto muy cercanos y es algo que me intriga.

--¿Por qué te intriga? --pregunté y me enderesé en el asiento, esperando que dijera algo negativo sobre Daniel o sobre mi amistad con él.

--Por lo obvio, no tenías más amigos aparte de Carrie y decidiste cambiar eso ahora, así que algo muy bueno debe estar haciendo ese muchacho para que lo dejaras acercarse a ti.

Su respuesta aparte de sorprenderme, también me hizo darme cuenta de que realmente había sido así, con él todo fue tan natural y espontáneo que no divisé en qué momento dejé de verlo como un chico más. O quizás, para mí él nunca fue uno más.

Si mi madre supiera...

--Él es diferente --afirmé.

--¿Diferente cómo? --interrogó ella mirándome suspicaz.

--En todo. Su forma de ser, de tratarme, es simplemente diferente a todos los chicos que he conocido.

Mamá elevó una ceja y sonrió, haciendo que la comisura de sus labios se alzara. Me sentía incómoda bajo su mirada. Me estaba leyendo y eso no me agrada.

--¡Qué, mamá! --dije levantándome del mueble--. Deja de verme así, no soy una de tus pacientes para que leas mis gestos como lo haces ahora.

Ella se estaba divirtiendo con la situación. Se estaba divirtiendo conmigo.

--No eres una paciente, eres mi hija y me ocultas cosas. --reclamó sin dejar de burlarse de mí.

No supe que responder, por que la verdad era que sí le estaba ocultando cosas. Así qué, decidí dar un golpe bajo para no ser yo quien terminara recibiendo un knoc out.


-- No sería la única que oculta cosas, mamá --dije y ella me miró extrañada--. ¿Recuerdas que esta tarde te pregunté si le ocurría algo a la señora Sara?


Ella desvío la mirada y su sonrisa se esfumó.

--No sabía nada --respondió apenada--. En ese momento no habíamos hablado todavía, fue esta tarde cuando ustedes se marcharon a la fiesta que pudimos hablar.

--Pero dijiste que todo estaba en orden, cuando sabías que no era cierto --reclamé--. Cambiaste el rostro, mamá; supe que algo no estaba bien por que lo ví en tu cara mientras hablabas con ella por teléfono.

Mi madre agachó la mirada y fue entonces cuando me sentí culpable por estar haciéndole reclamos innecesarios. Debo aprender a ser menos testaruda.

--Iré a comer algo a la cocina, ¿quieres alguna cosa? --desisto de continuar hablando sobre el tema de la señora Sara para no estropear el ambiente.


--Eeeh... ¿por qué no preparas un té de manzanilla? --dice mamá haciendo bailar sus cejas.

--No es mala idea. --concuerdo y camino a la cocina.

Al llegar lo primero que hago es lavarme bien las manos, luego busco la tetera y la pongo bajo el grifo. Cuando tengo intención de llevarla hasta la estufa, veo de soslayo una silueta en la puerta.

Nuestras miradas se cruzaron cuando miré fijamente en su dirección. Ella forzó una sonrisa de labios cerrados antes de empezar a caminar en mi dirección. Se sentó en uno de los asientos de la isla y me miró con desaprobación.


--Vamos, Carley, no me mires así, como si estuviera muriendo --reclamó--. Estoy bien --afirmó rodando los ojos--. Sé que no es cosa de todos los días que el hombre que abandonó a tu mamá cuando estaba embarada aparezca de un momento a otro --respiró profundo--. Pero, puedo con esto.

Asentí más tranquila. Llegué a pensar que se lo tomaría de la peor manera.


Me había quedado estática al ver a Carrie, olvidando lo que tenía en mis manos y lo que haría con ello. Reacciono y voy hasta la estufa.

--¿Cómo está tu mamá?


--No está bien --dijo preocupada--. A ella sin duda le está afectando más que a mí --chasqueó la lengua--. Y pensar que no presté atención a su cambio de ánimo --Y añadió-- soy una pésima hija.

Colocó las manos sobre su cara y las deslizó con lentitud.

--Creo poder con esto, solo no quiero que nos vuelva a buscar --confesó de imprevisto, haciéndome entender que no estaba tan bien como quería mostrar.

Me dirigí hasta donde se encontraba y tomé asiento en una silla en frente de ella.

--No tienes que reprimirte, llora si sientes llorar, grita si con eso te sentirás mejor. Estoy para escucharte y apoyarte. --dije con los ojos cristalinos.

Ella me miró con ternura y me abrazó. Curiosamente, aún siendo tan cercanas, no acostumbramos a darnos abrazos; solo en fechas especiales, como cumpleaños y navidad nos mostramos afecto. Carrie es una chica directa y fuerte, no luce sentimental por ningún lado que la mires, pero no conozco a nadie tan leal como ella. Qué tomara la iniciativa de abrazarme es muestra de que está vulnerable ahora mismo.

--¿Me darás de ese té, verdad? --preguntó tan pronto nos separarnos.

Reí secando las lágrimas que se escaparon de mis ojos.


--Sí, Carrie, te daré té.


***

Daniel



Mientras camino al punto de encuentro que acordé con mi tío, pienso en todo lo que ha ocurrido esta noche. Cuando llegué a esa fiesta que me invitó Carley no tenía planeado besarla, pero agradezco al cielo que me haya infundado el valor para hacerlo, pues ese corto pero dulce beso ha hecho darme cuenta de algunas cosas, más bien me ha hecho confirmar cosas que ya sabía. Estoy enamorado de Carley. Y si no hago algo al respecto alguien más podría adelantarse y pedirle que sea su novia. El tal Ethan, por ejemplo. Es su vecino y aunque no ví al sujeto debe agradarle mucho ella para invitarla a su fiesta. No quiero parecer un celoso desesperado pero, tengo que planear algo especial para Carley. Le pediría ayuda a su mejor amiga, pero por lo que he visto hoy me imagino que estará desanimada por unos días, o quién sabe hasta cuándo. No se me dificultó entender lo que ocurría allí cuando ese oficial de policía intentaba hablarle y su madre se opuso. Ese hombre es su padre. Otra persona no lo habría interpretado, pero ya sabía que su padre las había abandonado y solo faltó unir unos cuantos hilos para que todo tuviera sentido. Cuando me marché dejé un ambiente muy tenso, espero puedan resolverlo.

Las calles están casi vacías, este vecindario es muy tranquilo. Quizás por eso ese ladrón pensó que era una buena idea intentar entrar a una de estas casas. Aunque la verdad no está tan tarde como para que todos estén dormidos, no podría robar con las personas despiertas y andando por la casa. Es extraño.

--Dylan, ¿a dónde vas? Mi Casa está en esta dirección.

Hace un momento un auto pasó por mi lado y por alguna razón el conductor bajó la velocidad y se quedó viéndome. Lo más extraño es que acaba de volver hacia atrás y me están llamando por un nombre que no es el mío.

--No soy Dylan. --respondo desconfiado y continúo caminando.

--No es gracioso --responde el chico castaño con seriedad--. ¿Por qué me dijiste que no vendrías?


No entiendo a qué se refiere, así que decido seguir caminado sin responder a su extraña pregunta. Pero él me persigue con su auto a marcha lenta.

--A qué estás jugando, Dylan? --habló está vez con enojo y confusión en su voz--. Primero me dices que tus padres no te permitieron venir y cuarenta minutos después estás aquí fingiendo no conocerme, ¿esto tiene sentido para ti?

El chico parece genuinamente confundido, yo también lo estoy, pues creí que solo estaba bromeando conmigo, tomándome el pelo como dicen, pero a menos que sea un excelente actor me está convenciendo de que me parezco a un tal Dylan que no conozco.

--Escucha --decido aclararle que me está confundiendo con alguien más, así que detengo mi andar y él hace lo mismo con el auto--. Mi nombre es Daniel, no conozco a ningún Dylan y no estoy bromeando.

El me observa con verdadera sorpresa y algo más que identifico cómo pánico. Su acompañante también me mira extrañado y confundido.

--¿Cómo rayos no eres Dylan si eres idéntico a él? --está vez habló el chico que hiba de acompañante, el castaño del volante parecía haberse quedado mudo.

--Vamos, no creo que me parezca tanto cómo ustedes dicen. Hay muchos chicos con cabello negro y con mi color de piel en este pueblo. --digo amigable, pensando que solo exageran.

--Eres realmente idéntico. --afirmó el castaño mirándome asombrado.

--En ese caso, espero no encontrarme nunca con él, sería muy extraño -- afirmo--. Tengo que irme, me están esperando --fue lo último que dije y retome mi camino sintiendo sus miradas curiosas sobre mi espalda. 



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En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 26.10.2020

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