Por primera vez en mi vida siento que estoy viviendo realmente. Que no solo como, duermo , y estudio, sino que estoy disfrutando de estar viva, siento que mi vida ya no es monótona y desabrida. Pero me llama la atención que antes no pensaba así, semanas atrás si me lo hubieran preguntando, habría dicho que mi vida era fascinante y que amaba vivir así, cuando la realidad es que necesitaba sentir lo que ahora siento, pero no lo sabía por que desconocía por completo que esta sensación y estos sentimientos existieran.
Y no me importa tener que tragarme cada una de mis palabras. Sí, sé qué he dicho una y mil cosas negativas acerca de estar enamorada, pero he aprendido una valiosa lección: no hablar de lo que no tengo conocimiento. Ni siquiera basándome en experiencias de otras personas. La vida no funciona de esa manera. No debemos limitarnos a hacer lo que queremos tomando como excusa que otros al intentarlo han fracasado. Sin duda eso es ser muy cobarde. Pero ya he aprendido. El amor no es el causante del dolor ni del sufrimiento que muchos le adjudican. El amor no es doloroso ni hiriente. Lo que duele es el desamor, la traición, las mentiras, las palabras acumuladas en el pecho y las madrugadas en vilo.
En los últimos días he aprendido tanto, y mis ojos pueden ver con tanta claridad muchas cosas que antes estaban ocultas. He decido no ocultar más lo que siento, y eso incluye también a mi madre.
Estoy enamorada de Daniel. Estoy consciente de ello y no hago nada con fingir indiferencia al respecto. No tengo por que mostrarme ajena a lo que ambos sentimos, por que él me inspira toda la confianza que necesito.
Han pasado tres días desde que Daniel fue a mi casa solo para verme, casi a media noche. Me contó su plan romántico para pedirme que sea su novia, el que consiste en una cita en el parque mirador el sábado por la tarde. Pero antes de esto él quiere ir a mi casa y presentarse formalmente con mi madre.
Y sí. Estoy que no quepo de la emoción. Pero hago mi mayor esfuerzo por mantener la compostura en presencia de él. No quiero asustarlo.
--Ese chico rubio se te queda viendo todos los días --comenta Daniel, con la vista puesta en alguien que está en una mesa a unos metros de nosotros.
Sé a quién se refiere. Liam no ha dejado de perseguirme con la mirada desde aquél día que se acercó a entorpecer mi paz mental con sus frases gastadas de intento de conquista. Siempre que paso cerca de él me observa sin ningún tipo de disimulo, aunque debo agradecer que al menos no ha vuelto a hablarme.
--El mayor de los lobos del Instituto ha puesto su vista sobre la indefensa e inocente Carley. --comentó Carrie con exagerado drama y Daniel y yo no pudimos evitar reír.
--Sí, eso ya es costumbre en él --digo sin darle relevancia a eso--. Pero a mí no es a la única que observan --comento divertida-- tú tienes un club de admiradoras y no te das cuenta.
Él no da indicio de haberse sorprendido por lo que he dicho, tal vez sí sabe que tiene un centenar de chicas besando el suelo por dónde ha pasado.
--Creo que soy la única en toda la escuela que no está babeando por ti, Chico misterio. --agrega Carrie.
--Literal, todas babean por ti --afirmo.
--¿Incluyéndote? --pregunta Daniel mirándome con suspicacia.
No logro organizar en mi cabeza un buen argumento para defenderme. Su pregunta me ha alterado los nervios y el hecho de que me observe tan intensamente empeora mi situación.
--¿Carley? --empieza a hablar mi amiga y tengo el presentimiento de que lo que dirá no me conviene--. Ella es la primera.
--¿En serio? --dice Daniel evidentemente interesado--. De hecho, nunca me has contado cuándo empecé a interesarte --continúa hablando y me mira coqueto.
Sentí mis mejillas ruborizarse. Quería aventarle a Carrie mi mochila en la cara. Y a Daniel quería comérmelo a besos. Por supuesto que no haré ninguna de las dos, al menos no la primera, aunque de verdad quiero hacerlo. La segunda, la reservaré para otro momento.
--Y no lo haré ahora --dije respondiendole a Daniel--. Yo quiero que me expliques por qué no estás sorprendido por lo que te dije.
--¿A qué te refieres?
--A qué tienes un club de admiradoras --digo, esperando por su respuesta.
--Ah, a eso te refieres --respondió restando importancia al asunto--. Lo sé porque la discreción no es una de sus virtudes.
--En eso tienes razón.
Durante todo el rato que estuvimos esperando que la hora del almuerzo terminara, noté como algunas chicas me miraban con desdén. Daniel y yo aún no somos novios, pero dado mi inexistente historial amoroso es fácil deducir que él y yo tenemos algo más que una amistad y que por eso somos tan cercanos; y desde luego a más de una no le agrada nuestra cercanía. Él ha cumplido su promesa de no besarme hasta que no estemos oficialmente juntos, ¡y qué difícil ha sido tenerlo cerca de mí y tener que soportar las ganas!
Desde hace un rato he estado conteniendo el deseo de orinar. Pero ya no puedo seguir haciéndolo así que le digo a los chicos que iré un momento al baño y me retiro. En el pasillo de los baños me encuentro con algunos chicos, siempre hay personas en esta zona. En el interior del baño de chicas también hay algunas. Entro a uno de los cubículos desocupados, termino con lo que fui a hacer y salgo de ahí. Mientras estoy lavando mis manos veo entrar a tres chicas. Kimberly, Shantal y por supuesto, la líder del del grupo: Vanessa. Por mi parte yo continuo lavando bien mis manos con el jabón líquido sin prestarles atención. Enjuago con suficiente agua y pongo mis manos debajo del secador para dejarlas completamente secas. Entonces al girar me encuentro con Vanessa intentando bloquearme el paso.
--¿Me dejas pasar? --pregunto viéndola a la cara. Somos de la misma estatura.
--No lo creo --respondió ella--. Hay algunas cosas que quiero decirte y no te irás sin que las hayas escuchado.
--Empieza a hablar entonces, no tengo todo el día --le informé, calmada pero segura de mí.
Ella enarcó una ceja y endurecio sus facciones.
--Escucha, no sé qué te has creído para hablarme en ese tono --dijo con expresión burlezca-- tú no me conoces, no tienes idea de lo que soy capaz --añadió a modo de amenaza.
--Interesante. ¿Eso era todo? --digo esto y me abro paso entre Vanessa y sus dos secuaces. Voy hasta la puerta y la abro, entonces, justo cuando estoy atravesandola siento que tiran de mi brazo. Vanessa me ha agarrado un brazo en un desesperado intento por que le preste atención. Pero no me dejaré intimidar, así que me suelto de su agarre y me enfrento a ella acercándome a su cara.
--¿Cuál es tu problema conmigo? --le reclamo una explicación alzando un tanto la voz.
--¡Mi problema eres tú! --soltó encolerizada--. Tú eres mi maldito dolor de cabeza. No puedo entender como él pudo fijarse en ti cuando yo estoy mucho mejor que tú. --concluyó y me miró con desprecio.
Sus palabras no me sorprendieron ni me afectaron. Conozco bien la lengua de esta chica. Pero no puedo decir lo mismo de su actitud, ¿era necesario tanto drama?
--Tengo cero ganas de quedarme a discutir contigo, o peor, de quedarme a escuchar tu chillona voz. --expresé con naturalidad, y tan pronto terminé de hablar vi como una de sus manos se dirigía a mí cara. No supe en qué momento su brazo fue interceptado, porque cerré los ojos instintivamente, pero estaré en deuda con quién sea que lo haya impedido.
--¿Por qué te metes? Esto no es tu problema. --le gritó Vanessa a alguien que estaba a mí lado. Sentí que me rozaron el brazo, y ahí estaba mi defensor.
Liam George.
Si digo que no me llevé una gran sorpresa, estaría diciendo una mentira. Nunca habría imaginado que era él quien me había defendido.
--Déjala en paz --le ordenó el rubio.
--Tú no me das órdenes --afirmó Vanessa y lo barrió con una mirada de superioridad--. Creo que se te hace tarde para que vayas a drogarte --escupió buscando humillarlo, sin embargo, él no se mostró afectado por las palabras de la perversa pelinegra.
--Algunos hemos intentado cambiar con los años --empezó a decir Liam mirándola fijamente--. Pero tú sigues siendo la misma basura de persona. Apostaría que ahora eres mucho más detestable. --el rubio no desvío su fría mirada del colorado rostro de la chica que lo miraba con odio y asombro. Hasta parecía estar dolida.
--¡Eres un maldito adicto! ¡Siempre lo has sido y siempre lo serás! --atacó la chica.
--Te equivocas --respondió Liam con imperturbable calma--. Tú no decides por mí, yo elijo mi destino. Y no niego mis faltas, pero al menos no quiero hacerles a otros la vida miserable solo porque la mía apesta.
Ella lo miró desconcertada por unos segundos, parecía no tener idea de cómo responder a eso. Pero pronto se recompuso y adoptó su postura de arpía.
--Aún no entiendo por qué te metes en problemas que no te conciernen --entonces me miró con su habitual expresión desdeñosa--. Y tú... esto no ha terminado.
--Para mí sí terminó --respondí casi de forma automática--. Reclamale a Daniel, por él es que estás así, ¿no? --Vanessa intentó decirme algo pero no se lo permití-- ve y reclamale a él que no a tomado en cuanta todos tus atributos y talentos --le digo con una auténtica sonrisa-- aunque no lo culpo si no los ha notado, yo llevo más tiempo conociéndote y tampoco he visto nada de eso en ti.
Vanessa intentó otra vez darme una bofetada, pero esta vez fui yo quien lo impidió. Estaba preparada para eso, y no me costó mucho esfuerzo ya que mis brazos son más musculosos que los de ella. Estoy segura de que me alimento más que esa Barbie falsificada.
Le dediqué una última mirada, con la que pretendía hacerle saber que en cualquier momento que intentara meterse conmigo otra vez, yo estaré tan dispuesta como ahora a ponerla en su lugar. Entonces caminé lejos de aquella extraña situación, nunca había vivido algo así en carne propia y es casi electrizante sentir tanta adrenalina recorrer mis extremidades.
--Carley... --escuché que me llamaban. En otras circunstancias habría fingido no haber escuchado y seguiría caminando, pero después de este día creo que no veré a Liam de la forma en que lo hacía. Entonces decido no ignorarlo y me detengo--. Yo, quiero pedirte una disculpa.
--¿Pero tú, por qué? --digo confundida--. No es responsabilidad tuya el compartimiento inmaduro y tóxico de otras personas.
Él se rasca la nuca, un signo de nervios o incomodidad.
--No lo hago por eso, aunque créeme que si lo hubiera podido evitar lo habría hecho. --dijo con firmeza.
--Gracias --suelto un suspiro de frustración-- Entonces ¿por qué te disculpas? --cuestiono un poco intrigada.
--Por la forma torpe en que me acerqué a ti semanas atrás --soltó y dejó escapar aire de sus pulmones como si llevaba largo rato aguantando.
--Ah, por eso -- es lo único que se me ocurre decir.
--Fue una estupidez intentar conquistarte como lo haría con cualquier chica, cuando es evidente que tú no eres cualquiera.
Por un momento pensé en la cantidad de veces que a usado esa frase con otras, pero su intensa mirada me hace pensar que tal vez está siendo sincero. Después de todo eso no es algo que me importe mucho, no creo que las personas cambien radicalmente en tan poco tiempo, y aunque Liam continúe siendo el Don Juan de siempre, igual me sentiré en deuda con él por lo que ha hecho hoy.
--Acepto tu disculpa y también te agradezco por intentar defenderme --Me había marchado tan deprisa que no le agradecí al pobre chico que se haya convertido, casi, en mi chivo expiatorio.
--No fue nada. Aunque debo decir que no conocía que tuvieras ese carácter --confesó el rubio, medio sonriente.
Reí inconscientemente.
--Debí copiar el mal genio de mi mejor amiga después de tanta convivencia.
--Esa chica sí que es hiriente. --afirma Liam y hace una mueca, probablemente recordando alguna ocasión en que fue víctima de Carrie, y ambos reímos.
--Tengo que irme --le informo todavía riendo, después de hablar con Liam me siento menos tensa, la discusión con Vanessa había pasado a un segundo plano.
--Entiendo, deben estar esperándote --no sabría cómo explicar la expresión que adoptó su rostro momentáneamente--. ¿Sabes?, creo que aquella ocasión era la única oportunidad que tenía contigo y la eché a perder.
Me quedo muda tras escucharlo. El chico a pasado de desagradarme a no caerme tan mal, en muy poco tiempo y hasta me abstengo de no ser brutalmente sincera para no herirlo.
--Yo...
--Está bien --me interrumpe-- No tienes que decirme que estás saliendo con alguien porque eso ya lo he notado. Solo quería que supieras que después de que me rechazaste te he conocido un poco más, y ahora sé que no solo eres hermosa, sino también muy aplicada y con buenos valores --él nota mi desconfianza y se apresura a aclarar lo que ha dicho--. Son cosas que he descubierto por casualidad, no pienses que soy un acosador o algo así.
--Es un alivio saberlo --digo, aparentemente de forma jocosa, pero en realidad había empezado a hacerme malas ideas en mi cabeza--. Valoro que esa sea la manera en que me ves, y espero que en verdad puedas construirte un futuro mejor --le digo sinceramente, haciéndo referencia a lo que él mismo le había dicho a Vanessa momentos atrás.
--He decido que lo haré --aseguró él.
Yo le sonreí como gesto de apoyo y giré mi cuerpo en dirección contraria a él. De camino al comedor me encuentro con Carrie que viene en esta misma dirección.
--¿Qué hacías? --preguntó confundida.
--No me creerás.
--¿Por qué? ¿Qué pasó?
Le hago a Carrie un pequeño resumen de todo lo que ocurrió y ella tarda unos segundos en reaccionar.
--Todo el mundo me ve como una persona malhumorada e hiriente --comentó, después de decirle lo que Liam había dicho sobre ella--. Definitivamente estoy haciendo las cosas bien.
--Si tú lo dices...
--Por otro lado, Carliti, --continúa Carrie-- ¿piensas contarle a Daniel todo esto?
¿Pienso contárselo? Me pregunto a mí misma. Nisiquiera tenía contemplado mencionarlo al llegar a la mesa. No quiero decirle.
--Creo que mejor omitimos ese asunto --decido.
--¿Estás segura?
--No. --respondo sintiéndome frustrada-- Pero tampoco estoy segura de ir y contarle todo eso, no me imagino haciéndolo.
--¿Estás tomando en cuenta que el rumor puede llegar a sus oídos? No creo que le agrade enterarse por boca de otros. A mí no me agradaría --me confronta mi amiga, en uno de los trascendentales y épicos momentos en que deja de lado su inmadurez y hace acopio de mucha sabiduría.
Suelto un suspiro.
No me imagino contándole a Daniel todo eso. Mi empatía femenina no me lo me permite. Me sentiría mal hablándole mal de otra chica. Aunque esa chica no sea ningún pan de Dios pero, no creo poder hacerlo.
--Él debe estar preocupado, mejor regresemos --digo y empezamos a andar.
Lo vislumbré por encima de todos los demás. Él estaba recostado de la mesa, mirándo en nuestra dirección. Cuando estuvimos más cerca noté su ceño fruncido y la intriga en su rostro.
--¿Qué ocurrió? ¿Por qué tardaste tanto?
--Habían muchas chicas y no encontré un cubículo vacío al llegar --inventé rápidamente y me senté fingiendo que no pasa nada.
Él me mira unos segundos, su expresión se ha suavizado pero sigue pareciendo preocupado.
A su lado, Carrie me miraba de forma desaprobatoria. No escuché su consejo y le acabo de mentir al chico que me importa, pero es mi convicción, y se me hace difícil luchar contra mis propios límites de lo que creo moralmente correcto.
<¿Desde cuándo es moralmente correcto mentir?> Me confronta mi consciencia.
--Entiendo --dice Daniel sonriendo de la lado-- las chicas no suelen ir solas al baño, no sé por qué lo hacen pero siempre le piden a su amiga que las acompañe.
Su comentario hace disminuir mi tensión. Al parecer creyó lo que le dije. Pero ahora siento un nudo en la garganta por haberle mentido.
Él se sentó a mí lado y Carrie lo hizo del otro lado de la mesa.
--Es cierto, usualmente hacemos eso --comento haciéndo hasta lo imposible por parecer tranquila.
El tiempo libre terminó y nos vimos obligados a regresar a las clases. Daniel tiene clases de francés, mientras que Carrie y yo nos enfrentaremos a las matemáticas.
Mi amiga ha estado distante desde que regresamos juntas a la mesa, después de que fuera a buscarme al baño.
No es necesario que le pregunte qué le ocurre, se perfectamente que no le pareció correcto lo que hice, pero ya lo hice y no puedo cambiar la realidad.
Llegamos al salón dónde ya se encontraba el maestro sentado detrás de su escritorio. No pasó mucho tiempo para que todos los pupitres fueran ocupados por más estudiantes y entonces se le diera inicio a la clase.
Estaba prestando toda mi atención a la explicación que hace el profesor en el pizarrón, tan concentrada estába, que no ví la mano extendida de Carrie pasándome un chocolate, y ella tuvo que llamarme en voz baja para que lo viera.
--Creí que estabas enojada --dije casi en un susurro para que el maestro no me escuchara.
--Estoy molesta contigo --afirmó ella-- pero no dejo de quererte porque no estémos deacuerdo en algo.
--Ahora estoy muy confundida --confieso.
--Lo sé, terminarás contándole todo a Daniel tarde o temprano.
Un rotundo y súbito silencio nos hace dirigir la vista hasta el frente, y ahí estaba el maestro mirándonos a ambas con desaprobación.
--¿Me permiten continuar? --indagó con tono calmado.
--Le pedimos disculpas, profesor --digo apenada.
--No volverá a suceder --agregó Carrie.
El maestro nos dirigió una última mirada y regresó a lo que hacía después de asentir.
Unas horas más tarde el susto por ser descubiertas hablando en medio de la clase había pasado, igual que las otras horas de trabajo en el instituto.
De camino a la calle Daniel recita el saludo que le dará a mi mamá cuándo se la presente. Está un poco inquieto de hablar con ella por primera vez y hasta se ha puesto a practicar lo que dirá.
Lo que no pensamos fue que mi madre se tardaría más de habitual en pasar por nosotras y que Daniel tendría que marcharse cuándo su tío lo llamó para que se encontraran en la esquina.
--Supongo qué será otro día -- dijo Daniel sosteniendo mis manos.
--No entiendo por qué ha tardado tanto hoy --comento defraudada, ya me había hecho ilusiones de que por fín Daniel y mi madre hablarían.
--No te pongas así, ya pasará en otra ocasión --dice tratando de animarme--. Al parecer hoy no era el día.
Hago una mueca y luego forzo una pequeña sonrisa.
--Tengo que irme ahora --se acerca a mi cara y deposita un beso mi mejilla--. Y quita esa carita.
--Es la única que tengo.
--No es cierto, tienes otra más bonita y esa es la que quiero ver antes de irme -- dijo mirándome tiernamente.
Tuve que reír después de eso.
--Así me gusta. --acarició mi cara con delicadesa-- Mi tío me golpeará si lo hago esperar más.
Fue lo último que dijo antes despedirse de Carrie agitando una mano para luego marcharse.
--No la estoy pasando bien, no tienes que mirarme de esa forma.
--Debiste decirle lo que ocurrió con Vanessa --soltó Carrie.
--Aún sigo pensando igual respecto a porqué no lo hice --argumento, no estando ya muy segura de si eso fue lo correcto.
Carrie se me acerca y pasa un brazo por mis hombros.
--De verdad espero que luego no lo lamentes.
Suelto un suspiro y ruego internamente porque así sea.
--Carliti --me llama Carrie por ese ridículo apodo que solo ella usa-- recuérdame, ¿hemos visto al tío de Daniel alguna vez?
--No. -- respondo pensando en ello--. Tenemos que decirle a Daniel que nos presente a su único familiar.
--Estoy deacuerdo --me apoya-- y más ahora que entrarás a la família.
--No empieces --la censuro..
Unos minutos más avanzan sin que veamos rastros del auto de mí madre. Esperamos tranquilamente paradas en la acera hasta que una voz bastante familiar interrumpe nuestro mutismo.
--Hola --saludó el chico y ambas miramos en su dirección.
--Hola --respondimos ambas sin mostrar ningún tipo de emoción.
--Carrie, ¿crees que podamos hablar un momento? --dijo apresuradamente el chico, el cual no tenía una buena apariencia. No me detuve a verlo minuciosamente pero sus ojeras eran muy evidentes.
-- No creo que tengamos algo de que hablar -- respondió mi amiga a su ex, con más calma y educación de la que esperé ver en ella.
--No te quitaré mucho tiempo, lo prometo --insistió Michael.
--Habla.
--Quisiera que fuera a sol...
--Olvidalo. --lo cortó Carrie estando aún con su brazo en mis hombros; no cambió su postura a su llegada y ahora no se tomó la molestia de mirarlo a la cara para responderle.
--Entiedo que no quieras hablar conmigo --razonó Michael, y aunque no pienso decírselo a Carrie, él parecía genuinamente dolido,y no quiero sonar insensible ni rencorosa pero, se merece lo que le está ocurriendo, eso fue lo que él dió y es lo que está recibiendo de vuelta.
--Si lo entiendes entonces, ¿por qué estás aquí? --por primera vez en toda la conversación Carrie se separó de mí y fijó su mirada aún cargada de tristes recuerdos en él--. ¿Por qué me buscas?
--Necesito explicarte todo lo que ocurrió --le dijo casi suplicante-- yo estaba confundido.
Carrie soltó una risa irónica y no dijo nada más.
En ese momento vi el auto de mi madre acercarse y tan pronto se detuvo caminamos hasta él. Michael fue tras nosotras pero no se acercó demasiado.
--Te llamaré --afirmó.
--Yo no perdería mi tiempo -- respondió Carrie, renuente.
--Entonces te mensajearé.
Ella ignoró al chico y subimos al vehículo dónde mi madre aguardaba por nosotras. Mamá nos dedicó algunas miradas de ojos achinados y puso el vehículo en marcha.
--¿Ocurre algo con ese chico?
Silencio.
--Quería hablarme, pero yo no quise escucharlo. --explicó Carrie, después de lacónicos segundos.
Mamá se quedó callada, aparentemente procesando lo que mi amiga le había dicho.
-- Me dijiste que habían terminado --recordó mi madre--. Y él te está insistiendo en volver --dedujo.
Carrie movió la cabeza de forma afirmativa.
--¿Tu madre lo sabe?
--Sí. La semana pasada hubo un malentendido con él y su novia, y yo estuve involucrada --mi mamá abrió los ojos sorprendida al escuchar aquello-- Pero de forma indirecta --aclaró Carrie-- el rector llamó a mi madre y ella casi usó técnicas de tortura para que le contara por qué terminamos, con todos los detalles.
--Debes tener cuidando con él, tiene apariencia de estar perturbado.
--Es cierto, luce como si tuviera semanas sin dormir. --comento.
Carrie desliza una mano por su cara y de sus labios se escapa un sonoro suspiro.
--No dejaré que se me acerque mucho --determinó mi amiga con evidente angustia.
Minutos después nos encontramos dejando a Carrie en su casa. Su madre siempre trabaja horas extras, por lo que le tocará quedarse sola por un largo rato. Se despidió de nosotras sin gran ánimo y nos marchamos una vez hubo entrado y cerrado la puerta.
--¿Y a ti, qué te ocurre? --inquirió mamá cuándo estuvimos solas.
--Hoy iba a presentarte a Daniel. --respondí apresuradamente, estuve ansiando que me lo preguntara.
--¿Y por qué no lo hiciste? --preguntó interesada.
--¿En serio lo preguntas? --dije decepcionada-- Te tardaste mucho más que de costumbre y tuvo que marcharse.
--Lo lamento, Carley --se disculpa mi madre-- el último paciente me tomó más del tiempo previsto, nunca había ido a terapia y tiene un grave problema de atención.
Entiendo lo que me explica y trato de ser empatica, después de todo no resuelvo nada con un berrinche.
--Está bien, será otro día --concluyo con ese asunto--. Y al final, ¿cómo te fue con ese paciente nuevo?
Mamá suspiró, y entendí que no fue una tarea nada fácil lidiar con esa persona.
Me habló sobre lo que hizo para introducirlo a las sesiones de terapia, sin ahondar en los asuntos personales de dicha persona, eso sería violar su privacidad y mi madre es estrictamente profesional.
Cuando estuvimos cerca de llegar a nuestro hogar vimos que en la calle había un auto estacionado. No era de ninguno de los vecinos, al menos no de alguno que viva cerca, porque no reconocí el auto. Fue cuando llegamos hasta el frente que vimos un hombre en nuestra puerta.
Ese hombre no era nadie más que el detective Richard, el padre de Carrie.
No dije nada al respecto, me mantuve en silencio en el asiento del copiloto y me bajé cuando se detuvo el auto en frente de la puerta del garage.
La puerta se abrió y madre llevó el auto a hasta adentro.
--Hola --me saludó el hombre acercándose a mí.
--Hola. ¿Tiene mucho tiempo aquí?
--No, en realidad acababa de bajarme del auto cuándo ustedes han llegado.
Pensé añadir un comentario más a nuestra informal conversación, pero mi madre llegó hasta nosotros y ya no era necesaria mi intervención.
--Richard. --Mamá extendió una mano hacia el detective.
--Hola, Mila.
--¿Cómo estás?
--De muchas formas, menos bien --respondió él con tono distante--. ¿Crees que podamos hablar un momento?
--Claro. Vayamos adentro.
Mamá abrió la puerta y entramos nosotras primero, seguidas por el alto y fornido hombre .
--¿Quieres algo de beber? --le preguntó mamá al visitante cuando llegamos a la sala.
--Un café, sino es mucha molestia.
--Iré a prepararlo.
Como es costumbre, me quedé en la sala aguardando a que mi madre regrese. Es de mala educación dejar sola a una visita.
Él ha tomado asiento hace unos segundos y yo permanezco parada aunque mi mochila sí la dejé sobre el sofá a mi lado. Él recibe un mensaje en su celular, entonces aprovecho que está concentrado con el móvil para mirarlo. Sin dudas Carrie tiene mucho parentesco con él. Que se marchara antes de que mi amiga naciera no fue impedimento para que sus genes domimaran. Que fuera un padre ausente no cambió el hecho de que sus cromosomas estuvieron presentes en la creación de una nueva vida.
Su aspecto es el de una persona que no duerme las horas suficientes. Pero no es la apariencia de alguien que tiene tres noches sin dormir, no. Este hombre de la impresión de haber podido conciliar unas buenas horas de sueño durante años. Un movimiento de su cabeza me indica que levantará la vista e instintivamente miro hacia otro lado. No quiero que me descubra mirándolo. Eso sería realmente vergonzoso.
--¿Qué tal el último año de escuela? --preguntó con naturalidad y entonces volví a verle.
--Hasta ahora va bien --respondí amable.
--¿Has pensado a qué Universidad irás?
--Aún no lo he decido --dije sonriendo un poco tímida.
Él también curvó una sonrisa.
--Entiendo, aún no tienes prisa.
Mamá regresó a la sala trayendo con en sus manos una bandeja.
--Subiré a mi cuarto --le dije a mamá y ella asintió--. Hasta luego --Me despedí del detective.
--Hasta luego, Carley.
Sonreí cortésmente y me dirigí a las escaleras. A la mitad del camino sentí a mi celular vibrar, pero esperé llegar hasta mi habitación para sacarlo del bolsillo dónde acostumbro a ponerlo. Daniel espera llegar hasta su casa para escribirme, pero no creo que sea él porque es muy rápido para que haya llegado. Lo que entonces deja a Carrie como única opción.
Y en efecto, era ella.
Carrie: ¿Qué haces, Carliti? Yo estoy sobre mi cama mirándo el techo y deseando nunca haberme metido con Michael. 😣😢
Pobre de mi amiga. Con lo susceptible que está mejor ni le menciono que tuve una brevísima charla con el hombre que la engendró y con el que no tiene ninguna relación o cercanía.
Yo: Yo también estoy sobre mi cama, pero no mirando el techo. 😁
Respecto a Michael, no está bien que te estés culpando por cosas de las que no tienes el control. No es tu culpa lo que está ocurriendo.
Carrie: Sé que no soy culpable, pero si no le hubiera hecho caso no estaría sucediendo todo esto:
Recibo más de una docena de screenshots de los mensajes que ha recibido de su ex novio, todos los mensajes enviados hace menos de una hora. Ese chico no está bien.
Yo: Carrie, debes hablar con tu madre sobre esto, su actitud ya no es normal.
Carrie: lo último que quiero es crearle más preocupaciones de las que ya tiene. 😟😓
Estoy confundida. 😣
Yo: Te entiendo... tal vez puedas esperar unos días más y ver si Michael, por fín entra en razón. Pero si todo continúa así, tendrás que decirle a tu madre.
Carrie: Acabo de bloquearlo, también lo puse en lista negra.
Aparte del mensaje de texto también recibo un mensaje de voz.
"Todo esto me supera, Carley. No sé qué cambió pero, algo en Michael no está bien, él... yo sé qué no lo está... la forma en que me miraba no es como lo hacía antes, y recibir tantos mensajes en tan poco tiempo solo ha servido para aumentar mis nervios".
Siento la incomodidad de mí amiga al escucharla. Su voz delata cuánto le está afectando, y yo desearía estar con ella y poder abrazarla, pero tengo que conformarme con intentar transmitirle mi apoyo a través de este aparato.
Mi conversación con Carrie se extendió por unos veinte minutos más, hasta que ella se despidió, según ella para dormir un poco. Y fue entonces cuando pude bañarme. Hice las tareas pendientes y me quedé sentada en mi pequeño escritorio con los audífonos puestos. La música me relajó hasta probocarme un estado de inconsciencia, estuve a punto de quedarme dormida, pero derepente la suave melodía que embriagaba mi subconsciente fue sustituida por un sonido menos armonioso; y aunque en un principio ese sonido parecía ser parte de un sueño, pronto desperté completamente y comprendí que estaba recibiendo una llamada. Desconecté los auriculares y lo llevé hasta mi oído.
--Hola --escucho decir a Daniel.
--Hola -- respondo e inmediatamente un bostezo se escapa de mi boca.
--¿Te desperté?
--No... bueno, más o menos --balbuceo--. Pero no te preocupes.
--¿Estás segura? Puedo llamarte más tarde si así lo quieres.
--Daniel, quiero hablar contigo ahora --respondo segura.
--¿Por qué? ¿Hay algo que quieras decirme?
¡RAYOS!
¿Se habrá enterado?
No, no tiene cómo. Me lo habría dicho cuándo salimos juntos del instituto.
¿Pero entonces por qué siento que él sabe que le mentí?
Debo calmarme.
no mencionaré nada sobre eso si él no lo menciona directamente. Puede que esté exagerando y que la culpa por ser una mentirosa me esté haciendo ver cosas dónde no las hay.
--Carley, ¿estás ahí?
--Sí, sigo aquí --estoy tan nerviosa que siento que el aire no está llegando hasta mis pulmones, así que me muevo a la ventana y la abro--. ¿Qué piensas que debería decirte?
--No lo sé, es solo que entendí como que querías decirme algo -- respondió Daniel con su habitual tono de voz calmado--. Pero si no es así, hablemos de otra cosa.
Me sentí mínimamente aliviada, al parecer mi mentira no ha sido descubierta, pero el sentimiento de culpa y el nudo en la garganta siguen ahí y se hacen más grandes.
--Mmmmm... ¿De qué quieres hablar? --interrogo, y otra vez bostezo.
--¿Has comido algo después que llegaste del instituto?
--Pues, nisiquiera había pensado en alimentarme, siendo sincera. Cuándo llegamos encontramos al detective que vino el día de la fiesta, ¿lo recuerdas?
--El padre de Carrie --respondió algo cohibido.
--Sí. --confirmo--. Entonces al entrar mamá fue a preparar café y yo conversé con él un poco en lo que mi madre regresaba. Después recibí un mensaje de Carrie --entonces reparo en el hecho de que Daniel no sabe lo que ocurrió con Michael, después de que él se marchó--. El chico que era su novio se nos acercó cuando te fuiste.
--¿Aún la está molestando?
--Sí, y ahora está peor. Pero te contaré después de que coma algo. Estoy harta de tanto bostezar.
--Me parece perfecto. Esperaré tu llamada.
--Adiós. --me despido.
--Adiós, bonita.
La llamada se cortó. Entonces dejo caer mi cabeza sobre el escritorio teniendo todavía el celular en mi oreja. Me siento frustrada. Esta mentira es la cosa más pesada que he cargado en mi vida.
--Soy una mala persona. --me digo en voz alta a mí misma.
No podré estar tranquila hasta que no le diga a Daniel la verdad.