Cuando volvió con la leche y las galletas se alejó y me dio la espalda porque no quería que notara que estaba preocupado y que al decirme yo ya no quisiera comer. Ahora lo entiendo y no puedo estar más agradecida. Agradecida por tener a alguien que no solo dice quererme, sino que aprovecha cada oportunidad para demostrarlo. Y saber que tienes en quién sostenerte incluso en las situaciones más adversas, es como hallar un manantial en el desierto.
─¿Recuerdas que dijiste que soy lo mejor que te ha pasado?
─Por supuesto, aún lo creo.
─Pues, no tengo dudas de que tú eres lo mejor que me ha pasado a mí ─y ahí está, su hermosa sonrisa.
─Soy un chico afortunado ─me inclino y lo beso en los labios. Es un beso suave pero cargado de sentimientos y espero que él los haya sentido─. Soy el chico más afortunado ─rectifica con sus labios rosando los mios.
─Somos un par de afortunados enamorados ─afirmo─. Ahora, necesito que vengas conmigo. Tengo una idea para hacer que consigan esa orden antes de las veinticuatro horas.
Daniel se para a un lado de la cama y yo hago una prueba sentándome con los pies fuera para comprobar que la cabeza no está dándome vueltas, y gracias a Dios, no es así. Nos dirigimos al primer piso dónde permanecen algunos vecinos junto con Sara y mi madre. El detective de nombre Richard, quién también es el padre biológico de Carrie, se encuentra hablando por celular alejado del resto.
Voy hasta el mueble dónde estuve sentada antes de desmayarme y encuentro ahí mi bolso. Veo a mi madre venir en mi dirección y me duele notar que luce mucho más preocupada, atribulada. Espero que lo que estoy por hacer nos ayude a terminar con esta pesadilla.
─¿Ya te sientes bien? ─cuestionó al llegar a mi lado, mirando mi semblante con atención.
─Sí. Estoy perfectamente ─le aseguro─ ya no te preocupes, por favor─. Tenemos que mostrarle esto al detective ahora.
─¿Qué quieres mostrarme? ─su voz me sobresalta, no me di cuenta en qué momento se acercó tanto.
─Son unas imágenes ─digo, dando un paso en su dirección para ofrecerle mi celular─. Carrie me las envió hace poco. Son la prueba de que Michael sí ha estado en contacto con ella recientemente. Él la estaba acosando.
Todo el lugar se ha quedado en silencio repentinamente y es ahí que noto que todos los ojos están puestos en mí. Incluyendo los de Sara, que me observa esperanzada.
─¿Podrán conseguir la orden más rápido con esto? ─su emoción es notoria mientras camina hacia el detective para mirar con él la pantalla del móvil, pero su rostro cambia cuando comienza a leer los mensajes.
─Esta es una prueba contundente de que ese chico nos mintió ─las facciones del detective se han endurecido y me gustaría saber si es debido al contenido de las imágenes que le mostré o se debe a algo más─. Podemos conseguir la orden con esto, pero ya es tarde y la oficina del fiscal está cerrada.
─Pero esto es una emergencia, debe haber algo que puedas hacer ─Sara mira al hombre que tiene enfrente como si estuviera buscando en él los mismos sentimientos que le embargan.
─Acabo de llegar, no tengo amigos a quienes cobrarle favores ─responde visiblemente afectado─. Pero puedo intentarlo ─la noticia parece reconfortar a la madre de mi amiga y yo también siento que he liberado un montón de aire que no sabía que estaba reteniendo─. Voy a necesitar que envíes las fotos a este correo ─me entrega una tarjeta de presentación y antes de dirigirse a la puerta vuelve a mirar a Sara como quién hace una promesa silenciosa.
Tan pronto salen el detective y los oficiales que lo acompañaban mi madre va hasta su amiga y la envuelve en sus brazos.
─¿Lo ves? Todo empieza a mejorar ─ las lágrimas brillan sobre sus mejillas y ella parece absorta en sus pensamientos, dejándose abrazar.
─¿Crees que lo haga? ─pregunta y su mirada parece perdida─. ¿Tú crees que de verdad encuentre a nuestra hija?
─Yo creo que puede hacerlo ─fue todo lo que mamá respondió.
─Milla, trae a Sara a la mesa, por favor ─la señora Horan sale de la cocina trayendo en sus manos una bandeja─. Le preparé una sopa de pollo y verduras ─ambas caminan hasta el comedor y yo me acerco al sofá y me dejo caer en él. Daniel se sienta a mi lado y pasa un brazo por mi espalda. Yo quiero estar más cerca así que recuesto mi cabeza en él.
─Parece que todo va a solucionarse pronto ─comenta y siento sus dedos deslizarse por mi cabello.
─Debí recordar antes esas fotos ─confieso lo que ha estado dando vueltas en mi cabeza─. Habrían ido directamente con una orden a casa de ese imbécil.
─No te atormentes, bonita mía. Nadie puede estar preparado para algo como esto.
Levanto mi rostro para mirar el suyo.
─¿Cómo es que siempre sabes qué decir?
Él sonríe y me besa en la cabeza.
Me reacomodo para acceder al correo y enviar las fotos a la dirección que aparece en la tarjeta, lo cual me toma menos de un minuto. Detallo la tarjeta. No hay ningún diseño colorido, solo palabras de color negro. “Richard Dickson” y debajo “Detective”, se lee en las letras que más resaltan. Ese sería el apellido de Carrie si la historia fuera distinta.
─Perdón ─tengo que moverme cuando el celular de Daniel vibra en un bolsillo de su pantalón─ olvidé avisarle a mi tío que no llegaría temprano y debe estar muy preocupado ─asiento y se aleja para contestar.
El corazón me da un vuelco cuando mi celular vibra avisando de una llamada entrante y me apresuro a contestar.
─Hola.
─Carley ─reconozco la voz de inmediato─. Soy Ethan. Mi madre me puso al tanto de lo que ocurre con Carrie y le pedí que consiguiera tu número. Espero que no te moleste.
─Claro que no. Me alegra escucharte ─afirmo─. A Carrie le agradaría mucho saber que te preocupas por ella.
─Estoy seguro que ella ya lo sabe ─dice en un tono que no sé cómo interpretar.
─Ustedes estaban en contacto, ¿no?