The Last

VI. Luz de luna

Estaba cenando con vista hermosa, la ciudad entera se veía desde aquí.
En el restaurant no había mucha gente ya que, según Addison, era una ocasión especial para el establecimiento, no estaba muy segura de que, pero habían reducido considerablemente el número de mesas, por lo que había que hacer reservación para cenar o bien, cómo en el caso de Addison, tener buenos contactos. También habían traído a un chef de comida italiana por la ocasión. 
Aún no habíamos hablado de lo que le estaba pasando a Addison, ya que nos desviamos del tema y terminamos platicando sobre la vida de Addie mientras estuvo en L.A.

—Entonces ¿ellos escaparon de su propia boda? –pregunté entre risas.

—Así fue –respondió mientras continuaba riéndose.

—Wow, que anécdota –respiré para recuperarme del aire gastado por reír.

—Lo sé –dió una última carcajada y respiró. 
—Tiene mucho tiempo que no me reía así.

—Lo mismo digo –hice una pausa. 
—Me la estoy pasando increíble.

—También yo. 
—Pero te debo una explicación –pude notar como se ponía nerviosa.

—No es necesario si no quieres Addison.

—No... La verdad es que quiero que seas la primera en saber.

Tenía una idea de lo que podrían ser sus síntomas: ¿mareos? ¿vómitos?, la idea comenzaba a ser más clara.

¿Es lo que estoy pensando?

No me atreví a preguntar en voz alta, pero la sola idea de que estuviera embarazada de Jake me provocaba dolor de cabeza. 
Solamente di un respiro y asentí, indicándole que podía seguir. 
Addison dio un respiro para calmar su evidente nerviosismo e iba a comenzar a hablar.

—¿Estas embarazada? –escupí la pregunta, fue cómo un vómito verbal. No tenía la menor intensión de preguntar, pero salió sin quererlo.

—¿Qué? –hizo una expresión de curiosidad.

—Addison... Lo siento pero la duda me estaba comiendo viva.

Ella me vio con el ceño fruncido durante unos segundos y comenzó a reírse.

—No Meredith, no estoy embarazada –dijo cómo si fuera lo más obvio del mundo.

—Pero... Tus mareos, las náuseas y el desmayo –comencé a recordar.

—Son producto del estrés Meredith –me sonrió mientras negaba con la cabeza.

Suspiré aliviada, un embarazo en este momento, con la situación actual de Jake y Addison... No sabía que podía causar.

—Precisamente de eso te quería hablar –dio una media sonrisa. 
—Estoy considerando pedirle el divorcio, sólo que... No lo sé, sería complicado–volteó hacia los cristales que daban al cielo de Seattle.

—Yo... No sé que decir –internamente estaba ¿Feliz?

—No hace falta, tal vez sea lo mejor.

—Entonces... Es por eso que te ausentaste ¿cierto?

—Hace una semana comencé a consultarlo con mi abogado de manera telefónica –recargó su codo en la mesa y apoyó su cabeza sobre su mano.— ahí comenzaron los mareos. 
—Ayer por la mañana me retiré por los fuertes mareos, así que aproveché y fui al despacho del abogado, pero me llamaron por una consulta de una de mis pacientes. El casó es que saliendo de la consulta, me desmayé cuando iba de camino por un café –explicó mientras me miraba.

Comencé a reír levemente
—No puedo creer que pensé que estabas embarazada –le explique al ver que me veía con curiosidad.

—¿Te hubiera molestado? Digo, parecías aliviada cuando te dije que no lo estaba –cuestionó mientras me miraba con una ceja levantada.

—No ¿por qué iba a estarlo? –mentí, ciertamente estaba aliviada, no sé porqué, solamente lo estaba.

—No lo sé –tomó un trago de vino.

La imite e incliné la copa hacia mí , permitiendo que el sabor inundara mi boca.

[...]

Después de 20 minutos, terminamos de comer y solamente estábamos tomando vino mientras platicábamos.

—¿Quieres salir a tomar aire? –pregunté.

—Vamos –se paró de la mesa y caminamos hacia fuera.

La vista era hermosa; la oscuridad de la noche cubría la ciudad, destacando las luces de los edificios que se veían como pequeños puntos y a su vez, 
la tenue luz emitida por la Luna se reflejaba en el agua, dándole un brillo especial.

Addison estaba a mi lado atenta a cada detalle de la noche, al igual que yo segundos atrás. No sé cuando dejé se observar la ciudad y comencé verla a ella, el ligero viento movía delicadamente su melena roja haciendo que se pegara a su rostro, de fondo a ella se veían puntos de colores, eran luces. Sus ojos azules emitían un brillo especial y sus labios estaban ligeramente abiertos.

—¿Te gusta lo que ves? –preguntó sin voltear hacia mi.

—La vista desde aquí es preciosa.
 



#2985 en Fanfic

En el texto hay: doctores, drama, romance lgbt

Editado: 13.12.2021

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