¿Has probado el sabor de la libertad?
¿El sabor de lo prohibido?
Sabe a ti, amor, porque tu eras todo aquello que nunca pude tener,
eras aquello por lo que moría y volvía de entre los muertos,
solo por ti y tu sonrisa de infierno.
Tus labios eran el paraíso que siempre desee conocer.
Vivíamos como si fuera el último día de nuestras vidas,
nos divertíamos como si mañana no fuéramos a despertar.
El corazón quiere lo que quiere, amenazaba con tenerlo.
Amenazaba con tenerte.
Eran tiempos de guerra, y yo había muerto esperándote.
Porque "mañana" solo era una nueva promesa,
mi promesa del día, aquella para tenerte por siempre.
Pero el ancla que me sostenía en el mar de tu corazón,
esa ancla se soltó de la cuerda.
Y el barco me llevó a tierra firme.