Terrence (capítulos finales)

Capítulo 33 : No puedo rendirme

David

Estabamos esperando la llegada de la cita de Ted, el pequeño estaba un poco nervioso y no dejaba de mirar su celular. 

—¿Y si no llega? 

—Tranquilo, va a llegar.

—Ahí viene, ¿me veo bien? 

Sonreí ante el nerviosismo de Ted y asentí. 

Su cita se acercó, era un chico alto de cabello ondulado, ojos verdes y cejas pobladas, llevaba unos jeans negro, con una camisa manga corta a cuadros y un gorro negro que ocultaba su cabello. 

—¿Axel? 

—¿Ted? 

—Sí, hola—se dieron la mano y sonrieron. 

—¿Llevas mucho esperando? —le preguntó. 

—No, acabo de llegar—ambos voltearon hacía mí—Él es mi amigo David.

—Oh, él es David, soy Axel, un placer—dijo estrechando mi mano. 

—Igual—los chicos se volvieron a mirar así que sabía que era momento de dejarlo solos—bien, yo iré por algo de comer, pasenla lindo—Ted asintió y fueron a sentarse en uno de los bancos del parque, yo los observaba a la distancia.

Me alegra mucho que Ted esté conociendo nuevas personas, que poco a poco vaya sanando los traumas ocasionados por sus padres, no todas las personas son como las que te lastimaron, por cada persona de mierda en nuestra vida existen 3 mejores, solo hay que encontrarlas, buscar en los lugares correctos. 

Luego de verificar que la cita iba bien, me puse de pie para ir por un helado, esto de cuidar a tu ex de extraños es cansador. 

—Pero mira a quien trajo el viento.—Volteé, esto tiene que ser una broma. 

—¿Qué quieres? 

Tenía en frente a el chico que se quiso propasar con Sofía aquella vez en la fiesta, junto con un par de sus amigos. 

—Sabes me costo encontrar información sobre ti, hijo de un político reconocido, buen estudiante, gay—mi alerta de peligro interno se activó —hacerte el machito no te luce.

Comencé a retroceder para alejarme y me rodearon.

—Te dije que me la ibas a pagar. 

Sus amigos me sujetaron dejándome sin escapatoria. 

—Cuatro contra uno, si fueras tan machito como dices ser, no necesitarías ayuda para golpearme, cobarde.

Yo y mi incapacidad de quedarme callados frente a personas que sé que me odian. 

El imbécil empezó a golpearme, hice lo que pude para soltarme del agarre de sus amigos, pero se me hacía imposible, empecé a gritar, pero no habia nadie cerca. 

Golpe tras golpe, mi ojo ya debía estar morado. 

Escupí —El infierno tiene tu apellido—le dije. 

Me dio una patada en la entrepierna.

¡Dios! Eso sí dolió.

Dejé de poner resistencia. 

—¡David! —escuché a lo lejos—¡Sueltenlo! 

—Carlos, creo que ya es suficiente—le dijo uno de sus amigos, su amigo viene corriendo hacia acá. 

—Espero no volverme a topar contigo nunca—dijo Carlos, me soltaron y se fueron corriendo. 

Ted llegó hacia mí.

—David, ¿que pasó? ¿estás bien? —No sabía que tan golpeado estaba, pero por la cara de preocupación de Ted era mucho—Voy a llamar a una ambulancia. 

—No—susurré. 

—¿No?—Ted tomó mi mano—¿Entonces que hago?

—Nada—intenté levantarme, al ver que me dolía, Ted me ayudó, nos sentamos en un banco y mi nariz empezó a sangrar. 

Ted se quitó su suéter y me lo dio para que me limpiara. 

Vi que tomó su celular y hizo una llamada. 

—Trent, ¿dónde estás? —Ted estaba afligido—necesito que vengas le pasó algo a David—cerré los ojos mientras presionaba el suéter en mi nariz. 

¿Por qué siempre me pasan estás cosas cuando siento que todo va bien? 

Ted se sentó a mi lado. —Es mi culpa, no debí pedirte que vinieras. 

—No es tu culpa, ¿Donde está tu cita? 

—Intentó besarme en público y entré en pánico, creo que aún no estoy listo para ser yo—Tomó mi mano y la presionó.—¿Te duele?—asentí. 

Besó la palma de mi mano—Tranquilo, estarás bien. 

 

Terry

Llegamos al parque y nos bajamos a buscar a Ted y a David, el parque estaba casi desértico, los vimos a lo lejos sentados en un banco.

—¡David!—iba a abrazarlo, pero su carita estaba llena de moretones—¿Qué te pasó?

—Nada—susurró. 

—¿Cómo que nada? 

—¿Qué haces aquí? —preguntó

—Estaba con Trent cuando Ted llamó. 

—Dios, pero que pasó acá—dijo Joshuad mientras tenia a Teresa cargada—Hay que llevarte al hospital, David—David negó. 

—Ven, no quiere—reclamó Ted. 

—¿Quieres que llame a tu mamá? —preguntó Joshuad. 

—¡No!—dijeron Ted, Trent y David al mismo tiempo.

¿Por qué no?, pensé. 

—Okey...pero hay que revisarte David, no te puedo llevar a tu casa así—dijo Joshuad. 

—Mi hermano estudia Medicina creo que lo puede ayudar—dijo Ted—Vive aquí cerca. 

—Bueno, vamos al auto.

David se intentó levantar y hizo un quejido. 

—Te ayudo—dijimos Ted y yo al unísono. 

Pasó su brazo por nuestros hombros y caminamos hacia el auto. 

Estaba preocupado, aveces sentía que David me ocultaba cosas y que no confiaba en mí, soy su mejor amigo quiero lo mejor para él. 

Llegamos al apartamento de Tomás, nos recibió en pijama y una expresión de sopresa. 

—Por Dios David, ¿qué te pasó? —dijo Tomás, lo sentó en el sofá y trajo su botiquín de primeros auxilios. 

No sabía que Tomás se llevaba tan bien con David, lo trababa como si viniera a su casa todos los días. 

—Estoy estudiando medicina, pero no soy médico chicos, deben de llevarlo al hospital—dijo mientras le descifectaba las heridas—¿Si presiono aquí te duele?—David asintió—tienes que denunciarlos David. 

—Estoy bien. 

Tomás terminó de curar las heridas de David.

—Bueno, ¿quieren algo de tomar?—nos preguntó.

—Estamos bien—respondió Joshuad.

—¿Ella es tu hija?—le preguntó Tomás. 

—Sí, se llama Teresa. 

—Es linda.  

—¿Sigues saliendo con Jessica? 

—Sí, hablamos todos los días. 

—Cool. 

Se miraron en silencio por unos segundos, estos dos deberían hacer las paces.




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