Tergiversado

Cálidos abrazos.

**Nota este capítulo es el mismo que subí hoy temprano, pero tuve una confusión con los nombres de Ethan y Daniel que al volver a leerlo noté. NO HAY NADA NUEVO, sí ya lo leíste y lo entendiste no es necesario que vuelvas a leer. 

Gracias por leerme. ❤😘

***

Ahora más que nunca pondré todo mi empeño en descubrír toda la verdad. Seré yo quien aclare mis propias interrogantes, así mi madre no será la culpable de lo que produzca en mí el conocer lo que tanto se ha empeñado en ocultarme.

--¡Mamá, ya papá está aquí!

Mi burbuja de pensamientos se rompió al sonido de la voz de Ethan. Alicia se paró rápidamente hasta dónde se encontraban su hijo, Carrie y su recién llegado esposo.

Los ví abrazarse desde dónde me encontraba sentada. Me sentía vulnerable y no tenía el ánimo de ir hasta ellos. En ese momento me invadieron los mismos sentimientos que en la mañana cuando Alicia habló acerca de su esposo.

--¿Esa es la pequeña Carley? --escuché al señor Horan preguntar.

--Sí lo es --confirmó su esposa-- aunque ya no está tan pequeña --agregó bajando la voz, pero escuché igual--. Carley, acercate, por favor.

Tomé aire e hice todo lo posible por dejar mis sentimientos egoístas en ese rincón donde había permanecido sentada, para no dar una mala impresión o contagiar a los que están alegres con mi mala vibra.

--Es increíble cómo crecen estos chicos --dijo sonriente el hombre y me extendió una mano.

Traté de parecer lo más amable posible, el señor Horan es un hombre agradable. Luce exactamente igual a como lo ví hace unos dos meses, mis vecinos no pasan mucho tiempo en esta casa, ya no tienen niños pequeños a quienes cuidar, así que viajan bastante.

--Es un placer verlo, señor --respondí tímidamente.

--Para mí también lo es, ¿qué tal está tu madre?

--Ella está bien.

--Me alegra saberlo --entonces pasó la vista por el patio-- por lo visto hubo una gran fiesta aquí.

--Yo no la definiría con esa palabra --comentó Ethan.

--¿Ocurrió algo que yo no sepa? --interrogó el hombre mirando a su hijo y luego a su esposa.

--Ya te contaré --respondió su esposa pasando una mano por su espalda--. Llegaste mucho antes de lo previsto.

--Cancelé un almuerzo que tenía --atrajo su esposa hacia si y la abrazó por la cintura--. Me urgía llegar a casa.

Ethan carraspeó y todos reímos.

--Chicas, no sé ustedes qué opinen, pero a mí se me acaba de antojar sacar la basura al contenedor.

--Yo te acompaño --dijo Carrie.

--Yo también me apunto.

Los tres fuimos hasta las bolsas de basura, el señor y la señora Horan nos siguieron riéndose de nuestra reacción antes sus muestras de afecto.

--Muchas gracias por su ayuda, chicas --habló Alicia.

--Por nada --respondimos.

Salimos hasta la calle y nos aseguramos de que no viniera ningún auto antes de atravesarla.

--¿Son siempre tan cariñosos tus padres? --quiso saber Carrie.

--Lo son --respondió el castaño levemente sonrojado.

--Eso es bonito --aseguré.

--Un poco incómodo a veces --agregó Ethan--, pero sí es bueno ver que se aman.

Pusimos todas las bolsas dentro del contenedor y nos quedamos en silencio un momento mirando a la nada.

--Necesito bañarme --dije rompiendo el silencio.

-- Yo también --dijeron al unísono.

Los tres cruzamos la calle otra vez, en esta ocasión para dirigirnos a lugares distintos, Daniel a su casa y Carrie y yo a la mía.

--Nos vemos, chicas.

--Nos vemos.

Al llegar hasta mi casa tocamos el timbre, ya que no teníamos llave. Mi celular vibró en respuesta a los nuevos mensajes cuando se volvió a conectar a la red WiFi. Unos largos segundos pasaron hasta que alguien apareció frente a nosotras.

Nos miró y dijo:

--Están realmente sucias.

Carrie y yo nos miramos una a la otra y luego a nuestras propias prendas. En efecto, parecía que habíamos salido de un vertedero.

--Y entonces, ¿nos dejarás pasar o debemos ir al patio trasero y bañarnos con una manguera? --preguntó Carrie a su madre, quien permanecía bloqueando la entrada, y al escuchar la pregunta puso cara de que lo estaba sopesando.

--Lo de la manguera no es mala idea... --bromeó-- pero, le preguntaré a Mila qué opina al respecto --llamó a mí madre y ésta apareció también en la escena--. Tengo un dilema aquí, ¿crees que deba dejarlas entrar o debería enviarlas al patio trasero a bañarse a mangueraso limpio?

Mi madre nos miró con lástima.

--Creo que debes dejarlas pasar --dijo mamá mirando a su amiga-- después de todo, estaban siendo útiles.

Entonces se apartaron y nos dejaron adentrarnos en la casa.

--Agradezcan que ésta no es mi casa --dijo Sara y la ví hacerle un guiño a mí madre-- las habría obligado a bañarse en el patio trasero.

--No dudo que lo hagas --dijo Carrie en susurro que solo yo pude escuchar porque estoy justo a su lado.

--¿Dijiste algo? --preguntó Sara al pie de la escalera.

--No, no hemos hablado --respondió su hija fingiendo inocencia.

Fuimos hasta mi habitación. Entré al baño y tomé mi toalla, regresé a la habitación con intención de irme a la de mi madre para usar su baño, pero primero revisé los mensajes. No quería parecer ansiosa, pero tampoco sabía cómo disimular.

Daneil: Tenemos que vernos, tenemos que hablar de esto personalmente. 😍😘

Mi respiración se detuvo.

¿A qué se refería específicamente?

¿Está planeando venir hasta aquí?

Naaa. Seguramente se refiere a que no hablaremos el lunes en la escuela. Sí, debe ser eso.

Yo: Estoy de acuerdo, mejor lo hablamos en persona. 😊

Conecté mi celular al cargador después de enviar el mensaje..

--Puedes usar este baño --le informé a Carrie quien permanecía parada en la estancia mirándome suspicaz-- yo usaré el de mi mamá.

--¡Genial! No quería tener que esperar mucho tiempo. Me siento asquerosa --puso cara de asco y yo reí.

--Me siento exactamente igual, así qué, adiós --dije de buen humor y abandoné la habitación.

La habitación de mi madre estaba vacía, cada cosa estaba en su sitio y olía a canela. Tenía canela en un tazón de cristal a un lado de la cama.

Entre al baño y me quité toda la ropa maloliente dejándolas tiradas en el piso de cerámicas blancas. Me apresuré a entrar bajo el delicioso chorro de agua que me refrescó de cabeza a pies. Lavé mi cabello con el shampoo de mi madre y luego apliqué acondicionador. Restregué muy bien por todas partes de mi cuerpo, hasta que me sentí completamente limpia .Estuve largo rato mojándome, me agradaba sentir el agua fría caer sobre mí piel, pero la idea de que me arrugaría como pasa, me hizo salir de ahí a regañadientes.

Abandono esa habitación y regreso a la mía. Busco en mi armario algo cómodo para usar, no pretendo salir de casa otra vez. De un cajón saco ropa interior y procedo a ponermela. Puedo vestirme con total libertad, estoy sola en el cuarto; Carrie sigue en el baño. Y yo que creía que estaba tardando en la ducha. Pero tampoco es que me sorprenda. Ella siempre de toma muchísimo tiempo en todo lo que hace. Y pensando en eso, Ethan debe agradable mucho más de lo que pensaba para que tardara tan solo quince minutos en ducharse cuando la invité a casa de mis vecinos esta mañana. Y pensar que solo tienen horas de haber compartido por primera vez, pero bueno, quizás hicieron química de inmediato. Cuándo eso pasa, las cosas se dan de una forma tan fácil y natural que no te das cuenta cuándo fue que te enamoraste. Soy un ejemplo de ello.

Termino de vestirme y voy hasta mi tocador. Abro el cajón donde guardo el secador de cabello y lo saco para empezar a estilizar mi pelo. Me siento frente al espejo, y con ayuda de un sepillo comienzo el proceso. Generalmente me toma mucho tiempo secarme el cabello, hasta el punto que termino con los brazos cansados y adoloridos, pero hoy no ha sido de esa manera. Las alta temperatura me ha sido de benéficio. Debo agradecer que esté haciéndo tanto calor.

Apago el secador cuando por el espejo veo a mí madre entrar.

--Ethan está abajo y quiere verlas --me informó de buen humor.

--¿En serio?

--Así es, ¿por qué te extraña?

-- No lo sé --digo pensativa-- estábamos juntos hace apenas una hora.

--Tal vez olvidó decirles algo. Estoy segura que algún motivo a tenido para venir.

--Tienes razón. --mi madre asintió y se giró para marcharse--. Oye, mamá --ella volvió a mirarme--, ese detective, ¿te ha llamado?

--No, no he tenido noticias suyas, ¿por qué preguntas?

--Por nada en especial.

Mamá me mira como si buscara un indicio de duda en mí, y cuándo intentó seguir cuestionándome la puerta del baño se abrió, interrumpiendo lo que pretendía hacer.

--¡Qué rico es estar limpia! --dijo Carrie saliendo del baño--. Lo siento, ¿las interrumpo?

--No, para nada --se apresura a contestar mi madre--, solo vine a decirles que Ethan está abajo.

--¿En serio? --preguntó Carrie con cara de asombro, mi madre frunce el ceño y yo rio divertida.

--Yo hice esa misma pregunta.

--Solo no hagan esperar mucho tiempo al chico --dijo mamá antes de salir del lugar.

--No podré secarme el cabello --Se quejó mi amiga.

--Lo haces cuando Ethan se marche.

--Sí, gracias por la idea. No lo había pensado --respondió con sarcasmo.

--¡De nada! --dije, fingiendo no haber entendido y encendí el secador para concluir con lo poco que me faltaba.

Cinco minutos más tarde ya estábamos bajando a la sala. Carrie es increíblemente rápida cuando quiere. Con su cabello húmedo y vistiendo lo que primero le saltó a la vista iba a mí lado silbando la canción de un viejo comercial de pañales de bebés; a mí también me agradaba bastante ese comercial, no sé quién canta la canción pero es divertida.

"Don't worry, be happy" recuerdo que decía el coro.

En la sala estaba Ethan, sentado en un sofá con su móvil en las manos. Subió la vista cuando nos sintió llegar.

--Creí que tendría que esperar por más tiempo --confesó sonriente y yo me giré a ver a Carrie.

--Agradecele a Carrie --comento de buen humor--, prefirió no secarse el cabello por no hacerte esperar.

Ella no movió ni un solo músculo, tampoco me miró, solo tomó asiento de la forma más natural, a cualquiera podría engañar con eso, pero sé que cuando estemos solas probablemente intente estrangularme. Ethan la miró sonriente y ella rodólos ojos. Voy hasta el mueble donde Carrie está sentada y ocupo un lugar a su lado, Ethan está frente a nosotras.

--Se estarán preguntado qué hago aquí --dijo el castaño pasando una mano por su nuca.

Nosotras reímos en respuesta. El ambiente era agradable entre los tres, como si nuestra amistad fuera de años.

--Tengo que regresar a la ciudad, y no quería irme sin despedirme de ustedes --soltó.

--Creí que venías a casa de tus padres todos los fines de semana --dije confundida.

El desordenó su cabello algo pensativo.

--Tengo algunas cosas que hacer allá, no podré venir en los próximos fines de semana, al menos en los próximos tres fines de semanas.

--¿Y por qué no lo dijiste antes? ¿Pensabas irte sin decirnos nada? --preguntó Carrie con el ceño fruncido.

Él pareció sorprenderse con la actitud de mi amiga y abrió mucho sus ojos.

--Claro que no --respondió Ethan--. ¿Hubieras permitido que te abrazara estando tan sudado? --preguntó sonriendo con malicia.

En el rostro de Carrie se dibujó una expresión de asco que me causó mucha risa.

--¡Claro que no!

--Eso pensé --dijo Etahn--. Por eso no se los dije cuando estuvimos juntos hace rato, quería estar limpio para darles la notícia.

Carrie y yo reímos por ese último comentario.

--Y el otro motivo por el que estoy aquí es para invitarlas a comer de mi pastel de cumpleaños.

--¡Cierto! Nisiquiera pudiste soplar las velas de tu pastel --dije con pena.

--Lo bueno de que eso no ocurriera anoche es que ahora lo tenemos entero para nosotros --dijo él haciendo bailar sus gruesas cejas.

--Sí, un pastel no habría alcanzado para tantos invitados --añadió Carrie--.

--¿Vendrán entonces?

Carrie y yo nos miramos. Ambas pensábamos lo mismo.

--Tenemos que preguntarles a...

--Yo ya les dije a sus madres--nos interrumpió Ethan--. Tu mamá tiene un gran sentido del humor, Carrie.


Carrie

Escuchar a Daniel decir que mi madre tiene un gran sentido del humor fue algo que me tomó de sorpresa, y a la vez me causó gracia.

-- Me han dicho eso varias veces, pero yo sigo sin verlo.

--Te pareces a ella en eso --continúo él ignorando por completo lo que dije--. El mismo sentido del humor agrio, casi negro; pero me agrada.

Rodé los ojos mientras él y Carley reían. Con esa tengo una conversación pendiente. No olvidaré lo que le dijo a Ethan sobre mí.

--¿A qué hora nos comeremos el pastel? --pregunto directamente.

--No me acostumbro a tu forma tan directa de ser --Ethan me mira fijamente, una comisura de sus labios se ve levemente ensanchada y eso lo hace lucir más apuesto.

--Nadie lo hace --afirma Carley--. Experiencia.

Miro a mi amiga y ella finge una sonrisita de inocencia.

--En respuesta a tu pregunta, nos podemos ir ahora, si quieren --miró su reloj de muñeca--, podemos ver algunas películas o series primero, así comemos algunas de los bolsas de papas que compré ayer.

--Alguien debió llamarte para que no compraras todo eso -- dijo Carley.

--Supongo que nadie pensó en eso --dijo él--. Entonces, ¿qué me dicen?

****


Por segunda vez en el día me encontraba en casa de los vecinos de Carley. Son personas muy educadas y amigables y parecen encantados de tener visita metida en su casa a toda hora. Me agradan estas personas.

Son las nueve de la noche y estamos sentados afuera de la casa de Ethan. Ya estábamos aburridos de ver tantas películas. Desde que llegamos de casa de Carley no hicimos más que ver la pantalla de la tv plasma que los Horan tienen en su sala de estar, eso y comer toneladas de chucherías. Y así fue como terminamos aquí afuera, buscando respirar aire puro, bueno, no tan puro tomando en cuenta la cantidad de vehículos que transitan por esta calle.

--Entonces piensas que mi mamá es graciosa --digo refiriéndome a Ethan.

Sacamos hasta el frente tres mesedoras que habían en el garaje y nos pusimos cómodos para degustar enormes trozos del pastel de Ethan.

--Sí, es muy graciosa --dijo él con una sonrisa en su cara.

--¿Sabes? Me causa curiosidad saber cómo les dijiste a nuestras madres que nos dieran permiso para salir --suelto de repente.

--Yo también quiero saberlo --se unió Carley.

--Fue sencillo --dijo él con simpleza-- les dije lo mismo que les dije a ustedes.

--Ethan, no nos has dicho qué carrera estudias -- comentó Carley.

--Ingeniería en sistemas --respondí por él y mi amiga me miró con picardía--. Entiendo, sólo yo no lo sabía.

En ese momento pasó una patrulla a baja velocidad por la calle, la segunda vez que pasa una desde que nos sentamos aquí hace unos veinticinco minutos. Ninguno a dicho algo sobre el tema, pero es fácil suponer que se debe al intento de robo que hubo anoche en casa de Carley.

--El amigo tuyo, ese que vas a ayudar con "algunos asuntos", ¿también estudia lo mismo que tú?

Por un momento pareció incómodo al escuchar lo que le preguntaba, pero volvió a estar normal rápidamente.

--Sí, es mi amigo desde hace años, nos conocimos en un campamento y nunca perdimos el contacto --explicó--. La casa de sus padres está cerca de la universidad y me hospedo con ellos desde que inicié mis estudios.

--Oh --digo, meditando en un detalle--. ¿Y él tiene hermanas?

Carley explota de la risa, mientras que Ethan me mira con suspicacia.

--No, es hijo único.

--Me alegro --digo sin pensar, aunque admito que me gusta el hecho de que su amigo no tenga hermanas, no me molestaría que tuviera hermanos--. Lo digo por tu amigo, es genial ser hijo único --miento.

--No lo creo --afirma Ethan-- genial es tener con quién hacer travesuras, reír, llorar y pelearse por los juguetes. Eso es tener un hermano.


--Alguien extraña a su hermano mayor --dijo Carley, y entonces me entero de que existe un hermano mayor; aunque no tengo que sentirme excluida por eso, apenas ayer no habíamos hablado nunca. Calmate Carrie--. ¿Cuánto hace que no ves a Elliot?

--Desde año nuevo --respondió el castaño--. Está comprometido y se casará en otoño --agregó sonriente, parecía estar feliz por su hermano.

--¿Saben?, creo que nunca he asistido a una boda --comento y después me llevo una cucharada de pastel a la boca.

--Yo no recuerdo haber ido a ninguna --dice Carley y adopta la postura que usamos cuando tratamos de recordar algo.

--Yo he asistido a tantas que no creo poder mencionarlas todas. Mi familia es realmente numerosa, y tanto por parte de mi madre como por el de papá creen que el matrimonio es algo sagrado y necesario --acotó Ethan.

--Mi madre solo tiene una hermana, y esa mujer vive para su trabajo. Es mayor que mi madre y no tiene hijos, tampoco creo que quiera tenerlos la verdad -- comento pensando en mi tía la solterona.

--Mi mamá es hija única --empezó a decir Carley-- tiene muchas primas y algunas se han casado, pero mi madre es experta rechazando cualquier invitación que no tenga que ver con su trabajo --echó un bufido--. Y la familia de mi padre, no recuerdo cuándo vi a uno de ellos por última vez.

La muerte del padre de Carley es todo un misterio. Su madre se empeña en no hablarle sobre ese tema aunque mi amiga le ha rogado que le de explicaciones. Mi madre tampoco me quiere decir nada sobre eso, ella conoce esa historia completa, ya que su amistad es de mucho tiempo antes de nuestros nacimientos.

--¿Quieren más pastel? --dije Ethan rompiendo el incómodo silencio en que nos encontrábamos.

--¿Bromeas? Nos dará un shock diabético si ingerimos más azúcar hoy.

Él sonrió y yo aparté la mirada rápidamente de esos hermosos labios rosados. Miré a Carley quien parecía distraída.

--¿Tú quieres más pastel? --le pregunté para hacerla volver a la realidad.

Negó con la cabeza sin mirarme. Lo conozco bien y sé que hablar de unidad familiar y familias felices le remueven sentimientos encontrados.

--Creo que debemos irnos --decido.

--No tienes que hacerlo por mí --intervino mi amiga--. Estoy bien.

--Sé que anoche te acostaste casi a las tres de la mañana y esta mañana te levantaste a las siete --le informo y ella me mira sorprendida-- así que nos iremos ahora, tienes que dormir.

--¿Cómo sabes todo eso sí tú estabas dormida?

--Tengo un sentido arácnido --digo con suficiencia y mis acompañantes estallan en risas--. Está bien, burlense. No quiero que busquen mi ayuda cuando la ciudad esté en peligro.

--Por lo visto tú también necesitas descansar --afirmó Ethan y yo reí.


Nos pusimos de pies y entramos a la casa, Ethan llevó los platos sucios a la cocina y nosotras nos despedimos de sus padres. Los tres salimos hasta el frente y llevamos las mesedoras al interior del garaje de donde las habíamos sacado. Ethan nos acompañó hasta casa de Carley, dijo que era responsabilidad suya que llegáramos bien, como si no fuéramos, literalmente, a la casa de al lado.

--Oh, pensamos que vendrían más tarde --dijo una sonriente Mila cuando nos abrió la puerta.

--Estamos un poco cansadas --dijo Carley.

--¿Quieres pasar? --le preguntó la madre de mi amiga al castaño.

--No, solo me quería asegurar de que las chicas llegaran bien --respondió él con educación.

--¡Cómo todo un caballero! --afirmó Mila--. Entonces los dejo, Sara ya se fué a la cama y yo esperaba que las chicas volvieran para hacer lo mismo. Buenas noches.

--Buenas noches --respondimos lo tres y la vimos marcharse.

-- Yo también me voy a dormir --dijo Carley--. Ethan, espero volver a verte pronto --le dijo al castaño con una pequeña sonrisa.

-- ¡Gracias, Carley! --respondió él sonriendo de igual forma--. Cuidate mucho, ¿sí?

--Lo haré --respondió mi amiga, entonces se dieron un breve abrazo, tan pronto se separaron Carley se marchó y cerró la puerta tras su espalda. Solo espero que no le haya puesto el seguro.

--Entonces no volverás en un mes --dije tratando de actuar con normalidad al estar los dos solos.

--Tres semanas --corrigió él.

--Cómo sea.

Ethan rio por mi respuesta.

--Tengo la impresión de que te la pasas riendo por todo lo que digo --le reprocho.

--No es mi culpa, tú eres muy graciosa --se defendió.

Rodé los ojos.

--¿Me darás tu número si te lo pido? --preguntó de repente y sentí a mí corazón subir a mi garganta.

--Pídemelo y lo sabrás.

--Señorita Carrie, ¿sería tan amable de ofrecerle a este humilde admirador su número de celular?

--No --respondí bromeando y sus ojos brillaron desilucionados--. Prestame ese móvil --dije quitándole su propio celular para anotar mi número.

--Eres cruel.

--Ahí está --le dije entregándole su móvil devuelta.

--Gracias.

--Por nada.

Nuestra miradas se entrelazaron y por un momento ninguno de los dos dijo nada. Pero cómo sé lo peligroso que es ese juego decidí huir.

--Ya debo entrar.

--¿Me das un abrazo de despedida? --preguntó con los brazos abiertos.

No tuve que pensarlo, fui hasta y él dejé que sus brazos me envolvieran. Me siento tan cómoda aquí que quiaiera poder quedarme en el calor de su cuerpo.

Él no parecía querer soltarme y yo no ponía objeción.

--Dime si quieres que te suelte.

--Ya me duelen los pies de estar empinada --admití.

--Hueles delicioso.

--Tú hueles exquisito --dije abiertamente.

--Será mejor que entres --dijo él mirándome con picardía.

--Lo haré solo por que quiero, no me gusta que me den órdenes.

--Eso ya lo noté.

Giré el pomo y la puerta se abrió.

--Buenas noches, Ethan.

--Buenas noches, Carrie.

Entré y cerré la puerta para quedarme ahí recostada, permitiéndole a mis pulmones llenarse de aire completamente y respirando con calma por primera vez en un largo rato.


Carley


No he vuelto a recibir mensajes de Daniel. Dejé el móvil aquí en casa cuando me fui con Ethan y Carrie, tenía la esperanza que al volver encontraría un mensaje suyo, pero no hay nada.

Así que después de debatir internamente en si debía o no escribirle terminé enviándole un mensaje. Pero no he recibido respuesta.

Veo a Carrie aparecer en la habitación sonriendo por alguna razón que no conozco. Parece muy feliz en verdad.

La dejé con Ethan hace un rato y... exacto. Por eso sonríe como mensa.


--¿Algo que quieras decirme? --le pregunto.

Ella camina hasta el tocador y se mira al espejo.

--¿Tan obvia soy?

--¡¿Qué sucedió allá abajo?! --Pregunté emociónada.

Ella caminó hasta la cama y se sentó frente a mí.

--No nos besamos, si eso es lo que estas pensando.

La miro expectante y ella se muerde el labio inferior.

--Pero me abrazó --dijo sonrojada-- y se sintió tan perfecto. Te juro que no quería separarme.

--¡Wow!

--¿Crees que estoy loca por sentirme así con alguien que acabo de conocer? --habló apresurada.

--Claro que no. --afirmé--. ¿Sabes lo difícil que es tener esa química con alguien? Creo que eso no pasa tan seguido como para no aprovecharlo.

--¿De dónde sacaste esa frase, Carliti? -- dijo mirándome sorprendida.

--Creo que de mi propia experiencia.

--Y yo creo que tienes razón. --afirmó mi amiga--. ¿Qué te sucede?

Dejé escapar un largo suspiro antes de hablar.

--Le escribí a Daniel y no me ha respondido --le expliqué--. Después de que le envíe esa nota de voz solo me dijo que teníamos que hablar personalmente, y eso hace doce horas --solté un bufido--, no quiero parecer desesperada pero, me da la impresión de que no le importó mucho lo que le dije.

--Debió pasar algo más, estoy segura que sí le importa lo que sientes por él.

--Trataré de dormir, estoy agotada --dije y me introduje debajo de las mantas--. Dulces sueños.

--Dulces sueños para ti.

No me costó mucho tiempo sentir que los brazos de Morfeo me cargaban para llevarme al infinito mundo de los sueños, pero no logré llegar hasta allí, lo voz de mi amiga me hizo regresar a la realidad.

--Daniel te está llamando, Carrie.

--¿Qué?, ¿Daniel?

--Sí, toma. --Me puso el móvil en mis manos y sin abrir los ojos por completo contesté la llamada.

--¿Hola?

--¿Puedes asomarte a tu ventana? --le escuché decir y todo rastro de sueño desapareció de mí.

Me paré como resorte y fui hasta la ventana que daba hasta la calle. Quité las cortinas y ahí abajo estaba él. Recostado de un auto mirando hacía arriba.

--¡¿Qué haces aquí a esta hora?! --pregunté entre emocionada y estupefacta.

--Quería verte, necesitaba verte.

--Ahí está por quien llorabas --escucho decir a Carrie, quien también se ha asomado a la ventana.

La impresión me ha provocado abrir la boca y no saber qué decir.


--Yo no sé qué decir.

--No tienes que decir nada --dice él--. Yo quería verte y lo estoy haciéndo.

¡Dios!

¡¿Por qué tiene que ser tan lindo?!

--¿Qué esperas para bajar? --volteó a ver a Carrie, y no hizo falta hablar por que ella supo interpretar la mirada que le dediqué--. Carlye, el chico que quieres vino desde lo más profundo del bosque a las once de la noche a verte, lo menos que puedes hacer es bajar para que pueda verte de cerca --oigo la risa de Daniel por el auricular, escuchó lo que mi loca amiga acaba de decir.

--No te sientas presionada, no tienes que bajar. Yo nunca te pediría que lo hicieras --me dijo con voz suave.

--Sí, sí, ya sabemos que no se lo pedirás --dice Carrie en la bocina del móvil, está tan cerca que escuchó lo que Daniel me dijo y ahora le está respondiendo-- Pero ella quiere ir --se apartó del celular y me miró-- Carley, solo no hagas ruido, tu mamá no se va a enterar por que ni tú ni yo se lo diremos.

Este definitivamente no es el mejor consejo que me han dado, pero tampoco quiero detenerme a pensar en consecuencias ahora.

Con sumo cuidado abrí la puerta de mi habitación y caminé hasta las escaleras, bajé cada peldaño tratando de no hacer ruido, llegué hasta la puerta le quité las cerraduras. Cuando al fin pude estar afuera corrí hasta él y me lancé a sus brazos, los que me recibieron más que dispuestos.

Y solo ahí, cerca de él, sintió calma mi acelerado corazón. Y es paradójico que él sea el causante de mi locura y que también sea la cura.

--No respondiste mi mensaje --le dije estando aún abrazados.

--Y sé todo lo qué pensaste a causa de eso --dijo él con su cara hundida en mis cabellos--. Pero tenía muchas ganas de verte, y sí te lo decía sabía que no estarías de acuerdo en que conduciera hasta aquí sin el permiso de mi tío.

--¿Qué? --dije apartándome--. ¿Tu tío no sabe que saliste?

--Claro que no --respondió él mirándome--. Nunca me lo habría permitido, por eso esperé que se fuera a la cama para tomar el auto y venir hasta aquí.

--Por supuesto que no habría estado de acuerdo, ¡esto es una locura!

--Sin embargo, estás aquí, acompañándome en esta locura --dijo él sonriente y viéndome a los ojos--. ¿Por qué? ¿Por qué estás aquí?

--¿No es obvio? --respondí sosteniendo La mirada.

Él miró hacia el cielo y fingió estar pensando en una respuesta.

--A ver, a ver... ¿quizás por que me quieres?

Yo hice exactamente lo mismo y fingí pensar en qué respondería.

--Mmmm.... sí, adivinaste.

Daniel sonrió y me recosté de su pecho. Sus manos estaban alrededor de mi cintura y las mías rodeaban su cuello.

--Creo que deberías entrar --me dijo, con su cara otra vez en mis cabellos--. No quiero ocasionarte problemas.

Respiré profundo. No quería irme, quería estar más tiempo con él, pero él tiene razón.

Ahora puedo entender lo que Carrie me dijo que sintió cuando Ethan la abrazó. Creo sentirme igual.

Levanté el rostro y lo miré a los ojos, quería algo de él, deseaba que lo hiciera y él parecía no darse cuenta.

--No lo haré --dijo viéndome a la cara-- No voy a besarte.

--¿Por qué no? --dije sintiéndome humillada, mis ojos empezaron a llenarse se lágrimas al escucharlo decirme eso.

--Créeme, tú no lo deseas más que yo --afirmó dejándome más confundida.

--¿Entonces por qué no lo haces?

--Por qué me prometí no volver a besarte hasta que no seas oficialmente mí novia.

--Nisiquiera me lo has pedido --dije un poco enfadada.

--Porque quiero que sea especial, lo estoy planeando y pronto te diré --él tenía entre sus dedos un mechón de mi cabello y me miraba a los ojos mientras hablaba.

Me sentía adorada por él. Daniel es más de lo que esperé y mucho más de lo que soñé.

--Debes entrar --volvió a decir--. Ven --me tomó lo una mano-- te llevaré hasta la puerta.

Caminamos hasta la puerta en silencio. Lo hicimos dando pasos cortos. Ninguno de los dos quería irse.

--Promete que tendrás mucho cuidado --le dije con voz suplicante.

--Lo prometo --y levantó su mano derecha.

-- Y que me llamarás cuando estés seguro en tu casa.

--También lo prometo.

Volvimos a abrazarnos está vez con más fuerza.

--Este es nuestro segundo abrazo --comentó Daniel--. Yo vine solo con la intención de verte y me llevaré el recuerdo de nuestros dos primeros abrazos.

No lo había pensado, pero era cierto. Es la primera vez que nos abrazamos. Nos separamos y él abrió la puerta para que yo entrara.

--Qué descanses --Me dijo y me besó en la mejilla.

--Cuídate, por favor.

--Lo haré.

Besé su mejilla y entre a mí casa, le dije adiós con una mano y cerré la puerta con lentitud. Fui hasta una venta y ví su auto alejarse por la solitaria calle.

Subí hasta mi cuarto y me metí bajo las mantas al lado de mi amiga quien estaba sentada en la cama con su móvil en las manos.

--¿Y? ¿No piensas agradeceme?

--¿Por qué?

--Por convencerte de bajar hasta tu chico.

Reí burlonamente y me cubrí completamente con las mantas. Ella siguió molestando largo rato, hablamos sobre las películas que habíamos visto en la casa de Ethan, hasta que recibí un mensaje de Daniel diciéndome que había llegado a salvo. Entonces respiré y le agradecí a Dios por haberlo cuidado.

--Ya me voy a dormir --le dije a Carrie.

--Descansa.

--¿Y tú a que horas piensas dormirte?

--Cuando cierto vecino tuyo me explique por que me llama refunfuñona --respondió ella mirándome acusatoriamemte.

--Yo no te dije sobre eso --pensé en voz alta.

--No, no lo hiciste. Él mismo se delató.

Pobre Ethan.

--Entonces los dejo resolver su problema --dije acomodándome--. Hasta mañana.

--Hasta mañana, Carley.






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En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 26.10.2020

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