Drake:
Han pasado 3 meses enteros desde que el ministerio tomó el poder de la escuela. Estamos en la segunda semana de mayo, y este tiempo ha sido fastidioso. Prometheus ha bajado al cargo de subdirector, y lo ha suplantado una mujer llamada Ameba; miembro del Ministerio de Defensa. A partir de ese momento, las reglas de la escuela han sido muy rígidas y estrictas, siempre buscando protegernos.
No podemos salir a los alrededores de Bextruz en ningún momento. Eso hace que las competencias externas con otras escuelas, viajes en el bosque, excursiones y demás se cancelen hasta nuevo aviso. Zefirth ha mandado muchas cartas como quejas y pidiendo que reanuden estas actividades. El ministerio no piensa abrirlas, así que parece que eso queda en vano.
Jozu se encarga de la guardia de Bextruz. En el día, se asegura que todo esté estable. Ahora mismo es el jefe de la guardia, es muy exigente con los soldados. Además, él ha prohibido a los estudiantes salir de sus habitaciones antes de las 7:00 am y después de las 9:00 pm. Así que ya no puedo darme mis sabrosas duchas en la madrugada.
Loken, otro miembro del ministerio que se encuentra aquí, crea un campo de fuerza que cubre y rodea toda la escuela por las noches. Lo hace para evitar las infiltraciones, del cual son más fáciles de realizar a oscuras. Él tiene el don paramesia "Barrera" que le permite crear campos de fuerza y barreras con extrema resistencia.
Durante esos tres meses Leo, Boonie y yo nos volvimos más cercanos. Ahora nos la pasamos juntos comúnmente. Estamos en este momento en el comedor desayunando. Del cual, un ángel se acerca, manteniéndose a flote unos centímetros del suelo. Me saluda amablemente, y me entrega una carta. Los Ángeles son una raza obediente que se emplean en distintas áreas. No tienen un don específico, su poder mágico se adhiere a las habilidades de luz y magia blanca.
—Aww, ¡tiene una mariposa! —Exclama Boonie encantada al ver que la carta tiene una mariposa dibujada en la parte de atrás.
—Después del primer mes, mis familiares comenzaban a enviarme cartas semanalmente. —Cuenta Leo, y toma algo de leche tibia.
—Es mi madre. Al parecer todo anda bien en casa. Mis primas han ido a quedarse allá, y le están haciendo compañía. —Digo con satisfacción y alegría.
—Eso debe ser una muy buena noticia. —Supone Leo, y prueba un bocado de su emparedado.
—Que linda tu madre, espero algún día conocerla. —Comenta Boonie sonriendo dulcemente.
—En diciembre volveré a verla, así aprovechando el verano. —Les informo. Luego pruebo mi cereal.
—Por cierto, ¿qué es lo que desean hacer cuando se gradúen? —Pregunta Leo curiosamente.
—Yo pienso limpiar el legado que me ha dejado mi padre. Luego convertirme en un gran mago que sea capaz de cuidar este mundo. —Le respondo con determinación mientras continúo comiendo mi cereal.
—Yo quiero ser líder de los Magos Santos. —Responde Boonie mirando su cereal. Ambos la vemos impactados, sobretodo Leo.
—Espera, espera, ¿quieres ser quien dirija la Organización de Magos Santos? —Pregunta Leo dejando de comer por su impresión.
—Si, sé que es de los retos más grandes que podría pasar un mago, pero eso es lo que aspiro ser. —Responde con firmeza, sin titubear.
—Eso implica ser como mínimo de la fuerza y poder de Prometheus. —Le informo imaginándome la gravedad de exigencia que tiene eso.
—Cierto, son de los magos más fuertes del mundo. Grandes expertos con sus dones y en combates. —Dice, y luego sigue comiendo de su cereal.
—Y ¿qué piensas hacer tú, Leo? —Le pregunto con curiosidad.
—Yo quiero acabar con el racismo. Tomar un gran territorio, y crear una nación entera donde esto y la discriminación sean nulas. —Responde imaginándose a si mismo lográndolo.
—Vaya, mi querido amigo Leo. Ese es un gran sueño. Espero que no se quede allí y puedas lograrlo. —Comenta Boonie mientras frota su cabeza suavemente.
—Oigan, ya hemos estado pasando por un tiempo con clases monótonas. —Opina Leo mostrando emoción. Capaz venga con una locura. —He pensado que podemos visitar un sitio de la escuela que lo han recuperado.
—Hmm, y ¿qué haremos allá? —Le pregunta Boonie.
—Pues, antes era un lugar abandonado, no había nada especial. Ahora los estudiantes de la escuela lo usan para montar diversiones y juegos. —Nos explica mostrando cada vez más emoción. —Digo que podríamos echar un vistazo.
—Es cierto que con los del Ministerio de Defensa a escuela se ha vuelto muy monótona. —Digo pensante. —Ya que lo dices y lo planteas así. Yo me apunto.
—Okey, no tengo quejas al respecto. Así que me uno a ustedes. —Acepta Boonie.
Después de ver nuestras clases hasta las 5:00 pm, nos dirigimos a ese lugar. Tuvimos que bajar a los pisos subterráneos, ya que se encuentra en uno de esos. Al llegar, vemos que hay unos cuantos estudiantes tanto en el pasillo que conecta con la del lugar como adentro. Parece que varios vienen para acá cuando terminan clase, y antes de las 9:00 pm cierran.
Al entrar, Boonie ve una minitienda donde venden peluches. Una de las cosas que a ella tanto le encantan. Así que va corriendo hacia allá, intentando no tropezarse con nadie. Leo me ofrece tomar cervezas, pero yo me niego. Él va de todas maneras a pedir una para tomársela solo. Yo veo todo el lugar analizando el ambiente que tiene, del cual hay varias máquinas de juegos que funcionan con magia; también han puesto música y luces tipo discoteca. Hay estudiantes tomando, conversando, jugando con las máquinas y otros bailando. Esto no se ve nada mal para pasársela en las noches cada día después de clases.