Subieron hasta el pasillo de nuevo y fueron a observar qué había pasado con el hombre porque las luces del auto se habían apagado. Tan sólo con mirarlo a Alice le hacía temblar las manos, el hombre tenía un aspecto raro, vestía muy elegante pero esa máscara lo hacía parecer un maníaco y con la motosierra aún más. Vieron que el hombre estaba detrás de su vehículo y estaba bajando lo que parecían ser galones de gasolina, ese hombre quería quemar la casa y a ellas también. Inmediatamente el instinto le dijo que salieran de la casa. Subieron las escaleras dirigiéndose hacia el segundo piso de la casa, buscaron una salida y el pánico las consumía cada vez más, por suerte encontraron una habitación que tenía una ventana que daba salida a la parte trasera de la casa pero no podían lanzarse porque se romperían algún hueso o la simple caída al suelo lo escucharía el hombre a pesar de estar en frente de la casa. La única manera de bajar era usando alguna manta o soga, buscaron en la habitación donde habían estado amarradas y encontraron una frazada, la soga que había allí que era de ellas era muy corta y no serviría. Y así pasaba segundo tras segundo sabiendo que sus vidas podía acabar en cualquier momento. De momento Alice recordó que en la cocina había un mantel que podía usar junto con la frazada para llegar al suelo y fue corriendo hasta allí, de paso miró en la ventana de la sala qué es lo que el hombre estaba haciendo y vió que estaba derramando la gasolina por el frente de la casa sin decir ninguna palabra, sin amanezarlas siquiera, realmente sí estaba mal de la cabeza. Alice subió apresuradamente hacia la habitación y junto con Cielo empezaron a atar y usar la frazada junto con la manta y lograron atarlo por un mueble bastante robusto, de momento, se escucha un fuerte ruído que venía de abajo y era la puerta abriéndose y chillando como en las películas de terror, fue como si todo se detuvo por un segundo, escuchan la motosierra encenderse: ¡RUUUMM! ¡RUMMMM! ¡ RUUUUUUUUMMMM!, el pánico crecía y comenzaron las chicas a apresurarse por bajar, Cielo ya había llegado al suelo, sólo faltaba Alice la cual yacía de dolor en un brazo apenas lograba sujetarse y bajar, el sonido de la motosierra era más intenso como si cada vez estaba más cerca, ¡APRESÚRATEEE! ¡ VAMOSSS, YA CASII!! gritaba Cielo tratando de ayudar a Alice. Una vez en el suelo era como si tenían una carrera por delante para salvar sus vidas, corrieron lo más rápido que podían al punto que apenas podían respirar y se sumergían en ese bosque oscuro y con árboles gigantes acompañado de un fuerte viento, Alice se detuvo y giró para ver atrás, mirando en la ventana vió a ese hombre observándola fíjamente y sintió como un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, giró de nuevo y corrió con todas sus fuerzas siguiendo a Cielo, se adentraron bastante en el bosque y al rato comenzó a llover muy fuerte, había relámpagos y ellas tenían la esperanza de encontrar alguna carretera.
Estaban empapadas en el bosque, por suerte los relámpagos ayudaban a aclararles la vista, observaron que de lejos había una casa, no muy grande pero debían ir a ver si había alguien que pudiera ayudarlas.