Terror Nocturno.

Cansada de todo.

 Trabajo, esfuerzo, dolores de cabeza, gritos del jefe y más era lo que Alice había estado aguantando todo el año. A las puertas estaba el día de Navidad, se acercaba la misma rutina: cenar con la familia y luego cada quién con su vida.

 Alice siempre había sido una chica dura, fuerte, honesta y sabía llevar las riendas de su vida, a pesar de todo, había un vacío dentro de ella y esto era lo único que la hacía débil: su familia. Ella siempre trató de entender por qué casi toda su familia era indiferente con ella, aunque nunca lo logró.

 Aún así Alice mantenía a la familia y se encargaba de los gastos, cosa que su madre Elizabeth le había encargado cumplir si quería vivir bajo su techo. Alice siempre amó a su madre con todo el corazón a pesar de sus diferencias y malos tratos. 

 Pero, Alice sentía que nadie la escuchaba, entendía e importaba, cosa que arrastró desde la niñez. Esta vez Alice decidió cambiar sus planes: saldría del trabajo e iría sin destino a cualquier lugar lejos de su familia, pues, sentía que no la necesitaban.




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