The Dark Side Of Shine, El Lado Oscuro Del Brillo

UN NUEVO VIAJE

—Te dije que no dibujaras aquí, Miguel. Tienes un montón de hojas en la carpeta. ¡Encima están desordenadas y sueltas! —se quejó Jan con diversión, pues casi nunca era severo. Aun así, la recomendación sorprendió a su grupo.

Néstor bostezó y no dio mucho crédito a lo que parecía ser el líder. Le explicó que él no era quien para reclamar sobre el desorden de la carpeta de Miguel, puesto que la suya era peor en comparación, haciendo ademanes wue parecía que acomodara pilas de objetos que estaban junto a Miguel hacia el de Juan.

La profesora acaba de borrar el pizarrón para escribir una “B” grande mientras su falda se bamboleaba por sus movimientos.

—Quiere hacer una cálida bienvenida —murmuró un compañero, alejado de Juan y sus amigos por una distancia de dos filas, porque había leído lo que la profesora había escrito. Juan escuchó este comentario.

—¡Bah! ¡La persona nueva no se lo merecería —apuntó su amigo.

—¡Además debe ser una friki —apoy

ó otra.

—¡Sí, una friki, y no lo podrá cambiar!

Bienvenida, Sha

—Hay que recibir bien a nuestro anfitrión —comentó Juan, por su parte, porque jugaba a Charly-Charly. Su pelo negro con algunas puntas azules brillaba por la luz y tenía puesto un abrigo negro y unos jeans oscuros.

—Ajá. Que se sienta cómodo —acotó Miguel, que era el más tranquilo, aunque divertido y sincero, además que su especialidad era resolver problemas.

—¿Pero Charly puede…? —empezó Rocco una pregunta, atemorizado, él era el adorable, considerado y cariñoso del grupo.

—No. No e-xis-te —señaló Néstor, el analista y calculador del grupo. Usualmente se mostraba arrogante y frío.

—¡Sí que existe! —defendió Luis (atrevido, muy chistoso, a veces no se tomaba las cosas en serio como Juan, y un bromista molesto en ocasiones).

—¿Cómo podrías convencerme?

—¡Eres un tonto, siempre quieres tener la razón! ¡¿No me puedes ceder el puesto por una vez?! ¡No sé por qué siempre quieres y eres el centro de atención, a quien todos recurren, cuando debería ser a mí!

Claro, Luis también era egoísta. Aun así, esto no le había impedido formar parte del grupo de Juan.

—Que optes por la agresividad quiere decir que —Néstor hizo una pausa. Se miraba las uñas, pero fijó su vista en Luis—mientes.

—Qué coincidencia, es como la canción—apuntó tocó con un toque de cortesía.

—Sí. Mientes. Me haces daño y luego te arrepientes. Ya no tiene caso que lo intentes. No me quedan ganas de sentir. Llegas. Cuando estoy a punto de olvidarte. Busca tu camino en otra parte. Mientras busco el tiempo que perdí. Que hoy estoy mejor sin ti… —tarareaba Néstor con los ojos cerrados y moviendo el dedo índice.

Rocco estaba feliz. Le parecía que Néstor podía tener talento en el mundo de la música.

Luis, dominado por la vergüenza. Néstor no podía ser tan astuto como para callarle la boca con cortesía.

—¡Yo lo vi ayer! —ladró.

—Y —Néstor revoleó los ojos—tú eres mejor alumno que Juan… sí, te creo… —sonaba suspicaz.

"No sé por qué", pensaba Juan y apoyó su cabeza en sus brazos cruzados en la mesa, "pero hay veces en que sí, Néstor se cree que se sabe todo. Es un cabeza hueca".

—Dejen de gritar —intervino, cómo la mayoría de las veces, Rocco—. No es sano pelear entre nosotros. En cuanto a la raíz de la discusión, yo —empezó con temor—creo que no deberíamos molestarlo… quizá se eno...

Todos lo fulminaron con la mirada, cada quien a su modo. Rocco se puso nervioso.

En cambio, Juan seguía pensando en el nombre que la maestra había escrito en la pizarra. "Shane. Suena bien. No, me retracto, suena fenomenal. Es seguro que sea un chico lindo y genial, hasta no querría juntarse con nosotros..."

—¿A quién? —preguntaron al unísono Luis, Néstor y Miguel. Juan seguía distraído.

—Hablo de Charly. Miles de niños —se inquietó—deben querer comunicarse con él diariamente. Y un billón en este mismo momento. Debe estar haciéndolo.

Mientras tanto, el chico de pelo con puntas rojas estaba planeando formas de acabar con la jerarquía de Shane, que era muy amable y lindo que todos lo amaban. Quizá no pasara en la vida real, pero Juan tenía que estar un paso adelante sí era así.

Ahogó su frustración en su botella con agua a que cayera sobre la tapa. Tras varios intentos se fastidió aún más y lo hizo con tanta fuerza que revotó hasta llegar a la mesa de Artemisa y María y las mojó el agua que se derramó.

La profesora Bethsabé le retó y él se disculpó. Después arrojó su lápiz sobre un panel de luz y se subió a su mesa para alcanzarlo.

—¡Juan! —aulló la maestra con las manos en las caderas y enojada. El llamado asustó a Juan—¡¿Qué haces ahí?! Bájate ahora.

—Sí, lo siento, profesora —Juan hizo una reverencia y bajó una pierna.

—Ja —rio Artemisa, la mejor alumna—, es un pelotudo.

—¡Más respeto —se sentó—contra mi persona!

Como agua había salpicado su mesa, Juan casi se resbala. Todos lo alumno se reieron, inclusive sus amigos. Eso no le gustaba, que vieran que a él no le causaba gracia y siguieran riéndose como si nada.



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En el texto hay: aventuras y amistad

Editado: 07.09.2024

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