El día avanzaba deprisa, entre asignaturas, talleres extra curriculares y las típicas historias qué se escuchan en los pasillos de toda secundaria: "no sé que bebí en la fiesta de anoche, la cabeza no deja de darme vueltas", "¿así que te tiraste a fulano?, eres una zorra, amiga", " mis padres me prohibieron salir, todo el tiempo que resta de clases, dicen que no saldré de casa a menos que sea para realizar alguna tarea o para algo que ellos soliciten, que pendejos están..."
Yo, por mi parte, agradezco qué el tiempo vaya de prisa, ansío terminar la secundaria y comenzar la universidad. Tengo tantos planes en mente, que a veces por las noches, no logró conciliar el sueño por la emoción tan grande que se ubica en mi pecho al pensar que pronto dejaré éste pueblo pequeño, para conocer grandes ciudades y empezar a vivir como una adulta independiente. Sé que extrañaré mi cuarto y toda mi vida aquí, pero sobre todo, sé que extrañaré a mamá. Ella es mi más grande tesoro y sé que para ella también soy lo más importante.
--¿Tú madre no pasará por nosotras? --pregunta Carrie, sacándome de mis pensamientos, mientras caminamos fuera de las instalaciones del instituto.
--Supongo que viene de camino --respondo, al tiempo que imagino las posibles causas por las que mamá no está estacionada, esperándonos como es su costumbre.
Carrie nota mi preocupación y trata de que no me ponga a imaginar tonterías.
--Debe estar atrapada en el tráfico, ya sabes, es la hora píco.
--No creo, mamá conoce atajos para evitar el tráfico, la llamaré -- decido, sacando el móvil de mi mochila; estamos paradas bajo la sombra de los frondosos árboles que están al rededor de nuestra casa de estudias. Después de varios segundos de búscar con una mano dentro de la mochila, no obtengo ningún resultado, así que decido utilizar también mis ojos en ello, pero de inmediato, sentí la extraña sensación de estar siendo observada e instintivamente levantó la cabeza de entre la mochila, miro al frente, pero no localizó ningún rostro que me esté observando, continúo mirando, pero no, nadie está viéndome.
--Carlye, ¿estás bien?
Pestañeo varias veces y de forma rápida al darme cuenta que Carrie me había hablado.
--Eeeh... sí, estoy bien.
--Oye, no estés preocupada --dice mis amiga, mirándome tiernamente-- ven, creo que necesitas tomar algo.
Nos habíamos quedado de ese lado de la vía, por la agradable brisa que producen esos hermosos y frondosos laureles, a diferencia del otro lado, que tiene un sol candente y ya que mamá no llegaba, no era buena idea esperarla bajo esa enorme bola de fuego.
--¿No encontraste tu teléfono?, si quieres le marco a tu mamá para confirmar que todo va bien, de paso le digo que la esperaremos en la cafetería- asiento y ambas cruzamos la calle-- verás que no hay nada de que preocuparse- me calma, teclea su móvil para luego acercarlo a su oído; con la extraña sensación que me invadió hace un momento, hasta olvidé lo que estaba buscando y para qué lo buscaba, pero es tan raro, que mejor me lo guardo y no se lo cuento a mi mejor amiga.
Carrie hace un segundo intento por comunicarse con mamá, pero justo cuando nos disponíamos a abrir la puerta para entrar a la cafetería escuchamos el claxon de un vehículo a nuestras espaldas y nos giramos asia quien sabíamos, era mi madre.
Ella se estaciona frente a nosotras y ambas abrimos una puerta, Carrie se queda en los asientos traseros y yo voy en el copiloto, de repente vuelvo a sentir la sensación de estar siendo minuciosamente observada por alguien, he intento encontrar esos misteriosos ojos, mirando con detenimiento entre las personas que se encontraban en la calle, pero fue en vano. Decido olvidarlo y me acomodo en el asiento, saludo a mi madre con un fugaz beso en la mejilla, ella mira algo en su IPad y proceso a colocarme el cinturón de seguridad, fijo mi vista un momento en el artefacto que tengo en mis manos, para unos segundos después levantar la vista y por la ventana del asiento del piloto, encontrarme con la fría mirada de un hombre que a pesar del caluroso clima que hace lleva sudadera y capucha, sé que el no me está viendo atraves del cristal, pero yo si lo veo a él, y sé que es el mismo que me a estado observando todo este tiempo.
Sigo observando su frío en inmutable rostro,la distancia que nos divide es considerable ya que éste sujeto está del otro lado de la calle, del mismo lado que Carrie y yo habíamos estado antes de cruzar para la cafetería, trato de recordar si lo he visto antes, pero no recuerdo haberlo visto núnca, antes de hoy. Mi madre pone el auto en marcha y concentra su atención en la carretera, Carrie está metida en su movil, ninguna se percató de lo sucedido. Ese hombre, me estuvo mirando todo el tiempo que estuvimos esperando a mamá y estaba justo detrás de mi... ¡rayos!, ¿porqué no mire asia atrás?
--¿Cariño, estás bien?-- la voz de mi madre me devuelve al mundo real.
--Si, solo me preguntaba porque tardaste tanto en venir-- oculto el resto de la información.
--En ese caso deberías preguntarme a mí, porque si no, no tendrás la respuesta, ¿no crees?
Río un poco nerviosa.
--Si, tienes razón, ahora cuéntame.
--Pues, como sabes tengo esa conferencia importante el fin de semana, así qué me detuve a comprar unos zapatos-- ella piensa que me puede convencer con su fingida calma, pero conmigo no funciona su psicología, sé que ésta ocultando algo.
--Sé perfectamente la forma en que compras, vas por lo que quieres y no te detienes a ver nada más por atractivo que parezca- sigue fingiendo tranquilidad-- ahora mamá dime lo que no me has dicho.