Si alguien me hubiera dicho meses, incluso años atrás, que estaría frente al espejo arreglándome para salir a cenar con la ex esposa de mi difunto marido, me hubiera reído y no hubiera creído una sola palabra de ello.
Pero aquí estaba, mirando a través del espejo el vestido negro que se ajustaba a mi silueta, llena de nervios y con mil interrogantes viajando por mi cabeza; ¿Qué era lo que ocurría con Addison? Y especialmente lo que había salido de la boca de Amelia esta mañana
"Me atrevería a decir que se están haciendo muy buenas amigas"
Durante toda la tarde estuve pensando en ello pero no encontraba la razón de porque había remarcado las últimas palabras ¿Algo pasaba y yo no me estaba dando cuenta?.
Coloque unos aretes en mis lóbulos y finalmente admiré mi reflejo en el espejo.
Mi cabello en ondas sueltas caía sobre mis hombros, unos pendientes dorados colgaban de cada lado de mi rostro, un de maquillaje sutil y finalizando; el vestido negro que dejaba mis hombros ligeramente descubiertos, además de unos tacones de aguja.
Di un último respiro y bajé a la sala para esperar la llamada de Addison.
Era raro estar ahí y no oír ruido de mis hijos jugando en la sala, era una sensación extraña. Pero Amelia y Link se habían ofrecido a cuidarlos ya que la niñera estaba enferma.
El ruido del timbre de mi teléfono me sacó de mis pensamientos y rápidamente contesté.
—Mer, ya estoy afuera.
—Bien, ahora salgo, espérame.
—No pienso ir a ningún lugar —escuché su risa antes de que finalizara la llamada.
Lo cierto es que estaba preocupada por lo que Addison tuviera que decirme, su ausencia de ayer y especialmente su desmayo.
Salí de la casa y cerré la puerta detrás de mi. Caminé hacia el carro que me esperaba, iba a tomar la manija pero antes de que pudiera tocarla, la puerta fue abierta desde dentro.
—Sube —dió media sonrisa desde dentro.
Obedecí e ingrese al carro, una vez dentro la observe bajo la ligera luz que se colaba adentro del carro, proveniente de la lámpara de la calle.
Llevaba una blusa semi transparente de encaje negro, falda de cuero del mismo color y tacones oscuros. Su cabello rojo caía debajo de sus hombros y un labial del mismo color.
Antes de que pudiera decir algo, ella habló.
—Wow, te ves...
—¿Es mucho?, es que no me dijiste a donde íbamos a ir y por-
Fui interrumpida por la voz de Addison —Iba a decir perfecta.
No entendía porque al oír eso, el calor en mis mejillas aumentó y comencé a ponerme nerviosa.
—Gracias... Iba a decir lo mismo de ti.
Addison sonrió y sin decir nada, encendió el carro y comenzó a manejar.
—¿A dónde vamos? —pregunté después de cinco minutos en carretera.
—Te va a gustar, es todo lo que voy a decir.
Addison se dedico a manejar mientras "the night we met" sonaba en el vehículo, nos mantuvimos en silencio escuchando, un silencio que estaba lejos de ser incómodo.
Finalmente después de 15 minutos llegamos. Bajamos del carro y nos dirigimos a la entrada del restaurante "Space Needle", aquella parte de Seattle que destacaba de entre todas las demás construcciones.
Me quedé parada admirando la enorme estructura frente a mi, era increíblemente alta desde esta perspectiva.
—Siempre había querido venir aquí y me pareció una buena idea que vinieras conmigo —la voz de Addison me hizo dejar de ver la torre y bajar mi cabeza hacia ella, quién aún estaba viendo hacia arriba, contemplando lo mismo que yo segundos atrás.
—Gracias
—¿Gracias? ¿Por qué? —bajó su vista hacia mí.
—Por compartir esto conmigo.
—Gracias a ti por preocuparte tanto —me dio una media sonrisa y bajó la vista hacia el suelo, aparentemente nerviosa— Necesito decirte...
Me mantuve en silencio y la abracé, ella apoyó su rostro en mi hombro mientras colocaba sus brazos al rededor de mí.
Después de unos segundos en silencio, aún sin separarnos me atreví a preguntar.
—Es la razón de los síntomas que has tenido últimamente ¿verdad?
—Sí... —pude sentir como su pecho se inflaba y seguido de ello suspiro aún abrazada a mi.