El entrenador nos avisó que estuviéramos en la universidad para darnos la lista de quién jugaba el siguiente partido.
- Quiero decir en la lista están los que mejor lo han hecho, quien no esté trabaje más duro y seguro estará en la próxima lista.
Pensé que iba a estar en la lista, pero no me nombró.
La verdad me sorprendí demasiado.
Sentí que lo había hecho bien pero no fue suficiente.
- Pensabas que iba a ser así de fácil - dijo Max burlándose-
- Tu preocúpate por jugar bien, porque si no lo haces, te dejaré en el banquillo toda la temporada.
Max solo se quedó callado.
En casa estuve chateando con Ximena.
CHAT:
- Y como lo llevas?
- Bien, ya estoy más tranquilo, pero la preocupación no me deja.
- Es normal, es tu madre.
- Sip, he estado esperando noticias sobre mamá, pero no he recibido ni una llamada de la policía.
- Bueno, ya llegará esa llamada.
- Y tú, que haces ahora?
- Nada, estoy aburrida acá.
- Yyy por qué no salimos.
- Salir? dónde?
- Si bueno, ya sabes, a tomar un café o algo así.
- Bueno, de cualquier forma no tengo nada que hacer.
- Que te parece en el café a las 9?
- Perfecto.
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Había dado un paso más. La verdad, al mandar el mensaje me puse muy nervioso, pero al final no fue tan difícil.
Me bañé, y me puse lo mejor que encontré en mi armario.
Al llegar, casi quise retractarme e inventarle una excusa, pero no pude porque me vió justo cuando iba a dar la vuelta.
- Pensé que ya no venías.
- Nop, solo me retrasé, el tráfico está a punta.
- Desean ordenar ya? -preguntó el mesero-
- Solo un café -contestó Ximena-
- Que sean dos por favor -dije-
- No sabía que fueras fan del café -dijo Ximena entre risas-
- Pues ya me vas conociendo -contesté, con más confianza-
- Y como estás?
- Bien, espero una llamada, pero nada.
- Sé lo que estás sintiendo, créeme.
- Qué? Y porqué lo dices así?
- Nunca había contado esto a nadie, solo lo sabe parte de mi familia... cuando era pequeña yo vivía con mis padres. Un día, lo recuerdo poco, íbamos en el coche de mi papá, en la carretera. Hubo un momento en que mi padre perdió el control del volante y nos estrellamos contra un árbol.
Recuerdo que salí del coche, pero mis padres ya no lo hicieron.
- Lo siento.
- Cuando llegó una ambulancia para rescatar a mis padres ya era muy tarde. Solo recuerdo que unos hombres trataban de calmarme, pero yo era tan pequeña que no sabía que pasaba.
Me enviaron a una institución con chicos que vivían la misma situación, que no tenían a sus padres.
Después, la mamá de mi padre logró que le dieran mi custodia. Viví con mi abuela paterna por años en un pueblo cerca de Nueva York.
Después me vine acá a Chicago, para terminar la universidad.
Ximena comenzó a llorar.
Al verla así, me dieron ganas de abrazarle y no soltarla. Pero no lo hice, y si, sé que muchos me llamarán cobarde por eso, pero es que la pena y el miedo porque ella no sintiera lo mismo era muy grande para mí.
Era un miedo que debía superar.
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- Nos vamos?
- Vale, solo pido la cuenta.
Pedimos un taxi.
- Espero que no tarde porque parece que lloverá pronto.
- No te preocupes, te daré mi abrigo para que te cubras.
Me miró sonriendo.
Cuando la ví sonreír, recordé porqué estaba enamorado de ella.
Subimos al taxi, directo a casa de Ximena. Al llegar:
- Bueno, bye, espero verte pronto.
- Igual, cuídate -le contesté-
Se despidió de mi con un beso en la mejilla.
Lo juro, algún día se lo diría, pero no aún.
Y entonces me puse a ello, lo de la cocina. Me ví unos tutoriales, traté de copiar lo que hacían los chefs de internet, pero parecía imposible. Iba a tener que comer comida rápida por un tiempo... al menos hasta que aprendiera algo.
Mi celular vibró:
Parker:
-Que tal te ha ido?... Ya tienes noticias?
- No, aún no sé nada.
- Perdón, seguro no quieres hablar del tema.
- No te preocupes... bueno, estaba tratando de cocinar, pero al parecer jamás había tenido una sartén en la mano 😂😂.
- Jajajaja, no me odies por esto, pero soy un chef increíble.
- Qué? Pues ven a que me cocines algo. -le contesté con ironía-
- Vale, cuando vaya prometo que te enseño.
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Quería dormir de nuevo en la recámara de mamá, pero ir ahí era como deprimirme aún más.
Siquiera quería subí a la segunda planta.
Quise dormir en el sofá de nuevo.
A la mañana siguiente:
Desperté, era sábado.
Esperaba una llamada... nada.
Estuve así toda la mañana.
No quería dejarlo así, todo en manos de la policía, pero ya no tenía nada más por hacer.
Espere, y espere, y espere.
Me quedé dormido de nuevo.
Tuve un sueño horrible, extraño.
En él, quería hablarle a mamá, pero no podía. Había algo que me lo impedía, era una barrera, mamá estaba ahí, tranquila, del otro lado de la barrera.
Comencé a tirar la barrera con un martillo que estaba en el suelo.
Estaba gritando cuando golpeaba la barrera, no recuerdo bien que era lo que decía.
Cuando terminé de tirar la barrera, el sol se había escondido, pero no había luna. Solo estrellas.
Corrí hasta el otro lado, pero mamá ya no estaba ahí, había tardado demasiado...
Desperté con un sonido.
Golpeé el celular imaginando que era una alarma.
Despegé las pestañas, me talle los ojos hasta despertar del todo.
El sonido se detuvo. Extrañado, miré el celular, me habían llamado de la comisaría.
Regrese la llamada:
- Hola?
- Si... soy Alex Ruiz, tienen noticias sobre mi madre?
- Escuche joven, necesitamos que venga a la comisaría...
Fui lo más rápido que pude. Pedí un taxi y fui directo allá.