The Furies

Capítulo 2

Buscaba a tientas su teléfono vibrante entre las sabanas y almohadas revueltas en su cama, era la tercera vez que este sonaba acabando con su pacifico descanso, esta vez para siempre.

Apartó las sabanas que cubrían su rostro, cerrando los ojos de golpe cuando la luz del día la golpeó de lleno a través de la ventana. Masculló un improperio y reanudó su búsqueda entre el revoltijo que ahora era su cama.

El teléfono dejó de timbrar justo cuando al fin lo tuvo en su poder provocando aún más molestia en ella. No dudó en desbloquearlo para averiguar quién había sido la persona que perturbó su sueño.

Leyó en la pantalla el nombre de ese abominable ser: Stormfly.

Tres llamadas perdidas, quince mensajes de texto y un par de notificaciones en redes sociales que, estaba segura, también eran suyas. Todo eso en cuestión de minutos ¡y apenas eran las ocho de la mañana! ¿A caso esa chica no dormía?

Gruñó por lo bajo debatiéndose entre responderle o ignorarla y seguir durmiendo. Después de la terrible noche que pasó y de las escasas cuatro horas de descanso que tuvo, lo que más ansiaba era volver a dormir; pero por otro lado Stormfly parecía tener algo realmente importante que contarle, no era usual que le enviara tantos mensajes juntos y la llamara con tanta insistencia, mucho menos siendo un sábado a las ocho de la mañana.

Entre tanta meditación, el teléfono volvió a timbrar en sus manos sacándola de sus pensamientos. Suspiró rendida dispuesta a responder su llamada, ¿qué podría salir mal? Era Stormfly después de todo.

—¡Al fin respondes!—escuchó la urgente voz de su amiga aturdiéndola por un momento, ni siquiera le había dado tiempo de saludar.

—Buenos días, Storm—habló entonces ella con la voz más exagerada que pudo sacar, mandando lejos el cansancio que amenazaba con dejarla dormida—. ¿Dormiste bien? Yo no tanto, una chica loca no ha parado de hacer vibrar mi teléfono mientras duermo.

—¡Lo siento!—la escuchó pronunciar tan rápidamente que apenas le entendió—, pero realmente tengo que contarte esto, ¡si no lo hago explotaré!—dramatizó provocando en ella una mueca de diversión y fastidio en partes iguales.

—Espero que valga la pena—suspiró ella sentándose en el borde de la cama, estirando su cuerpo que crujió agotado cambiando su mueca por una de dolor.

—Oh realmente lo vale—aseguró su amiga desde el otro lado de la línea—. ¿Recuerdas lo que hablamos ayer en la escuela?—inició dejando un lapso de tiempo para permitirle hacer memoria.

Habían hablado de tantas cosas, pero sólo una llegó a su mente en ese momento y realmente no era algo que le agradara pues ahora sabía perfectamente a donde iba dirigida la conversación.

—Sí, ¿qué con eso?—contestó dudosa, preparándose mentalmente para lo que seguiría.

De todas las personas en su vida, Storm era con la que menos deseaba hablar sobre eso.

—¡Pues sí ocurrió!—la escuchó gritar obligándola a alejar el teléfono para no ser aturdida de nuevo—. ¡Night Fury volvió! Realmente volvió, no sé por qué, pero lo hizo—comenzó a relatar, se le escuchaba tan ansiosa y emocionada que se sentía pésima por no apoyarla con ese sentimiento—. Apareció anoche y salvó a un hombre de una explosión en una estación de combustible. Light Fury también estaba ahí y…

No necesitaba escuchar más, sabía que tarde o temprano toda la ciudad se enteraría, pero realmente no estaba lista para hacerles frente.

Mientras para Berk tener a Night Fury de vuelta era una alegre noticia, para ella era lo peor. Lo poco que había logrado el último año se vino abajo en cuanto él apareció.

¿Por qué había vuelto? ¿Por qué ahora? Berk no podía recibirlo con los brazos abiertos, ¿o sí? El héroe los abandonó por tres años y ahora volvía así sin más. Deberían odiarlo como ella lo hacía, era lo justo.

—¿Leily, me estás escuchando?—la voz de su amiga, ahora preocupada e irritada, la sacó de sus pensamientos.

—Lo siento, Storm—se apresuró a decir con toda la sinceridad que pudo—. Perdón por no compartir tu emoción.

—Oh, no, lo entiendo—dijo la rubia, en el fondo Leily podía percibir su desánimo y se regañaba por ser la causa de ello—. Sé que no te agrada mucho Night Fury, a mí también me molestó que se fuera sin decir nada pero supongo que antes de ser héroe tanto él como Light son personas como cualquier otro y sus razones debió tener para marcharse, así como debió tenerlas ahora para regresar.

Suspiró, debía admitir que tenía razón. Adoraba la forma de pensar y ver la vida de Storm, era de las pocas personas con las cuales podía tener una conversación profunda y sincera. La única en la cual podía confiar para cualquier cosa. Y justo ahora le estaba dando un sermón indirecto que la golpeó tan fuerte como lo haría ella misma con su súper fuerza.

Es verdad que odiaba a Night por desaparecer, pero ese sentimiento no se basaba en nada más que en eso y sólo había logrado que todas las buenas acciones y la admiración que sentía por él se extinguieran.

—¿Sabes?—la escuchó hablar nuevamente, podría jurar que en ese momento se encontraba acostada en su cama con la mirada fija en el techo y las piernas cruzadas—. En realidad me alegra que regresara—su voz sonó tan tranquila, casi un susurro, pero en el fondo estaba llena de esperanza—. Siempre desee que ocurriera y ahora que volvió… realmente no sé cómo sentirme al respecto.



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En el texto hay: superheroes, dragones, romancejuvenil drama

Editado: 30.12.2023

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