Entonces cuando me desperté, estaba siendo movido por Felix, su voz bastante masculina y un "Chan, ya llegamos" acompañado de una gran sonrisa. Cuando bajamos del avión un fuerte frío me abatió rápidamente, solté un suspiro y se reflejo en el aire como una nube que luego se esfumo, Lix observaba aquello tontamente, mientras también corría por el aereopuerto.
Oh no, ¿se supone que debo tomarle de la mano para que no se pierda?
No podíamos perdernos de nuestro grupo, y me tocó cargarlo en mi espalda, caminamos junto al maestro y nos montamos en la ruta que nos llevaría al lugar donde nos íbamos a alojar, y bueno, todos los estudiantes se alojaban. Era gracioso porque muchos habían dicho que harían intercambio, y solo fuimos alrededor de diez personas.
Mi mejor amigo se lanzó hasta la cama compartida y dijo;— ¡Llegamos a Corea!
— Estamos cumpliendo nuestros sueños, Lix.— Comenté mientras me acercaba a la ventana, era de noche ya con un cielo sin nubes, dejándome apreciar la belleza y luz de las estrellas a su máximo esplendor.
— Hey, ven.— Él abrió la ventana, dejándonos ver un balcón con sillas a su lado, lo seguí y nos sentamos mirando el "paisaje" de seúl.— Podemos contar esta como una de nuestras aventuras, imagínate, tener hijos y decirles re "Entonces lo logramos, fuimos a Corea, ahí conocimos el amor".
— Yo lo conocí en Australia, ya lo sabes.
— Hm, ¿Sana?— Me observó curioso y yo solo asentí.— Se me olvidó decirte, Bambie también me contó que, tiene novio.
— ¿Ah sí? ¿Como se llama?— Me hice el desentendido, pero, me dolía.—
— Lee Minho, le dicen Lino, un apodo que salió de la noche a la mañana, ah.
Y así empezó la noche en donde nos la pasamos hablando, nada de celulares, solo mi mejor amigo y yo, prometiéndonos amistad para toda la vida, y las constelaciones fueron testigo de ello.
Cuando despertamos, el sol nos pegó duramente en los rostros, Felix todo somnoliento se levantó para bañarse, mientras lo esperaba para yo bañarme también empecé a buscar mi ropa, hasta que escuché toques en la puerta de la habitación, abrí esta lentamente sin percatarme que estaba en una musculosa y una pantaloneta, nada presentable.
Frente a mi apareció un chico pelinegro, era realmente guapo; su piel pálida y hermosa, una obra de arte con su lienzo perfecto sin imperfecciones, su sonrisa opacada por sus cachetes y su pequeña nariz mientras daba el llamado de donde se encontraba con un movimiento en sus manos, su cabellera azabache que caía por su frente con delicadeza y sus mejillas teñidas de un color carmesí avergonzadas, parecía un niño pequeño, un hermoso niño pequeño.
— ¡Hola! ¿Usted es del intercambio?— noté que se le dificultó un poco mantenerme la mirada y no observar abajo, ja.
— Sí, Felix y yo.— respondí con desinterés.
— ¿Su novio?
Y entonces cuando él dijo eso, mágicamente Felix salió en toalla mientras se secaba el cabello;— No, su mejor amigo.
El chico cerró sus ojos, supongo que avergonzado nuevamente, ya que sus mejillas no daban más para rojas, nos entregó un papel, se alejó luego de inclinarse ante mi y se perdió en el pasillo.
— Ese chico era bonito.
— Tal vez, toma.— le entregué el papel y fui a bañarme sin más parloteo.