Terrence (capítulos finales)

Capítulo 43 : Hundido

Terry 

Hundido, así me sentía, años y años agarrado de la mano de alguien, nadando juntos, para que de un momento a otro te suelte sabiendo que no sabes nadar, así sin salvavidas, alejándose mientras te ahogas.

—Bro, tienes que salir de aquí—dijo David por tercera vez en el día desde que entró a mi habitación.

—No quiero. 

—Vamos Terry, encontré un lugar de comida muy cool con muy buena música donde ponemos ir a pasar el rato—dijo Sofía quien había llegado a invadir mi habitación junto con David.

—No tengo hambre.

—Sí tienes, no puedes pasarte el día sin comer—reprochó David.

—Sí puedo.

—Puedes, pero ¿Por qué lo harías?

—Porque no le encuentro ningún sentido a nada. —David se sentó a mi lado.

—Bro, no puedes quedarte sufriendo toda la vida.  

—No estoy sufriendo, solo no siento nada. 

—Bueno pues hoy nos quedaremos encerrados otra vez—dijo Sofía volviendo a sentarse en la silla frente a mi ordenador.

—No le pedí que estén aquí.

—Pero somos tus amigos y no te dejaremos pasar por esto solo—lo ignoré y estrujé mi cara en la almohada, se acomodó a mi lado y bajó su tono de voz—Terry sé cómo te sientes, y con el pasar de los días te sentirás peor, pero yo no dejaré que te hundas—miré a David, yo tampoco lo dejaría solo en un momento así—Vamos—me ofreció su mano, sonreí.

—Vamos.

Nos sentamos.

—Yes, se ha levantado el muerto—dijo Sofía.

—Me voy a cambiar antes de que me arrepienta. ¿Me podría dejar solo o quieren ver mi sensual cuerpo?

—Es mi momento de retirada—dijo Sofía—aunque no suena mala idea.

David miró a Sofía y sonrió. ¿Qué se traen estos dos?

Mientras me cambiaba no puede evitar pensar, ya no tengo novia, ya no la tengo a ella, todo nuestro futuro ya no existe y como duele.

Alguien tocó mi puerta.

—Terry.

—Pasa.

—Hola, ¿Cómo sigues? —preguntó Jessica.

—Sigo que es lo importante.

—Es lo importante, bueno vine a decirte que me voy en unos días.

—Pero si acabas de llegar—dije desilusionado mientras me ponía los zapatos.

—Lo sé, pero no estoy de vacaciones, adelante unas asignaciones para poder venir unos días, tengo que volver.

—Vale, que te vaya bien—Jessica hizo ademán de irse, pero se devolvió.

—Terry, recuerda que no va a doler por siempre, que alejarse, aunque te quieras quedar, a veces es mejor que nunca haberse ido, estarás bien, no dejes que el error o la traición de otra persona te haga creer que no eres suficiente.

Me quedé callado sin verla, Jessica suspiró y salió de la habitación.

Aunque en ese momento no valoré esas palabras, era justamente lo que necesitaba escuchar.

Cuando estuve listo tomé mi cartera y mi teléfono y bajé las escaleras, todos están conversando alegremente en la sala, mirando la pequeña Teresa.

David la tenía cargada mientras le hacía caballito para que riera. Todos estaban embelesados oyendo su risa, ¿y cómo no estarlo? Esa niña era perfecta: linda, inteligente, dulce, amable, una pequeña personita que reflejaba todo el esfuerzo y amor que Joshuad estaba poniendo en ella, era un excelente padre y a pesar de todo seguía apoyando y esperando a Jessica, confía en ella y la amaba, a las dos.

—Teteee—dijo la pequeña Teresa al verme. Se bajó de las piernas de David y me abrazó, la pequeña me llegaba por encima de las rodillas.

—Hola Terry—dijo Joshuad.

—Hola—le di unas palmaditas en el pelo a Teresa y ella volvió donde sus padres.

—Ya estoy listo, nos podemos ir—le dije a los chicos.

—¿A dónde van? —preguntó mi madre.

—Vamos a una plaza aquí cerca, tienen un lugar de comida muy cool—respondió David.

—¿Quieren que los lleve? ¿Necesitas dinero hijo? —Preguntó Papá.

—Aún me queda dinero, gracias.

—Llévalos Henry, y llamen cuando quieran que los pasen a recoger—dijo Mamá.

—Iré por mis llaves. 

***************

Llegamos al lugar y nos despedimos de papá, mientras estaba fuera las ganas de volver a mi cama se hacían cada vez más grande.

—Hey Terry, anímate, respira el aire fresco—dijo Sofía.

—Lo intento Sofía, pero bueno ¿Qué han hecho en estos días? —pregunté.

—Nada fuera de lo común, casi se nos están acabando las mini vacaciones.

—¿Cómo te fue con tu tía David?

—Súper, me invitó a un semestre allá.

—¿O sea a vivir?

—Algo así, solo serían un par de meses.

—Eso es genial David—dijo Sofía.

—¿Vas a ir? —le pregunté.

—No creo, estoy bien aquí.

—Sabes que no estás bien aquí David—le dije. 

—Ustedes están aquí y eso me basta.

—Aquí está su pedido, chicos—dijo la camarera del restaurante, entregándonos nuestras malteadas.

—Gracias.

—Que lo disfruten.

—A Candy le gustaban las malteadas—dije inconscientemente.

—Pues sí, ¿están emocionados por el nuevo año escolar? —dijo Sofía—Ya tenemos que ir pensando en que queremos estudiar.

—No sé yo donde estoy parado y voy a saber a qué dedicarme por el resto de mi vida—dijo David—que risa.

—Aún tenemos tiempo—contesté. Recordé que le había prometido a Trent que me iba a unir al equipo de fútbol—Creo que me voy a unir al equipo de fútbol.

—Con Trent—dijo Sofía dudosa. Aún no le terminaba de caer.

—Sí. Se lo debo, por cierto, David, ¿Cómo esta Ted?

—Bien, hablamos de vez en cuando.

—¿Se han vuelto a besar? —David sonrió.

—Eso es un sí—David negó.

—Ya hemos tenido esa charla Terry, no nos hemos vuelto a besar.

—Ted es lindo yo lo besaría —dijo Sofía—¿Besa bien?

Fruncí el ceño, ahí estaba apretón en el estómago e incomodidad otra vez. Le di un sorbo a mi malteada.

—Bueno, no puedo decir que besa mal.

—Voy al baño.




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