Terry
— ¿A dónde vamos?
—Al parque—dijo Joshuad.
— ¿A qué?
—No lo sé Terry, ¿a qué se va al parque? —Dijo Jessica sarcásticamente —querías que saliéramos los tres, ¿verdad? Bueno a eso vamos, salir, ver caras diferentes.
— ¿Después podemos ir por helado?
—Sí.
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Cuando vi a Candy en el parque me entraron ganas de querer llorar, estaba frente a mí de nuevo y todo gracias a mis hermanos.
Cuando miraba a Candy seguía sin poder creerlo, estaba aquí comiendo helado conmigo.
—Realmente lamento haberme ido sin despedirme—dijo Candy.
—Ya no importa, ahora estas aquí y no te irás.
—No, no me iré.
—Te estado escribiendo muchas cosas para que supieras lo que pasaba en mi vida sin ti.
—Eso es muy tierno de tu parte.
—Tú sacas ese lado de mí.
—Chicos ya es hora de irnos—dijo Ana, la hermana de Candy, acompañada de mis hermanos.
— ¿ya?
—Sí, tengo un examen importante mañana y tengo que estudiar.
Después de tiranos una foto, me despedí y subí al auto con mis hermanos, tenía el número de Candy, mis hermanos se llevan bien, mis padres están juntos, no necesito más.
Meses después
—Mamá, por favor, no me hagas pasar vergüenza, no tienes que bajarte del auto.
—Claro que tengo qué, no te voy a dejar en una casa sin saber quién es quién la habita, solo hablaré un poco con la mamá de Candy nada más.
—Está bien—Hoy iba a visitar a Candy a su casa por primera vez, después de varios meses hablando el hecho de no verla me estaba haciendo sentir mal y mamá se dio cuenta.
— ¿Cómo se llama su mamá?
—Lorena.
—Lorena qué.
—Lorena Lumier.
—Como el candelabro de la bella y la bestia.
—Algo así, pero ni se te ocurra hacer ese comentario.
—Usted ha llegado a su destino—dijo el Google Maps.
—Bueno, llegamos—me quité el cinturón y bajé del auto—espérame Terry—dijo mamá.
Tocamos el timbre y la mamá de Candy abrió.
—Hola, vine a traer a Terry, soy su madre.
—Un placer, soy la mamá Candy.
—Vine a presentarme, porque me gusta saber con quién dejo a mis niños, y que no iban a estar solos.
—Oh si por supuesto, pasen pasen—dijo la mamá de Candy invitándonos a pasar, entramos a la casa—Terry si quieres puedes ir donde Candy está en el jardín solo tienes que seguir el pasillo derecho.
—Gracias.
Candy estaba de espalda así que le tapé los ojos con mis manos.
—Toc toc.
— ¿Quién es?
—La persona que más te quiere.
—Mi mamá.
—Okey, la segunda persona.
—Mi hermana.
— ¿La tercera?
—Mi mejor amigo.
—Y ese es….
—Terrence Owen Mendoza
—Bingo—le quité las manos de los ojos—Feliz cumpleaños.
—Gracias, me alegra que estés aquí.
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Tener a Candy de vuelta era una de las mejoras cosas, aunque solo nos separamos por casi 1 año, recuperarla fue lo mejor que me pasó.
—Compré este libro para ti.
—No tienes que estar comprándome cosas.
—Es por el día de la amistad—Candy tomó el libro—Ábrelo donde está marcado y léelo por favor.
Candy sonrió y comenzó a leer—Y ahí estaba él en frente de la mujer que le dio vuelta a su mundo, la que había estado esperando toda su vida y llegó en el momento justo, ahí estaba a él a su lado, el corazón acelerado y con una pregunta que había practicado desde el primer momento que supo que no quería estar con nadie más que no fuera ella, la perfecta niña de ojos verdes.
Le pasé el marcapáginas.
¿Quieres ser mi niña de ojos verdes?
(O sea mi noviaJ)
—Terry esto es hermoso.
— ¿Qué dices?
—Claro que sí, me gustas desde siempre.
— ¿En serio?
—Claro, no sé cómo no te dabas cuenta.
—Soy lento para captar las cosas—sonreímos. Puse mi mano sobre la suya—De ahora en adelante seré más atento a los detalles, a ti.
Cuando llegué a mi casa estaba muy feliz y lo primero que hice fue contárselo a David, nos estábamos volviendo muy unidos era genial tener a alguien de mi edad para poder hablar de chicas que no fuera una.
—Estoy tan feliz, Candy es lo máximo.
— ¿Y ya se lo dijiste a tu mamá?
—No puedo, mamá tiene un límite de edad para que sus hijos tengan novias.
— ¿Cuál es?
—16.
—Terry tienes 14.
—Por eso ella no se va a enterar—David se rió.
—Entiendo—hundí mi cara en la almohada.
—La amo mucho, ¿has tenido novia David?
—Novia no.
— ¿y no te gusta nadie?
—No lo sé.
— ¿Cómo que no sabes?
—Tengo miedo a enamorarme y perder.
— ¿Perder qué?
—Las cosas buenas que logro tener en mi vida.
—Dices cosas muy profundas amigo.
—Es lo que siento…sigue contándome de Candy, ¿la besaste?
—No. ¿Crees que quería que la besara?
—Pásame una almohada—le pasé un almohada.
—Pues—Me dio en la cara con la almohada.
— ¡Oye!
—Eso no se pregunta, se hace. ¡Claro que quería que la besaras!
—Soy nuevo es esto, ni siquiera sé besar—me volvió a dar con la almohada.
—Aprende, eres demasiado ingenuo.
—Perdón, no soy adivino—me volvió a dar.
Me defendí con la otra almohada.
—Si sigues así, encontrarás a alguien que te haga daño y no quiero que te hagan daño.
—Aww, el niño grande se puso sentimental—almohadazo merecido.
—No voy a estar siempre aquí Terry.
— ¿A dónde irás?
—No sé, pero tú deja de ser tan Terry.
Le di un almohadazo—Nop.
—Chicos, no jueguen tan rudo—dijo mamá entrando a la habitación, con uno sándwiches—Les traje algo de comer.
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Editado: 16.11.2024