Terrence (capítulos finales)

Capítulo 46 : Menos maldito

Terry

AMO, AMO, AMO, AMO, siempre había querido tener una mascota. No dejaba de admirar la belleza de chispita mientras la tenía en mi regazo.

—No puedes tenerla en tu habitación, debes sacarla a pasear todos los días, recoger sus necesidades, no quiero ver minis popo en el pasillo, no puede dormir dentro de la casa, pagaras su comida con tus ahorros. No la bañes de noche, no…—estaba escuchando las reglas de mamá, bueno realmente no la estaba escuchando del todo sabía que desde que pasara unas semanas con la perrita en casa hasta ella la va a querer en su habitación—¿Entendiste, Terry?

—Sí.

—Bien y recuerda que sigues castigado.

Cuando vi a chispita me olvidé de todo, del castigo, de la angustia, del rompimiento, hasta ahora que mi mamá me lo volvió a recordar.

Nosotros queríamos un perro.

Tomé mi celular y volví a poner en altavoz a David.

—Muchas gracias por el regalo, otra vez —le dije.

—Es nuestra así que te ayudaré a sacarla pasear—respondió David.

—Eres genial.

—De nada.

El sentimiento volvió a mí—Sabes la extraño a cada segundo, ¿crees que la voy a poder superar?

—Hay cosas que nunca se superan Terry, solo aprendes a vivir con eso, pero en el caso de tu rompimiento, en un futuro volverás a amar y estarás bien. 

—No creo volver a amar a otra persona como la amé a ella.

—Eso decía yo.

—Aún no me has dicho quién es el chico que te gusta.

—Ni te voy a decir.

—Lo voy a descubrir.

—Buena suerte.

*****

—Terry, levántate, la escuela empieza hoy.

—Mmmm.

—Vamos, que tienes que desayunar y avísale a David—. Me levante a regañadientes.

Otro año escolar, otro nuevo comienzo o como sea.

Mamá dejo la puerta abierta y chispita entró a mi habitación.

—Hola amor preciosa, hermosa de papá—dije tomando a chispita entre mis brazos—lo más hermoso de esta casa.

Papá estaba pasando por el pasillo y se detuvo en la puerta de la habitación—Buenos días, hijo.

—Buenos días, Papá.

—Veo que hay una nueva integrante en la familia.

—Así es.

—¿Cómo está ese corazoncito?

—Latiendo.

 —¿Te sientes mejor?

—Aún duele, pero hay que seguir.

Papá suspiró—Creo que estas pagando mi karma. Lo siento hijo.

No me había puesto a pensar en eso. Mi papá le fue infiel a la mama de Jessica con mi mamá, ¿eso hace a mi mamá mala persona? ¿Eso hace a mi papá mala persona? ¿La mamá de Jessica se habrá sentido como yo? ¿Qué lleva a las personas a ser infieles? ¿De verdad es tan difícil terminar a una persona cuando se ha acabado el amor? ¿Por qué se acaba el amor? Y ahí caigo a mi pregunta de siempre: ¿Qué hice mal?

Mi alisté para ir a la escuela dejando a chispita al cuidado de mi madre, no sabía que tan buena o mala idea era eso, pero no tenía otra opción. Saludé a David, se veía un poco apagado. Me preocupé.

—¿Te levantaste con el pie izquierdo? —le pregunté.

—Digamos que hay días mejores.

Mamá nos llevó a la escuela, nos deseó un feliz día de clase y le mandó saludos a Sofía.

David me detuvo cuando estuvimos en los pasillos.

—Terry, tengo que decirte algo.

—Tienes novio.

—No.

—No veremos a Sofía hoy.

—¿No viene? ¿Está enferma?

—Se fue.

—¿A dónde?

—A otro país.

Me reí.

—Chistoso, ¿qué tiene Sofía?

—No estoy bromeando, se fue—lo miré incrédulo, luego caí en cuenta que estaba hablando en serio.

—No me jodas, David.

—No les gustan las despedidas.

—No me jodas—me di la vuelta molesto y caminé hacia la cancha.

¿Por qué no me lo dijeron?

—¡Hey Terry! —esa voz. Trent se acercó hacia mí—¿Cómo estás?

—Bien Trent ¿y tú?

—Excelente—sonrió, me miró extraño y volvió a hablar—¿Dónde está tu sombra de ojos azules?

Volví a mi estado de molestia.

Trent sonrió—Uys, problema con el mejor amigo.

—Cállate—dije caminando hacia un lugar donde sentarme.

—Quiero saber que pasó.

—Nada pasó Trent y agradecería que tú también me dejaras en paz.

—Bueno, en otras noticias, ya volvimos, el equipo de futbol también vuelve. No tienes escapatoria.

Ay eso.

—¿Cuándo empezamos?

—La próxima semana, entrenamiento después de clases. Lunes, martes, jueves.

—¿Por qué tantos días?

—Te servirá. Créeme.

Vi a David junto a Ted caminando hacia nosotros.

—Me voy.

—Estas evitando al ojiazul—sonrió Trent, acercándose más a mí.

—Cállate.

—Te acompaño.

 

David

—¿Cómo se lo tomó?

—¿Cómo crees? No me habla.

—¡Oh Dios! —exclamó Sofía por teléfono.

—No pensé que se molestaría tanto.

—Seguro le dolió que no le dijéramos, pero era por su bien.

—Lo sé, ahora lo tiene Trent.

—Eso sí que no me gusta.

—Son amigos ahora.

—No confió en amigos que antes eran tu bullying.

—Pero hay que aceptarlo.

—Vigílalo David, lo va a corromper.

—¿Tú qué tal estas?

—Aun organizando cosas. Llegue y ya quiero volver con ustedes.

—Yo te extraño.

—Somos almas gemelas ojitos, si no fueras gay y no nos gustara el mismo chico, fueras el amor de mi vida.

—Aprovechas que estas lejos para decirme esas cosas, me gusta como soy en esta vida.

—¿Seguro?

—De mi sí, ya que me guste mi familia y estar solo todo el tiempo no.

—¿Has vuelto con la psicóloga?

—En estos meses no, realmente me he sentido bien.

—Me alegra escucharlo.

No mentía, era una de las primeras veces que había pasado un verano tan feliz, pero había una razón.

—¡Primo David! —dijo París corriendo a abrazarme.

—Hola mi ciudad del amor. 




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