Pasado un rato Alice escucha acercarse otro coche a la escena, el coche tenía luces blancas, de esas que apenas puedes mirar. Era un coche bastante bonito y por la pinta también costoso.
Era raro que segundos antes Alice trató de llamar a la policía, pero la señal se había ído. De momento, el auto se detiene hasta Alice.
El hombre que lo conducía era bastante arreglado, tenía reloj, anillo de boda y por su voz se notaba que era un hombre intelectual. Bajó las ventanillas y dijo: ¿Señorita, puedo ayudarle en algo?.
A lo que Alice respondió: Estoy aquí esperando poder contactarme con la policía, es que este auto esta aquí desde hace rato y no veo a nadie, me detuve a ver qué pasaba.
El hombre exclamó: -¡Oohh! Ese coche es de mi esposa señorita, se averió y pues fui a llevarla a casa, el clima en esta zona es muy fría, aparte ella no se sentía muy bien.
Alice contestó: - Ahhh, disculpe, no es que sea atrevida, simplemente me llamó la atención, pero, ¿está bien su esposa?.
El hombre respondió: - No se preocupe, es que mi esposa está embarazada y me llamó diciéndome que el auto se averió y no se sentía para nada bien, entonces decidí llevarla a casa y resolver yo el asunto.
Alice dijo: - Lo siento por su esposa.
El hombre respondió: No se preocupe señorita, es usted muy amable en preocuparse, siga su camino.
Alice contestó: - Sí, claro. Mucha suerte.
Alice subió a su coche, pero algo le decía que debía ayudar a ese hombre, le daba pena lo de su esposa y lo del auto averiado. Alice siempre fue muy humilde y siempre ayudaba a quién necesitaba, era algo muy bonito de ella. Encendió su coche y comenzó a conducir, se alejó pocos metros y veía en su espejo retrovisor a ese hombre sólo tener que arreglar el coche. Aparte, ¿cómo llevaría ambos coches hasta su hogar?.
Alice detuvo el coche y condujo en reversa volviendo hacia el hombre.