Drake:
Me duelen los músculos de mis brazos y piernas, del cual tiemblan. Siento que mi abdomen está muy lastimado como mi cabeza que está sangrando. Ya no puedo usar casi mi don, no logro encender bien mis llamas. Además, tampoco puedo contar con Saray, ya que está abatida en el suelo sin poder levantarse. Ancalagon aún tiene fuerzas como para seguir peleando un buen rato contra mí. Estoy solo en esto, sin contar con nadie, ni siquiera con alguna habilidad. Lo único que me queda es mi coraje que es impulsado por las ganas que tengo de proteger a mis amigos de esta monstruosidad. Yo he sido quien los metió aquí, y debo ser quien los saque.
—De acuerdo, me asombra tu valentía, pero me molesta lo insistente que eres al levantarte. —confiesa mientras se acerca lentamente.
Siento que caeré al suelo de nuevo, ya que no resisto mi propio peso. Los ojos se me adormecen. De repente, alguien abre la puerta que dirige hacia la salida, donde está el estacionamiento desolado. Al ver bien quién es, noto que son mis amigos entrando por ahí. Lucy está siendo cargada de hombros por Leo y Kevin, del cual ambos se encuentran muy golpeados; pero ella está bastante mal con sus heridas. Al lado de ellos, pasa Boonie. Ella se ve bien en comparación a los demás.
—¡Hey! ¿Aún nos has derrotado al monstruo feo? —pregunta Boonie al conseguirme con la mirada. Ancalagon voltea, y la ve fastidiado.
—¡Boonie! —la llamo, y sale sangre por mi boca sin poder evitarlo, del cual la tapo con mi mano. Ella me mira con preocupación.
—Mierda, para que Drake y Saray no hayan podido vencerlo juntos, significa que este tipo es más fuerte que el resto. —comenta Leo más preocupado que impresionado, cargando aún a Lucy por sus hombros con ayuda de Kevin.
—Chicos, si confían en ella, denme toda la energía que les queda. —dice Boonie mirándolos y realizando gestos con sus manos.
Eso fue lo que intenté decirle, pero debido al hecho de seguir botando sangre, se me ha impedido hacerlo. Aún así, Boonie ha entendido la situación al igual que Leo, y sabe qué movimiento realizar para apoyarme.
—No puedo darte mi energía. —confiesa Lucy en voz baja, muy agotada—. Si la tomas, no podré resistir mis heridas, y moriré aquí. El don que tengo me da resistencia y regeneración, sin estas no aguantaré.
—De acuerdo. Chicos, una vez que haga esto, quiero que salgan de aquí con ella. —les dice Boonie con determinación, tomando iniciativa.
Después, ella cierra sus ojos conecntrándose. Abre sus manos, y ambas sueltan cierta cantidad de brillo. Cada vez comienzo a sentirme más fortalecido. Me levanto recto y firme, recibiendo energía de varios magos que están acá. Aprieto mis puños, y los enciendo en mis llamas azules. Ancalagon nos observa detenidamente, intentando comprender lo que está sucediendo. Después de unos segundos pensante, se impresiona al saberlo.
—Si están aquí, significa que pudieron lidiar con el resto. —asume, mirándola—. Lo más asombroso es que estoy frente a dos grandes dones.
—¡Drake! —Saray me llama mientras está levantando su torso. Yo volteo a verla—. Las máquinas que se piensan crear también tienen como fin poder usar más de un don. No dejes que tome esos dos ¡La chica tiene un poder extraordinario!
Volteo para ver al monstruo, y se encuentra dirigiéndose hacia ella, impulsándose con sus pies. Yo uso los míos como propulsores, usando mi don. Al estar cerca, paso por encima de Ancalagon, extiendo mi mano; y libero cierta cantidad considerable de fuego en su rostro, consiguiendo que retroceda. Luego, caigo de pie al lado de Boonie, del cual está muy cansada, sostenida del barandal de la entrada. Los demás se van por la salida en que pasaron para alejar a Lucy del peligro.
—Hey, hey, ¿estás bien? —le pregunto preocupado. Ancalagon se toca el rostro por el dolor que tiene de la quemadura que le he causado.
—Si, solo estoy algo cansada. —responde con voz soñolienta—. Te he dado la energía de todos los que estuvimos presentes aquí excepto la de Lucy. Tienes dejada toda la que tenía yo, ha sido mucho esfuerzo.
—Mejor sal de aquí, y regresa con los demás. —sugiero, tomándola por su hombro y espalda. Luego, miro con determinación a mi enemigo—. Le pondré fin a este tipo.
Ella se retira del lugar abandonando el edificio, y esperándome junto al resto afuera. Ancalagon me ve con molestia, y opta una pose de boxeador. Yo lo observo con atención, mostrando una expresión muy seria mientras analizo la situación.
He recuperado mucho poder mágico, pero no tanto como para tener la misma cantidad de magia cuando llegué. Además, aún tengo las heridas que me ha hecho él, del cual son muy molestas, porque dificultan mi movilidad y fuerza. Según lo que dijo Boonie, me ha pasado cantidad de magia de todos los que nos encontramos aquí excepto la de Lucy. Eso significa que ha tomado la poca energía mágica que Ancalagon tiene, logrando que se debilite un poco, ya que su fuerza es natural. Lo que debo hacer es impactar un solo ataque que sea tan potente como la primera vez que luché contra Saray.
Ancalagon viene hacia mí rápido, yo espero tranquilamente intentando preveer sus golpes; del cual lanza varios, y logro esquivarlos con un solo salto, pasando por encima de su cabeza. Él se voltea hacia el otro lado, y lanza otro puñetazo que evito, impulsándome con mis pies. Al estar frente a su rostro, lo golpeo fuertemente, y sale disparado hasta impactar contra la pared que está en la entrada.