Terrence (capítulos finales)

Capítulo 49: Extraño

Terry

¿Alguna vez han sentido que todo va bien, pero que al mismo tiempo todo va mal?

—Hey Terry, ¿vas a venir?

—Sí, los alcanzo en un momento, estoy esperando a Trent.

Con el pasar de los días me fui acostumbrando al equipo de futbol, Mamá me traía algo de comer los días que me quedaba después de la escuela y en algunas ocasiones Trent me acompañaba a casa o mi mamá venía por nosotros. El castigo había terminado y aunque ya podían visitarme o podía volver a salir a cuestiones que no fueran escolares, ya casi no estaba viendo a David.

—¿En qué piensas Terry? —preguntó Trent al verme mirando a la nada mientras lo esperaba.

—En nada.

—Esa nada tiene nombre. Por cierto, excelente trabajo el día de hoy, en algunas semanas estaremos más que listos para tu primera competencia.

—Aún no me siento listo.

—Lo harás bien.

—Gracias.

Estar en el equipo tenía sus ventajas, mágicamente pasé de ser invisible a visible, estar en grupos de WhatsApp y a siempre andar con una pelota. Pero fue un cambio que no pedí, me sentía bien siendo solo Terry.

Trent

Terry no estaba bien y yo lo sabía, estar distanciado de David lo estaba matando.

Con los chicos nos reunimos para jugar videojuegos y pasar el rato. Terry estaba sentado ahí, viendo a los otros jugar, mientras yo lo veía a él. Sé que le prometí cambiar mis sentimientos hacia él, pero es como si cada vez se volvieran más fuertes. No me importa no ser correspondido, quererlo se siente bonito. Y pensar que duré tanto tiempo para aceptar mis sentimientos y lo traté tan mal.

 

Terry

Mientras los chicos jugaban empezaron a hablar de algo que había pasado en la familia de Marcos, uno de los integrantes del equipo.

—Le dije a mi mamá lo de Sebas—dijo Marcos mientras mantenía su vista fija en la carrera que intentaba ganar.

—¿Y qué te dijo? —preguntó su amigo con el cual estaba compitiendo.

—Se volvió loca, me dijo que solo estaba confundido, que no me podían gustar ambos.

—¿Y qué le dijiste?

—Que se actualizara y que ella no era yo para saber mis sentimientos.

—¿Y no te quiso botar de la casa o algo así?

—Mi mamá puede que piense que está mal, pero me ama, yo también la amo y pues, ni yo la voy a cambiar ni ella me va a cambiar a mí.

—No entiendo como no te diste cuenta antes, en cambio lo vivías negando—dijo el amigo haciendo a alusión a eventos pasados.

—Siempre lo supe, solo que no quería aceptarlo, no por mí, sino por el rechazo que veía que había a mi alrededor.

—Interesante.

—Cuando lo sabes, lo sabes. Además, no te quieres besar a tu amigo porque sí, ¿entiendes?

—Ya.

—¿Tú qué opinas Terry? —su pregunta me sacó de onda, porque estaba atento a su conversación, pero no sabía que era tan evidente.

—Estoy de acuerdo—dije un poco nervioso—, pero ¿por qué tu mamá te botaría de la casa?

—Fácil, piensa que está mal por sus creencias religiosas, que me iré al infierno y esas cosas. Disfraza su homofobia con versículos.

—Pero ¿a tal punto de botarte de la casa? —Ese detalle era algo que me tenía confundido, para mí no había motivos para llegar a ese extremo.

—Ay Terry, hay personas que creen que haciendo que otra persona sufra o alejándola están cumpliendo con un deber divino o que están “salvando” a otros o salvándose a sí mismos. Es su manera de justificar sus acciones, por muy dolorosas que sean.

—¡Llegó la pizza! —gritó uno de nuestros compañeros atrayendo la atención de todos.

Los chicos se pusieron de pie para ir a dividir las rebanadas de pizza. El ambiente se relajó mientras se centraban en la comida y las risas inundaron la sala. Aun así, no podía sacarme de la cabeza la historia de Marcos y las creencias religiosas. ¿Cómo habrá sido la experiencia de David? ¿Entonces su mamá es homofóbica? ¿Por qué últimamente lo ha dejado solo en casa? ¿Qué cosas a sufrido David que no me ha contado? 

—¿Quieres de pollo o de pepperoni? —preguntó Trent sacándome de mis pensamientos.

—Cualquiera—dije sin muchas ganas.

—Ahora, ¿en qué piensas? —preguntó Trent casi lamentándose.

—¿Sabías que Marcos es bisexual? —susurré.

—Sí, no es el único en el equipo, ¿no lo sabías?

—No.

—Ja, tú siendo tú. Voy a buscarte tu pizza.

Mientras Trent se alejaba hacia la cocina, me quedé pensativo. Bisexual, ¿por qué me suena tanto? ¿Qué tantas personas a mi alrededor son así y yo ni enterado? ¿Por qué la gente tiene que salir del closet? ¿Por qué a mí nunca me hablaron de eso?

—Mira toma—dijo Trent pasándome dos rebanadas de pizza, una de pollo y otra de pepperoni— Voy a jugar una partida, te recomiendo que te sientes por las escaleras para que no estes rodeado de tanta gente, sé que no estás tan cómodo. Cualquier cosa grita.

—Gracias Trent.

Le hice caso. Seguía absorto en mis pensamientos, cuando noté que Marcos subió las escaleras y se sentó a mi lado.

—¿Tú cuando te diste cuenta Terry? —me preguntó de repente.

—¿De qué?

—De que también te gustaban los hombres—su pregunta me tomó desprevenido y dure unos segundos para procesarlo.

—No me gustan los hombres.

—¿Sigues en el closet?

—¿Qué?

—¿No salías con el lindo de ojos azules? —¿Quién? Cada pregunta me dejaba más confundido que la anterior.

—¿David? —pregunté, era el único que se me vino a la mente. Marcos asintió. Negué—No, es como mi hermano.

—¡Mentira! —exclamó Marcos en un tono sorprendido—Pero si son divinos juntos.

—Soy hetero—aclaré. Se echó a reír.

Al ver mi semblante serio y confundido se calmó—Ah, lo dices en serio.

—Sí.

—Ay disculpa, ¿pero de verdad nunca te ha gustado un chico? —insistió.

—Nunca.




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