Era en aquel viernes de agosto donde la brisa era fresca y las ramas de los árboles bailaban, allí en ese mismo instante te vi; tuve la suerte de toparme con tu belleza y tu delicada sonrisa. El ocaso iluminaba su rostro, mientras que su mirada se ubica en mi sentí que todos mis sentidos se descontrolaban; se acercó un poco a mi y mi corazón latía cada vez más nunca pensé que tu me volverías tan loca en aquel viernes de agosto.