The Heirloom

Capítulo 7

Sospechas

 

Luego de ir a prepararnos para Salir al pueblo pasamos avisándole a papa que saldríamos, ya que literalmente quedaría solo en casa.

—Papa, saldremos al pueblo a dar una vuelta— le digo desde la puerta.

—Está bien—dijo fríamente, como sin sentimientos. Aun la muerte de mama le afecta a pesar de haber pasado mucho tiempo.

Cierro la puerta y luego escucho como es arrojado un vaso de vidrio, no me atrevo a volver a entrar porque sé que papa está destrozado.

Bajo las escaleras, paso por la sala y aviso a mi hermano y a Tabitha para partir a nuestro destino.

 

—por favor chicos, denle una oportunidad— Tabitha se dirige a nosotros.

—Lo intentaremos Tabitha, créenos— lo decimos, pero con un pensamiento negativo, las malas experiencias anteriormente no nos dejaron un buen gusto.

 

Realmente Leavenworth no es tan malo, por así decirlo, todos sus edificios poseen una cantidad exagerada de colores que me hacen pensar específicamente en las calles alemanas.

A pesar de que las visitamos estando mi hermano y yo muy pequeños, recuerdo esas calles alemanas llenas de luces y colores.

Tabitha nos ha contado también que los inviernos son helados y con muchas luces navideñas alumbrando todas las pequeñas partes de este pueblo.

Saliendo de mis pensamientos, Tabitha nos lleva entre los diferentes puestos de café existentes en este lugar, creo que todos aquí son amantes al Café recién preparado y acompañado con una deliciosa galleta de avena.

Tengo que probarlas.

—Bueno, llegamos—Dice Tabitha muy entusiasmada.

Frente a nosotros una pequeña cafetería llamada The Miller´s

—Donde he escuchado ese apellido— me quedo pensado detenidamente.

—Logan, Tabitha Miller— señala Lucas a Tabitha

—Tabitha Miller, mi hermano Logan Moore­—Lucas me señala.

—Logan se nota que eres muy atento— me decía Tabitha con una mirada asesina.

—Me declaro culpable, soy muy olvidadizo que puedes esperar de mi— le digo agachando mi cabeza haciendo referencia a ser culpable.

—entonces, ¿este establecimiento de café es de tu familia? — le dice Lucas a Tabitha señalando el lugar.

—Así es, y quiero que sean los primeros clientes— nos dice Tabitha con mucho entusiasmo.

 

Al ingresar, se pudo sentir ese olor majestuoso a café recién hecho, y además de eso galletas recién horneadas de avena, chispas de chocolates y ciruelas.

Pasamos un buen rato, hablando entre nosotros, sonriendo, entre bromas y bromas.

Se nos olvidó lo malo que pudo llegar a ser este lugar la primera vez que salimos, toda mala mirada, todos los malos comentarios se esfumaron gracias a que hemos podido pasar un buen rato juntos.

Pero todo esto tenía que cambiar cuando lo note.

La entrada a la cafetería era justo al centro, y a los lados de estas 2 majestuosas ventanas, que revelaban todo lo que por fuera sucedía.

Por esa razón lo note, una persona desde el otro lado de la esquina habla por teléfono, señalando justamente este lugar.

Señalándonos a nosotros 3, talvez solo es paranoia, talvez solo es cosa mía. Talvez solo no puedo confiar tanto en la alegría que este momento me dio.

Luego de unos minutos hablando, esa persona se marchó.

Creo que solamente fue mi desconfianza hablándome y diciendo "AUN ESTOY AQUI".

Unas horas después salimos del lugar, estábamos lo suficientemente largo de casa como para tardar media hora en llegar y lo peor de todo es que ya estaba oscuro.

Y la única forma de moverse es caminando.

Y por si fuera poco aquí todas las personas apenas anochece se encierran en sus casas a esperar el próximo día.

—Gracias Tabitha, por todo hoy—Le dice Lucas.

—No hay porque agradecer, solo quería que tuvieran una mejor opinión del pueblo—termina Tabitha.

—Créeme Tabitha, estuvo genial—le digo

Íbamos hablando amenamente cuando de pronto me estrello contra algo.

Frente mío se encontraba una persona toda vestida de negro, y con una máscara pasa montañas.

 

El ambiente al instante se empezó a poner tenso, dimos la vuelta y tratamos de caminar por donde veníamos, y de un callejón, sale otra persona vestida completamente de negro y con la misma mascara pasa montañas.

Mis nervios arden en mi estómago, no sé qué pasara.




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