Terrible elección

9. Lecciones y apuestas

*MADIE*

Estaba en la playa con mis hermanos, tenía 10 años y recientemente acababa de conocer a la familia Blaise.

Mi mamá y la madre de George preparaban algo delicioso para comer.

Me alejé un poco del resto y comencé a caminar por la orilla del mar, disfruté el paisaje y los hermosos colores del cielo, todo era hermoso, caminé y cada vez un poco más hasta que ya no había nada ni nadie ¿Estaba perdida?

Observé todo a mi alrededor parecía solitario, el sol quemaba mi piel y no sabía como regresar.

- ¡MADIE! -Escuché un grito muy lejano, traté de identificar la voz pero no pude.

- ¡MADELINE! -La voz se escuchaba cada vez más cerca.

Me senté en la arena, estaba asustada, jamás me había alejado demasiado de mis padres. Estaba perdida.

- ¡Madie! -Un chico de cabellos castaños y gafas cuadradas se acercó corriendo hasta mi.

- George, sólo quería caminar un poco y me perdí. -Me acerqué a él y lo abracé. Tenía mucho miedo.

- Tranquila Madie, estoy aquí contigo. -Tomó mi mano y me llevó con él de regreso a la playa.

Después de 15 minutos regresamos donde mis padres.

- Madeline, George ¿Dónde estaban? ¿Estás bien Cariño? -Preguntó mi madre.

- Seguramente George y Madie fueron a perderse juntos como la pareja que son. -Mi hermana Sally tenía 17 años y era un tanto burlona conmigo, comenzó a reír, repetía una y otra vez "Madie y George". Me hizo enojar.

Me quedé sentada en la orilla del mar, George se acercó a mí y me dijo al oído.

- Me encantaría perderme contigo.

Y se alejó corriendo, desde ese momento comencé a ser distante con él.

Desperté extrañada, mire en mi mesita de noche, iban a ser las cuatro de la mañana. Me recosté de nuevo, traté de conciliar el sueño pero sólo di vueltas.

Se hicieron las cinco de la mañana y no podía dormir, me levanté, me metí a la ducha con agua fresca, me puse mi uniforme, peiné mi cabello, enchiné mis pestañas y bajé a la cocina. Mi madre se sorprendió de verme despierta tan temprano, usualmente suelo ser de las chicas que se despiertan después de cinco minutos más...

- Cariño ¿Qué haces tan temprano despierta? -Mi madre se acercó y besó mi frente.

- Ya no tengo sueño, mamá.

- Entonces desayuna. -Mi madre me sirvió malteada de chocolate, pan tostado y mermelada. Mi padre apareció en la cocina y se incorporó a desayunar con nosotras.

Subí a cepillarme los dientes, tomé mi mochila. Cuando bajé la familia Blaise estaba aquí.

- Cariño, George te llevará a la escuela hoy.

- No es necesario mamá, puedo tomar el autobús.

- Oh Madie. -George se incorporó a mi lado. - De ninguna manera. Yo te llevaré. Vamos, preciosa. -susurró.

- Bien, vamos.

El camino al Instituto fue un poco incómodo, George no dejaba de observarme. Mi vista trataba de enfocarse en cualquier otro punto que no fuese él. Pero era casi imposible.

- Madie. -rompió el silencio. - ¿Porqué si tienes auto no lo usas? Quiero decir, no es que me moleste llevarte, me gusta hacerlo. -sonrió. -Pero siempre tomas el autobús en lugar de conducir.

- Bueno... Hace un año mi auto se quedó sin frenos, era de noche, venía de casa de Jamie y casi choco. No pasó a mayores pero aún me siento avergonzada.

- Ahora entiendo porqué tomas el autobús.

- Si, es por eso. -Agaché la mirada.

- Y ¿Tu quieres volver a tomar el volante? -George dio vuelta y aparcó su auto en el estacionamiento del Instituto.

- Si, claro.

- Bien. Cuando terminen las clases te ayudaré con esto. -guiñó su ojo y lo miré sorprendida.

- ¿En serio harías eso por mí? Muchas gracias George. -en un impulso mis brazos rodearon a George, sé que posiblemente estuviese sorprendido, pero de inmediato sus brazos rodearon mi espalda.

Me sentía muy bien, cómoda y protegida, apartó de mi oído un mechón de mi cabello y susurró:

- Haré esto y muchas otras cosas más por ti, preciosa.

Dejé de abrazarlo y salimos de su auto, me despedí de él, me quedé sentada en una de las bancas para esperar a Jamie pero no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder.

(****)

Salimos temprano de clases, me dispuse aceptar mi clase de manejo con George. Él y yo llegamos a mi casa, me cambié de ropa y bajé de inmediato.

- Estoy lista. -Dije.

Tomé las llaves de mi auto y salimos de casa. Aparqué el auto en la acera, George se puso sus gafas y revisó mi auto.

- Todo está en orden. -Entró al auto, lo encendí y comencé a avanzar lentamente y con cuidado por la calle.

- ¡MADIE, CUIDADO! ¡UN GATO! -Frené en seco, me asusté demasiado, iba a bajar del auto pero las manos de George me detuvieron.

- Era una broma Mad, tranquila.

- ¿QUÉ TE PASA? ¿ESTÁS LOCO? ¡ME ASUSTASTE! -Grité desesperada.

- Lo siento preciosa, no te enojes. ¿Si? -Tomó mi barbilla en sus manos.

- Está bien. -Gruñí.

Ya un poco más relajada y después de haberme desquitado con George por su bromita, encendí el auto por segunda vez, avancé por la cuadra, él me observaba de reojo, no pude evitar sonreír, lo estaba haciendo bien.

- Conduces como niña. -Dijo en tono burlón.

- No es cierto, Blaise. Soy muy precavida. -Frené en una esquina y estacioné mi auto.

-Si lo noté, Mad. Eres tan precavida que conduces a quince kilómetros por hora. -Dijo con un poco de ironía en su voz.

- ¿Eso crees? -Me crucé de brazos.

- Oh si, Mad. Eso creo.

- Te apuesto a que soy mucho mejor conductora que tú. -Lo reté.

- Es una apuesta, Thompson.

- Por supuesto, Blaise. -sellamos la apuesta con un apretón de manos.

- El precio de la apuesta lo hará saber el ganador cuando esto termine -Dijo muy seguro de si mismo.

- Hecho.

Por tercera vez encendí el auto, pisé el acelerador y conduje un poco más, pasando varios lugares.




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