The Greatest Dream

Capitulo 10

Bajé para felicitar al equipo, estaban eufóricos por la victoria.

Max estaba por las nubes, estaba feliz por él, pero a la vez me preocupaba porque iba a ser difícil que yo jugara si el seguía haciendo goles.

Lo sé, es una manera egoísta de ver el fútbol. Siempre escuchaba que era un juego de equipo. 
Siempre que entrevistaban a un jugador, decía que todo su éxito personal era por el equipo y compañeros.

Pero era difícil verlo de esa manera, porque de verdad quería jugar o por lo menos tener minutos en la cancha.

Escuché al entrenador felicitando a Max. La verdad, sentí un poco de envidia. Sería duro estar así, pero si ya había entrado al equipo, nada podría detenerme ahora.

Al llegar a casa, estuve mirando mi celular todo el tiempo, pero no llegó nada.

Ximena envió un mensaje:

– Cómo estás? Aún no tienen noticias?

– Bien, y no, todavía no me dicen nada.

– Sé que estás deprimido, pero... que te parece acompañarme a una fiesta mañana.

– La verdad... no tengo ganas de nada. Perdón, pero ahora no quiero salir.

– Si, tienes razón, perdón por el atrevimiento.

– No te preocupes por eso. Sabes que no me haría mal ahora?

– Qué?

– Compañía -le dije con un nivel de confianza alto-

– O sea que quieres que vaya?

– Eeee, puedo ir por ti, si quieres. Solo dame tu dirección.

——————————————

Fui caminando, estaba cerca.

Toqué el timbre:

– Hola.

– Pensé  que tardarías más -dijo Ximena-

– Soy puntual - dije riendo un poco-

Llegamos a casa.

– Está linda.

– Qué?

– Tu casa.

– Aaa, si. Mamá decoró todo. Es buena haciendo esas cosas.

Platicamos hasta que la luna se asomó.

– Y, sobre tus padres... tu ya no piensas en ellos?

– Si, pero era muy pequeña. La verdad, cuando intento recordar algo, solo me vienen imágenes del accidente que tuvimos, y, tambien me viene una imagen de mi padre. Pero son muy escasos los recuerdos que tengo de ellos.

– Bueno, lo entiendo, la verdad es que yo tampoco recuerdo mucho a mi padre. Él nos dejó cuando yo era muy pequeño. Quería verlo algún día, pero después de lo que dijo mi madre...

– Qué? Que te dijo sobre él?

– Que él era el que había contratado a ese hombre que tiene a mamá.

– Di es por eso, tienes razón de estar enojado con él.

– No, no estoy enojado con él, estoy furioso. Te juro que si algún día lo veo lo mato.

– Tienes que dejar de pensar así, sobre todo cuando estás enojado. No te servirá de nada si le haces algo, solo te traerá problemas.

– Lo sé, pero no puedo dejar de hacerlo, no sabes lo que sentí cuando mamá me confesó todo.

– Bueno, pero hay que dejar estos temas ya, porque me vuelvo loca con tantos problemas.

– Es verdad. Pero, a pesar de todo, gracias por estar acá, de verdad me ayuda mucho platicar con alguien.

– No me agradezcas, lo hago porque también quería hablar con alguien.

El momento comenzó a ser más lindo.

– Sabes... recuerdo la primera vez que te ví.

– Si, yo también la recuerdo, estaba en la ventana.

– Si - contestó burlándose-

– Pero agradezco que me hayas hablado primero, soy tan tímido que si no lo hacías, tal vez no estuviéramos acá ahora.

– Sip, lo noté. -contestó mirándome fijamente-

Cuando su mirada estaba puesta en mí, no pude evitar mirar sus labios.
Acercamos los rostros hasta que, sin nada que pudiera distraernos, nos besamos.
No sé decir quién comenzó el beso, pero estoy seguro que ambos contribuimos para que fuera largo.

Se hizo tarde y no parabamos de platicar.

– Ya debo irme.

– Pero, ya es muy noche. Es peligroso.
Puedes quedarte acá, en la recámara de mamá.

– No sé...

– Viniste por mí, no puedo dejar que te vayas así.

– Ok, pero estás seguro que puedo dormir en la recámara de tu madre?

– Si te sientes incómoda, puedo dormir en el sofá, y tú en mi recámara.

Aceptó sin decir nada más.

– Buenas noches Xime —le dije mientras trataba de esponjar las almohadas—

– Buenas noches, gracias por dejarme dormir acá —me miró con sus lindos ojos verdes—

– Estarás bien?

– Sip. —lo dijo mientras esperaba que le dejara sola—

Bajé para dormir en el sofá, obvio consideré dormir en la habitación de mamá, pero prefería dejarla así como estaba, además de que me pondría nostálgico si lo hacía.

—————————————————————————

Desperté muy temprano. Miré por la ventana, estaba nublado y el cielo se caía.

Quería salir para comprar algo de desayuno, pero no pude por el clima. Ximena bajó:

– Buenos días — dije mientras sonreía— quería comprar algo para comer, pero no puedo por este clima.

– No te preocupes, igual ya debo irme.

– A donde?

– Tengo que ir a trabajar.

– Aaah, es verdad, olvidé que hay personas que si trabajan —reí—

Llegó un taxi, y se despidió de mi con un beso.

Me quedé solo. Estaba aburrido y sin nada que hacer, escuchaba truenos y relámpagos a cada rato.

Sonó mi celular:

– Si, soy yo.

– Necesitamos que venga de inmediato, tenemos noticias sobre su madre.

Al llegar a la comisaría, había demasiada gente, parecía una feria.

Toqué a la oficina y entré.

– Necesito que sea fuerte Alex —dijo el detective que llevaba el caso de mamá—

– Por qué me dice eso? Donde está mi madre?—pregunté asustado y al borde de las lagrimas—

– No sabía como se lo diría, así que solo se lo diré... encontramos a su madre, enfrentamos a los hombres que la tenían encerrada, pero cuando entramos —dejó de hablar por un momento— ya era muy tarde.

En el momento que el detective lo dijo, quedé destrozado, llorando, no supe como reaccionar.

– Lo siento —dijo el detective mientras me tomaba de los hombros y me miraba a los ojos —

Me dejó solo en la oficina. Pensaba en todos los momentos que había vivido con ella, todo lo que planeaba tras su regreso a casa, pero ya no mas... ya no podría hacer nada, simplemente se había ido de mí.



#23065 en Otros
#1910 en No ficción
#8590 en Joven Adulto

En el texto hay: futbol, barca, gol

Editado: 02.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.